Las estatinas son fármacos usados para disminuir el colesterol en la sangre y prevenir enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Sin embargo, una nueva investigación afirmó que también podrían frenar la progresión de la enfermedad de Alzheimer, en algunos pacientes.
Este es el resultado de un nuevo estudio dirigido por el Instituto Karolinska, publicado en Alzheimer Research and Therapy. De todas maneras, los investigadores son cautelosos en sus interpretaciones y ven los resultados como un primer paso en un viaje de investigación que eventualmente podrá proporcionar la respuesta.
El nuevo trabajo mostró que las personas con enfermedad de Alzheimer se deterioran más lentamente en sus funciones cognitivas si también eran tratadas con una estatina hipolipemiante, en comparación con aquellas que no lo recibieron. Sin embargo, se trata de un estudio observacional en el que los investigadores compararon datos de los pacientes de un registro y, por tanto, no pueden responder si realmente existe una relación causal. En consecuencia, se mostraron cautelosos en sus interpretaciones.
Según el doctor Lisandro Olmos, especialista en rehabilitación neurológica y director de Rehab Center, exdirector médico del Centro de Rehabilitación FLENI, Sede Escobar, explicó a Infobae: “El potencial beneficio terapéutico de las estatinas en el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer es un tema muy controvertido. Ha habido estudios en modelos animales en donde el tratamiento con estatinas se ha asociado con una disminución del depósito de la proteína beta-amiloide”.
Y completó: “En algunos estudios transversales o de casos controles se ha observado que el tratamiento con estatinas se asocia con un menor riesgo de enfermedad sugestivo de un efecto protector de las estatinas en el desarrollo de este tipo de enfermedad como el de Alzheimer. Pero en otros trabajos no se ha observado ningún tipo de asociación”.
Además, agregó: “Potencialmente, el efecto terapéutico de las estatinas no solamente está vinculado a la reducción de los niveles de colesterol, sino también a su efecto antiinflamatorio y sus propiedades antioxidantes, que podrían contribuir a reducir el mecanismo inflamatorio presente en la patogénesis de la enfermedad Alzheimer”.
Según la Fundación del Cerebro, la enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia, un deterioro gradual en la memoria, el pensamiento, el comportamiento y las habilidades sociales.
Los signos tempranos de la enfermedad incluyen el olvido de eventos recientes. Con el tiempo, la enfermedad avanza hasta convertirse en un problema grave de la memoria y la pérdida de la capacidad para hacer las tareas cotidianas. Según una nota en Infobae, en la fase preclínica se van muriendo las neuronas, porque se acumula sobre ellas el beta amiloide, que destruye de a poco el esqueleto interno de las neuronas.
En una nota reciente en Infobae, el doctor Pablo Corral, especialista en medicina interna, lipidólogo y presidente de la Sociedad Argentina de Lípidos, explicó qué son las estatinas: “Se trata de fármacos básicos y realmente necesarios para prolongar la vida de algunos pacientes. Recordemos que la causa número 1 de mortalidad en el mundo es la muerte cardíaca y cerebrovascular. Es por ello que la ciencia ya probó, desde hace más de 30 años, que las estatinas mejoran en forma clara la sobrevida. Pero tienen un muy mal agente de prensa. Todos piensan que traen problemas o efectos adversos, aunque la realidad es que estos problemas son menos frecuentes de lo que realmente se piensa”.
Por su parte, el doctor Mario Boskis (MN 74002), cardiólogo, miembro Titular de la Sociedad Argentina de Cardiología, director del Instituto Cardiovascular San Isidro, del Sanatorio Las Lomas en Buenos Aires y del Grupo Cardiológico Boskis, describió a Infobae que las estatinas “son medicamentos que actúan a nivel hepático, disminuyendo la síntesis de colesterol y triglicéridos por el hígado. Se indican, principalmente, en pacientes que han sufrido un evento cardiovascular, como un accidente cerebrovascular (ACV) o infarto de miocardio, pero también en personas sin evidencia de enfermedad en las arterias, pero que están en riesgo aumentado de desarrollarla, por ejemplo en pacientes con colesterol elevado o que presentan múltiples factores de riesgo coronarios”.
Sara García-Ptacek, docente de neurociencia y profesora asistente en el Departamento de Neurobiología, Ciencias del Cuidado y Sociedad, y líder de investigación del estudio citado expresó: “Las personas con Alzheimer tratadas con estatinas tuvieron un mejor desarrollo cognitivo con el tiempo. Sin embargo, estos resultados no significan que ahora tengamos evidencia de que las personas con demencia deban ser tratadas con estatinas. Pero, no veo ninguna cuestión para no hacerlo”. Y continuó: “Por lo tanto, si una persona necesita estatinas para los niveles altos de lípidos en sangre, un diagnóstico de demencia no debería suspender el tratamiento”.
La razón por la que el experto enfatiza la seguridad es que inicialmente se sospechaba que las estatinas causaban confusión en pacientes con demencia. Por lo tanto, hubo cierta resistencia a prescribirlas a estos pacientes.
El estudio incluyó datos de más de 15.500 pacientes con demencia que también tenían indicación de tratamiento hipolipemiante. Casi 11.000 de ellos fueron tratados con estatinas. En general, los tratados con este fármaco tuvieron valores ligeramente más altos en las pruebas cognitivas realizadas, aunque tenían más probabilidades de tener diagnósticos como hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares y diabetes, todos ellos factores de riesgo para la demencia.
García-Ptacek explicó que el equipo de investigación comenzó con la hipótesis de que las estatinas podrían ralentizar la progresión de la demencia y lanzó una red bastante amplia para ver si podían encontrar evidencia de esto.
“La idea básica de este estudio era allanar el camino para un estudio de cohorte más preciso que eventualmente podría conducir a un estudio de intervención clínica, que es lo que se necesita para demostrar un vínculo causal entre las estatinas y la cognición”, dijo García-Ptacek.
Según el doctor Olmos, aún debe ser demostrado que las estatinas puedan ralentizar la progresión de la enfermedad de Alzheimer. “No existe al momento actual la evidencia científica necesaria para respaldar esta afirmación y ha habido múltiples estudios, (en 2008 y el ensayo clínico de ADCLT, Alzheimer Disease Cholesterol Lowering Treatment - que fue aleatorio, doble ciego)-, en donde compararon tratamientos de altas dosis de estatinas, 80 mg de atorvastatina vs. placebo, por un período de un año en 63 pacientes con Alzheimer leve a moderado y con una edad media de 78 años. Si bien hubo una tendencia en que los pacientes tratados con atorvastatina mostrasen una ligera superioridad en los test de evaluación cognitivos y diferencias estadísticamente significativas con su reevaluación a los 12 meses, todavía la relevancia clínica de estos estudios es dudosa”.
Y concluyó: “En síntesis, aún no existe el suficiente grado de evidencia para respaldar el uso de estatinas en pacientes con enfermedad de Alzheimer y es necesario realizar estudios a gran escala, randomizados, que puedan dar respuesta a esta hipótesis”, manifestó el doctor Olmos.
Por su parte, el doctor García-Ptacek destacó: “Creemos que sólo ciertos pacientes con Alzheimer pueden beneficiarse de las estatinas y que los ensayos clínicos anteriores han sido demasiado pequeños para mostrar diferencias significativas. Nuestra idea es tratar de confirmar qué grupos se benefician más y por qué, antes de embarcarnos en ensayos clínicos”.
De acuerdo al doctor Boskis: “No es nueva la hipótesis de que los pacientes con Alzheimer podrían beneficiarse con el uso de estatinas, ya que esta droga ha evidenciado efectos antinflamatorios, antioxidantes e inmunomoduladores, más allá de la disminución del colesterol. Sin duda, abre un panorama interesante para investigar, ya que el próximo paso es demostrar un mecanismo de acción de la estatina que explique el efecto benéfico sobre el cerebro que podría explicar la ralentización del deterioro cognitivo”.