Aunque para muchas personas pasan desapercibidos, realizar actos cotidianos de generosidad puede mejorar significativamente el bienestar emocional, según un reciente estudio publicado por el Proyecto BIG JOY, una colaboración entre el Greater Good Science Center de la Universidad de California en Berkeley y otras instituciones de investigación.
El análisis se basó en la participación de más de 70.000 personas de más de 200 países. Se trata de una encuesta en línea donde deben responder preguntas sobre sus emociones, estrés y tendencias sociales. Luego, durante siete días consecutivos, aceptan probar pequeñas actividades que aumentan la felicidad, lo que los investigadores han denominado “microactos” de alegría.
De acuerdo con los resultados, los individuos que realizan estos “microactos” de alegría diariamente experimentan un aumento en su bienestar emocional de un 25% a lo largo de una semana.
En declaraciones a NPR, Emiliana Simon-Thomas, líder del proyecto y directora científica del Greater Good Science Center, expresa el entusiasmo ante los “cambios estadísticamente significativos, medibles, (incluyendo) un mayor bienestar, mejor afrontamiento, menos estrés, más satisfacción con las relaciones”. El estudio ha vinculado dichos microactos con el bienestar emocional en investigaciones previas, incluyendo actividades como hacer una lista de agradecimiento, actos de amabilidad, celebración del éxito ajeno y reenmarcar positivamente situaciones adversas. Los participantes reportan sus acciones y sentimientos diarios y, después de una semana, evalúan cómo han cambiado sus emociones y su sentido de bienestar.
Esa sensación de control sobre las emociones podría ser la razón de la mejora en el bienestar, según Elissa Epel, colaboradora de BIG JOY y profesora de psiquiatría en la Universidad de California en San Francisco. La aceptación de la afirmación “He podido impactar, influir o jugar un papel activo en cuán feliz me siento en general” aumentó en un 27%. Sin embargo, aún no se han realizado estudios controlados, por lo que se consideran resultados preliminares, a la espera de futuras investigaciones.
En el contexto de desafíos globales, los investigadores ven en los microactos una herramienta para fomentar el bienestar colectivo. Inspirados por figuras como el Dalai Lama y el Arzobispo Desmond Tutu, el proyecto se propone como una vía para fomentar el bienestar, aún ante el sufrimiento. Es importante destacar que estos microactos no son sustitutos de la terapia o medicamentos para problemas de salud mental graves. Pero los investigadores sugieren que pueden ser un primer paso para motivar la participación en acciones altruistas y en el bien común.
Profesionales de distintas áreas, incluida Judith Moskowitz, científica social de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern , destacan la importancia de seguir investigando científicamente los beneficios de la psicología positiva. Tales microactos ofrecen soporte en situaciones adversas y la posibilidad de mejorar el bienestar emocional a través de la práctica constante. Al igual que los beneficios del ejercicio físico, los efectos de estos actos positivos pueden disminuir si no se mantienen.
Los “microactos” de alegría como un nuevo hábito
Para comenzar con la práctica de los microactos de alegría, Simon-Thomas recomienda planificarlos diariamente e integrarlos en rutinas cotidianas como pasear al perro o conversar con vecinos. La intención detrás de estos actos juega un papel fundamental en su eficacia.
El experto agrega que, en lugar de pensar en la alegría como algo que te sucede a ti, puede tener sentido pensar en ella como una habilidad que puedes mejorar a través de la práctica. “Si quieres mantenerte en buena forma física, tienes que seguir haciendo ejercicio”, dice Simon-Thomas, y probablemente lo mismo se aplica al bienestar”, afirma.
En ese sentido, se debe tener en cuenta que así como los beneficios del ejercicio desaparecen, también lo hacen los efectos de estos microactos cuando se deja de hacerlos.
“Me siento optimista. Me siento más relajado. Me siento más apoyado en el mundo cuando yo mismo realizo estas microprácticas”, dice Simon-Thomas. “Simplemente creo que los humanos pueden cambiar para mejor”, finaliza.