El Ministerio de Salud de Santa Fe confirmó un caso fatal de enfermedad meningocócica en la ciudad de San Justo, en la provincia de Santa Fe.
La víctima es una niña de 9 años que ingresó a un sanatorio privado en la ciudad de Santa Fe con síntomas compatibles con una infección generalizada.
Los resultados de las muestras de laboratorio revelaron que el agente causante de esta tragedia es la bacteria meningococo, causada por la bacteria Neisseria meningitidis, conocida por su capacidad para desencadenar cuadros graves, como la meningococemia y la meningitis.
Según las autoridades sanitarias provinciales, la niña experimentó un inicio brusco de la enfermedad, con fiebre, escalofríos, malestar general y lesiones en la piel. La rápida progresión de la enfermedad llevó a su trágico desenlace, informó el Ministerio de Salud santafecino.
Si bien esta bacteria puede causar problemas serios de salud a cualquier edad, los chicos son los más vulnerables. Ante esta situación, las autoridades sanitarias implementaron medidas preventivas cruciales para controlar la propagación del meningococo y prevenir nuevos casos.
- Indicar medicación preventiva (antibióticos vía oral o inyectables) a todos los contactos familiares y cercanos para eliminar a los portadores de meningococo y evitar la aparición de casos secundarios.
- Indicar pautas de alarma y control por el médico de cabecera frente a cuadros febriles de los contactos.
- Recomendar la consulta a quienes hubieran estado en contacto con la paciente una semana previa al inicio de los síntomas.
Ricardo Teijeiro (MN 58065), infectólogo del Hospital Pirovano y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), explicó a Infobae que la mayoría de las meningitis se dan sobre todo en época de calor. “A partir de la primavera en adelante, son virales, se autolimitan y no son de riesgo. Ahora, el diagnóstico entre una meningitis bacteriana de estos tipos grave y una viral se aclara mediante un estudio clínico. Por eso es muy importante que apenas un paciente tiene síntomas debe consultar al médico. Es fundamental el tiempo de evolución de la enfermedad. Ahí está la clave entre la integridad tratada a tiempo y sin secuelas o que quede una secuela grave o se llegue a la muerte como en este caso”, afirmó.
“La meningitis es una inflamación de la meninge, que es el tejido que cubre al sistema nervioso central en todo su trayecto. En el medio de las meninges está el líquido cefalorraquídeo, que es lo que nosotros punzamos y podemos hacer diagnóstico”, explicó el especialista.
“Los síntomas, en general, son muy parecidos. El dolor de cabeza, la fiebre y el malestar general. Ahora, cada meningitis va a tener individualidad en algunos síntomas y, sobre todo, en los tratamientos, por eso es muy importante diagnosticarla lo más temprano posible”, resaltó Teijeiro.
Y agregó: “La meningitis bacteriana por el meningococo, por el neumococo, o por haemophilus influenzae tratada con antibiótico tempranamente evoluciona muy bien y rápido. Si no pueden ser mortales o dejar grandes secuelas, por eso tenemos que tener muy claro que todo este tipo de patologías tienen que ser rápidamente diagnosticadas para que el paciente tenga una muy buena evolución”.
“Cuando hay un contacto estrecho -dijo Teijeiro-, lo que hay que hacer, si es una meningitis por meningococo, por ejemplo, es dar un tratamiento que serán muy pocas tomas: a veces dos o cuatro, según corresponda de acuerdo al germen y a los que estuvieron en contacto. Hay meningitis y etiologías de este tipo que tienen mecanismos de prevención, como las vacunas. Hay vacuna para neumococo, para meningococo o para alguna de las cepas de meningococo, para haemophilus, para tuberculosis. Esa es la manera de prevención en general”.
Según los expertos de Mayo Clinic, “los síntomas iniciales de la meningitis pueden ser similares a los de la gripe, y pueden manifestarse durante varias horas o unos días”. Estos pueden ser fiebre alta repentina; rigidez en el cuello; dolor de cabeza intenso; náuseas o vómitos; confusión o dificultad para concentrarse; convulsiones; somnolencia o dificultad para despertarse; sensibilidad a la luz; falta de apetito o de sed; y erupción cutánea en algunos casos, como en la meningitis meningocócica.
A su vez, de acuerdo a Mayo Clinic, los principales factores de riesgo de esta enfermedad son los siguientes:
-La edad. La mayoría de los casos de meningitis viral se produce en niños menores de 5 años. En tanto, la meningitis bacteriana es frecuente en los menores de 20 años.
-Un sistema inmunitario comprometido. El SIDA, el alcoholismo, la diabetes, el uso de medicamentos inmunosupresores y otros factores que afectan al sistema inmunitario también pueden hacerte más vulnerable a la meningitis. La extirpación del bazo también aumenta tu riesgo, y cualquier persona que no tenga bazo debe vacunarse para
-Embarazo. Aumenta el riesgo de listeriosis, una infección causada por la bacteria listeria, que también puede causar meningitis. La listeriosis aumenta el riesgo de aborto espontáneo, muerte fetal en el útero y parto prematuro.
-Algunos entornos comunitarios. Por ejemplo, los estudiantes universitarios que viven en residencias estudiantiles, el personal en bases militares y los niños en internados y centros asistenciales infantiles corren un mayor riesgo de contraer meningitis meningocócica. Probablemente esto se deba a que la bacteria se propaga por la vía respiratoria y a través de grandes grupos.
Vacunas para prevenirla
Existen vacunas en el calendario oficial nacional que son gratuitas y permiten prevenir algunas de las formas de meningococo.
La vacuna antimeningocócica conjugada tetravalente (ACYW) es la que se encuentra disponible gratuitamente en el calendario y permite proteger contra las infecciones graves causadas por meningococo (enfermedad meningocócica invasiva) y sus potenciales complicaciones.
Las recomendaciones de las autoridades sanitarias es que deben colocársela a los lactantes, la primera dosis a los 3 meses de vida, la segunda a los 5 y un primer refuerzo a los 15 meses. Otra dosis debe aplicarse a los 11 años. Estas dosis tienen el objetivo de proteger de la enfermedad al grupo etario más vulnerable y con mayor riesgo de enfermar y morir.
Además, se recomienda consultar con el pediatra o médico de familia ya que existen otras alternativas de vacunación.