Con la llegada del verano, las temperaturas cálidas invitan a buscar el refrescante abrazo del mar. Ir a la playa se convierte en un ritual ansiado, no solo por la promesa de días soleados y arena bajo los pies, sino también por los beneficios que trae a nuestro bienestar.
Nadar en aguas abiertas es una actividad que va más allá del ejercicio físico, pues es una terapia para la mente, un escape que nos permite desconectar, reducir el estrés y recargar energías, ya que brinda un impacto positivo en el bienestar emocional, según diversas investigaciones.
Una investigación, que se publicó en Journal of Environmental Psychology concluyó que nadar en el mar es una experiencia que conecta a las personas con la naturaleza y la comunidad. Tales vivencias pueden tener un efecto acumulativo y terapéutico significativo en la salud mental y el bienestar a largo plazo.
Además, los espacios azules fomentan la conexión personal, la atención plena y el sentido de pertenencia colectiva, pues proporciona a ciertos individuos un crecimiento en cuanto a terapia, reafirmando su estado psicológico y favoreciendo su felicidad de manera durable. Aunque, los autores señalaron que se requieren de más estudios futuros para saber sobre los beneficios de la natación en aguas abiertas con el bienestar emocional.
Un estudio por Interactive Journal of Medical Research encontró que la natación en al aire libre influye de manera favorable en la salud y está ligada a mejoras en ciertos trastornos de índole mental, esquelético-muscular y cardíaco.
Los autores recalcaron que este estudio no establece causas directas ni explica el mecanismo de alivio de síntomas, no obstante, sí abre el camino para futuros estudios más enfocados en distintas afecciones de aquellos que optan por nadar en espacios abiertos.
De la misma forma, una revisión sistemática, que se publicó en Frontiers in Psychiatry encontró que la práctica de actividad física en el agua, como los ejercicios aeróbicos de baja intensidad, tiene el potencial de beneficiar significativamente la salud mental, ya que mejora el estado de ánimo y reduce la ansiedad.
Asimismo, un estudio divulgado en la revista Mental Health and Physical Activity sugiere evidencia inicial en favor de la natación en el mar como método innovador para tratar la depresión y/o ansiedad.
Los participantes de esta investigación también reportaron mejoras en la salud física y mental y una mayor motivación para continuar nadando. El impacto se atribuyó a enfrentar retos, la sensación de comunidad y el disfrute del momento.
Las conclusiones apuntan a que la natación en el mar podría ser una opción efectiva y bien acogida para abordar los problemas de salud mental, aunque subrayan que es importante más estudios para confirmar estos resultados.
Otros beneficios de los ejercicios acuáticos
Salud pulmonar
Una revisión de estudios publicada en la Revista de investigación de actividades acuáticas destacó que la práctica del ejercicio en el agua puede aumentar la capacidad pulmonar y mejorar sustancialmente la calidad de vida, permitiendo a los afectados desempeñarse mejor en sus tareas diarias.
Se puso énfasis en la natación y otros ejercicios aeróbicos acuáticos como métodos efectivos para potenciar la salud de estos pacientes, así como para disminuir las posibilidades de sufrir crisis asmáticas inducidas por el esfuerzo físico.
Beneficia las articulaciones
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, la práctica de ejercicios en ambientes acuáticos puede ser una opción terapéutica valiosa para pacientes con patologías crónicas. En particular, se destaca su utilidad para personas con artritis, quienes pueden mover sus articulaciones afectadas en el agua sin exacerbar los síntomas.
Mejora la calidad de vida de los adultos mayores
Los CDC han resaltado que el ejercicio en el agua puede ser especialmente provechoso para la población de adultos mayores, contribuyendo a la mejora de su calidad de vida y a la reducción de discapacidades. Además, se refiere a que este tipo de actividad puede tener un impacto positivo en la salud ósea de las mujeres después de la menopausia, pues ayuda a mantener la condición de sus huesos.