Llega diciembre y los eventos sociales y familiares se multiplican: despedidas de fin año del trabajo, actos escolares y festejos de Navidad y Año Nuevo son, entre otros, los encuentros que implican la interacción con varias personas. Si bien muchos los disfrutan, hay quienes los padecen. Ellos sufren de ansiedad social.
La licenciada Gabriela Martínez Castro (MN 18627), especialista en trastornos de ansiedad y directora del Centro de Estudio Especializado en Trastornos de Ansiedad (CEETA), explicó a Infobae: “Las personas que presentan un cuadro de ansiedad social sufren por anticipado dichos encuentros pensando en la fiesta desde muchos meses antes. Se preguntan quién irá, dónde se realizará, qué tema de conversación van a tocar, qué tipo de iluminación habrá, si quedarán o no expuestos, entre otras muchas otras cuestiones”, indicó la especialista.
Y agregó: “Para fin de año se genera una especie de cuello de botella, donde todo se suma, la gente hace balances, está apurada, cierra el calendario de un año, situaciones todas que generan estrés y pueden desencadenar ataques de ansiedad”.
Pero ¿qué es exactamente el trastorno de ansiedad social o fobia social? Jorge E. Catelli, (MN 19868) psicoanalista miembro titular en función didáctica de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y profesor e Investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA) explicó los detalles de este trastorno a Infobae.
“El trastorno de ansiedad social es un temor intenso y persistente en el tiempo a ser observado y juzgado por los demás. Ese juzgamiento, en general, proviene en apariencia de los otros, sin embargo tiene un fuerte anclaje en el propio psiquismo, en instancias de autoobservación muy severas, de autoexigencia, de desborde de aplastamiento de los ideales que, a su vez, provienen en general, de historias de exigencias estimuladas por los ambientes sociales y familiares”, indicó Catelli.
Y agregó: “Desde el psicoanálisis, podemos decir que esta ‘instancia’ representa un aspecto que todo ser humano tiene de su psiquismo, pero cada sujeto, en su singularidad, tendrá un grado diferente de opresión interna que, en muchos casos, comienza a ser vivido como algo que proviene de otros. Este proceso, interpretar algo tan exigente en sí mismo como algo externo, que proviene de los demás, es una de las maneras de aparición de la llamada ‘proyección’”.
Este miedo puede afectar el trabajo, la escuela y otras actividades diarias, advirtió Catelli: “Incluso puede dificultar hacer nuevos amigos y conservarlos. En casos extremos, consiste en un pensamiento con características paranoicas y dependiendo de la configuración psíquica de ese sujeto, podría derivar en situaciones muy graves, con consecuencias potenciales complejas para la propia integridad del sujeto y los otros”.
Las situaciones más frecuentes que ocasionan ansiedad social son, según Martínez Castro: hablar en público; concurrir a eventos sociales; hacer una conquista amorosa; comer o beber en público; hacer una representación ante personas; usar un baño público; participar en grupos pequeños o grandes; devolver una mercadería fallada; dirigirse a personas de autoridad; rendir examen; ser el centro de atracción; hacer una llamada a gente desconocida; mirar a los ojos a personas que no conoce bien, entre otros aspectos.
La licenciada manifestó que las personas que sufren de este trastorno “necesitan tener extremo control sobre las situaciones sociales, ya que temen hacer el ridículo, ser rechazadas, aburridas, poco atractivas, o quedar en un incómodo silencio, al cual no saben cómo enfrentar. Lo peor, temen que todos sus síntomas se evidencien, y queden expuestas haciéndolos quedar más en ridículo aún”.
Y agregó que además estas personas “suelen pensar y escudriñar señales acerca de lo que el otro está pensando sobre ellos y en general todo eso es negativo; piensan críticas, rechazos o burlas”, expresó la psicóloga.
La situación más característica de los afectados por ansiedad social es querer escapar de los encuentros, incluso familiares, mediante excusas, o intentan proveerse de acompañantes que los ayuden a transitar el engorroso momento.
“Muchos suelen medicarse con el fin de atenuar los nervios y la ansiedad anticipatoria, con ansiolíticos, o bien con alcohol, lo cual, comienza siendo un principio de ‘solución’, pero termina siendo una complicación, ya que de a poco, se va produciendo una adicción a dicha sustancia”, agregó Martínez Castro.
Según la Asociación de Ansiedad y Depresión de América, “la edad promedio de aparición del trastorno de ansiedad social es durante la adolescencia. Aunque las personas diagnosticadas con ansiedad social comúnmente reportan timidez extrema en la infancia, es importante señalar que este trastorno no es simplemente timidez. Los síntomas generalmente comienzan alrededor de los 13 años”.
Señales de alerta y principales causas
Según explicó Martínez Castro los síntomas más frecuentes son: “la ruborización, temblores, sudoración, taquicardia, agitación respiratoria, deseos intensos de escapar de la situación social, y hasta, en los casos más graves, ataques de pánico. Si todos estos se presentan, significa que estamos ante la presencia de un cuadro de ansiedad social”.
Por su parte, Catelli afirmó que los síntomas más relacionados con el trastorno de ansiedad social son los conocidos como inhibición del comportamiento y el miedo a la evaluación negativa. “Se caracterizan por el aislamiento, la retracción emocional y afectiva, manifestaciones exageradas de enojo, susceptibilidad extrema, tristeza sostenida en el tiempo”.
Además, el experto agregó que los factores ambientales que resultan de riesgo para el desarrollo de la fobia social son múltiples y se combinan con las características de la configuración psíquica de la persona, “sin embargo, el maltrato, especialmente el infantil, diversos niveles de violencia institucional y familiar, atravesados en un tiempo histórico y social, cumplen un rol esencial como disparadores de estas situaciones sintomáticas”.
Y sumó: “Tanto los niños, como los jóvenes y los adultos que experimentan burlas, hostigamiento, rechazo, ridículo o humillación pueden ser más propensos a desarrollar trastorno de ansiedad social. Además, otros acontecimientos negativos de la vida, como los conflictos familiares, los traumas o los abusos, podrían estar asociados a este trastorno”, completó Catelli.
Para la directora del CEETA, el origen de esta fobia se basa en tres causas: las relacionadas con la genética, es decir, la herencia familiar como padres o madres ansiosos; con los factores socioambientales, por ejemplo, haber crecido rodeado de personas temerosas, sobreprotectoras, tímidas y altamente exigentes; o por presenciar situaciones desencadenantes, como haber pasado el ridículo o haber sido rechazado o desaprobado en forma traumática para el individuo.
Según Martínez Castro, en Argentina la población posee una alta propensión a sufrir ansiedad. “Y como ya mencionamos, la carga genética favorece el aumento de niveles de ansiedad. Hoy día vemos más adolescentes que antes ansiosos porque son hijos de papás y mamás que han sido ansiosos”, describió.
5 fórmulas claves para controlar los síntomas
En el caso que alguno de los síntomas de ansiedad social se presenten durante un evento, la persona no debe preocuparse, dijo Martínez Castro: “Si bien son molestos, no son de ninguna manera peligrosos para la salud porque así como vienen, se van”.
Hay distintas técnicas que pueden ser de ayuda para superar estas dificultades. Aquí un repaso:
1. Dejar de enfocarse en nosotros mismos y en lo que otras personas están pensando sobre nosotros. Una forma de lograr estar presente en el evento es concentrarse todo el tiempo en la respiración, explicó la psicóloga Martínez Castro: “Estando conscientes en el momento presente a través de la respiración es posible concentrarse en lo que está sucediendo, en la charla, en la música o en la comida”.
“Concentrarse en tres respiraciones en forma silenciosa y suaves suele volver a traer la atención al momento presente, cuestión que la gente con ansiedad social suele no tener”, detalló la licenciada.
2. No anticiparse a los hechos. Martínez Castro recomendó “tratar de no adelantarse mentalmente a lo que va a suceder. Las personas que sufren ansiedad social suelen hacerlo de forma negativa. Principalmente en el 98% de los casos lo que piensan no condice con la realidad”.
3. Desafiar los pensamientos negativos y ansiosos. La experta en ansiedad Chloe Brotheridge, hipnoterapeuta y autora del libro “Solución a la ansiedad” (”The Anxiety Solution”) recomienda, en un artículo en Psychology Today, identificar, analizar y desafiar los pensamientos ansiosos.
“Es una manera efectiva de reducir los síntomas de la ansiedad social. Comenzar identificando los pensamientos ansiosos que automáticamente aparecen en tu cabeza cuando piensas en situaciones sociales. A continuación, analizar estos pensamientos y desafiarlos. Preguntarte por qué piensas así y si tu primera reacción es realmente cómo te sientes o si siempre estás asumiendo lo peor. Cambiar la forma en que piensas es un largo viaje y no es una solución inmediata, pero la mente es poderosa, y es posible”, asegura Brotheridge.
4. Hacer meditación. En un estudio publicado en la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience, los investigadores encontraron que la meditación tiene efectos en la actividad en áreas particulares del cerebro, describió Brotheridge en su columna: “Los participantes que tenían niveles normales de ansiedad participaron en cuatro clases de meditación de atención plena de 20 minutos. Encontraron hasta un 39% de disminución en los niveles de ansiedad después del entrenamiento”.
5. Adoptar un estilo de vida más saludable. La mente y el cuerpo están vinculados, y la forma en que tratamos nuestro cuerpo puede tener un impacto significativo en los niveles de ansiedad. Hacer pequeños cambios en el estilo de vida puede ayudar a mejorar la autoconfianza y la capacidad para hacer frente a los síntomas. “Evitar o limitar el consumo de cafeína y las bebidas energéticas porque actúan como estimulantes y pueden aumentar la ansiedad. Hacer que el ejercicio físico sea una prioridad diaria y tratar de estar activo. Beber alcohol con moderación; mantenerse hidratado con agua y tener un sueño de calidad. Una nueva investigación sugiere que la privación del sueño puede causar un trastorno de ansiedad”, detalló Brotheridge.
Cómo es el tratamiento
Superar la ansiedad social es un largo viaje, y se necesita tiempo. Cuando una persona sufre estas dificultades, es muy importante la consulta profesional y la psicoterapia, expresó Catelli:
“El psicoanálisis, basa gran parte de su corpus teórico clínico en el tratamiento de estas conductas de ansiedad, fobia social, temores, miedos asociados a objetos o situaciones, todas causas de gran sufrimiento, por la angustia que provocan, la evitación y renuncia a múltiples actividades de la vida cotidiana”.
Y agregó que eventualmente, podrían tratarse químicamente algunos de estos síntomas, “especialmente desde marcos referenciales más biologicistas, como la psiquiatría, sin embargo, no son soluciones reales a largo plazo, sino eventuales y coyunturales, dado que el tratamiento es mediante el análisis y elaboración de los recursos psíquicos y modo de administración de estas emociones consigo mismo, con los otros, con los ideales y con las exigencias”, aseveró Catelli.
Por su parte, la licenciada Martínez Castro recomendó realizar el tratamiento con la Terapia Cognitivo Conductual. “Es una terapia rápida, breve en el tiempo y focalizada en el problema. Es directiva por parte del terapeuta, ya que hay tareas que se deben hacer fuera del lugar de las sesiones. Y la idea es dar de alta a la persona que viene a consultar lo antes posible”, explicó.
La licenciada expresó que el tratamiento de la fobia social se divide en dos etapas: una individual y otra grupal: “La primera de ellas consiste en la Psicoeducación, basada en un reentrenamiento respiratorio, refocalización de la atención, reestructuración cognitiva y tareas conductuales y cognitivas a realizar como deber”.
“En un segundo paso, el individuo deberá enfrentarse a un grupo de 4 a 8 personas, todas las semanas durante aproximadamente dos horas. De esta manera, a lo largo de 12 sesiones se buscará que la persona adquiera confianza en sí misma y pueda así mejorar su estilo de vida”, concluyó la especialista.