La diabetes es una enfermedad crónica que surge cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce. La insulina desempeña un papel fundamental en la regulación de los niveles de azúcar en la sangre (glucemia).
En vísperas del Día Mundial de la Diabetes que se celebra mañana, 12 de noviembre, vale repasar dos formas en la que la enfermedad se manifiesta: la diabetes de tipo 1 (también llamada insulinodependiente, juvenil o de inicio en la infancia) se caracteriza por una producción deficiente de insulina y requiere la administración diaria de esta hormona. Si bien se desconoce cuál es el origen preciso, los especialistas sugieren que puede tener una base genética que favorece su aparición y un desencadenante ambiental.
Por otro lado, la diabetes de tipo 2 (no insulinodependiente y cuyo inicio suele darse en la edad adulta) se debe a una utilización ineficaz de la insulina. Este tipo representa la mayoría de los casos mundiales y se debe en gran medida a un peso corporal excesivo y a la inactividad física.
El diagnóstico de una enfermedad crónica en la infancia puede ser un “baldazo de agua fría” para el chico y su familia, por eso es muy importante que el niño y sus allegados estén informados y sepan cómo actuar. “La diabetes acompaña durante toda la vida, pero no tiene que transformarse en el centro de la misma, y no tiene que cambiar los proyectos propios ni del entorno”, señaló la médica pediatra Mabel Ferraro, especialista en diabetes y miembro de la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD).
Diabetes tipo 1 en niños y jóvenes
La diabetes tipo 1 puede afectar a personas de cualquier edad, pero habitualmente se diagnostica en niños o adultos jóvenes. Las personas que viven con diabetes tipo 1 necesitan la administración diaria de insulina para controlar sus niveles de glucosa en sangre.
Según la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD), casi 9 millones de personas en el mundo (incluyendo 1,5 millones de menores de 20 años) conviven con diabetes tipo 1. En Argentina, esta cifra representa a 1 de cada 10 personas diagnosticadas con diabetes.
Los especialistas de la entidad médica estiman que el desarrollo de la diabetes tipo 1 puede estar favorecido por predisposición genética y factores ambientales aún no identificados por completo. Ya que infecciones virales, alérgenos alimentarios e incluso situaciones de estrés podrían intervenir. Es una enfermedad autoinmune, órgano-específica, lo que significa que comparte tendencia a la autoinmunidad con otras afecciones como la tiroiditis o la enfermedad celíaca, que son más frecuentes en personas con diabetes tipo 1 que en la población general.
¿Cuáles son los síntomas de la diabetes en los niños y jóvenes?
- Sed anormal y boca seca
- Pérdida de peso repentina
- Micción frecuente
- Falta de energía y cansancio.
- Hambre constante
- Visión borrosa
- Enuresis
Si aparece uno o varios de estos síntomas se debe consultar al médico, quien indicará una prueba de glucemia o azúcar en sangre para la confirmación del diagnóstico. Es importante pensar en la posibilidad particularmente en niños y niñas para realizar el diagnóstico oportuno y evitar formas graves de presentación.
“El rol de la familia, amigos y escuela es clave para acompañar. Es importante que todos lo sepan y estén al tanto. Una buena familia es la mejor insulina, que acompañe sin presionar, con equilibrio. En cuanto a los amigos, que sepan sin sobreproteger, y respecto a la escuela, también que acompañe, que la familia no exija demasiado a la institución, pero es importante que todos sepan sobre la diabetes”, consideró la doctora Ferraro.
¿Cuáles son los tratamientos?
La Sociedad Argentina de Diabetes detalla que como en la diabetes tipo 1 el páncreas no produce insulina, la glucosa no puede ingresar a las células. Generalmente se diagnostica antes de los 30 años aunque puede aparecer a cualquier edad y su tratamiento requiere seguir un plan de alimentación adecuado, educación diabetológica del paciente, actividad física y automonitoreo para la administración de insulina diaria con inyecciones o infusión continua (bomba de insulina).
Es muy importante conocer los niveles de azúcar en sangre para monitorear el tratamiento y mejorar la evolución.
En cuanto al abordaje y control de esta enfermedad, ha habido importantes avances en innovación y tratamiento. Se han desarrollado formas de administración continua de insulina que buscan replicar la función del páncreas y se ha mejorado el monitoreo de glucosa, permitiendo un mejor seguimiento clínico del paciente.
“Es importante en adolescentes con diabetes la autonomía respecto al manejo de la patología. ¿Cómo es la atención a niños y adolescentes con diabetes? Es importante contar con un equipo interdisciplinario, que incluya un psicólogo o psicóloga. Aprender sobre la alimentación, autogestionar los cuidados y acceso al tratamiento, también es importante trabajar la motivación a largo plazo”, remarca la especialista de la SAD.
El ejercicio físico es una pieza clave del tratamiento. Practicar actividad física de forma regular reduce el riesgo cardiovascular y fortalece a nivel neuromuscular, óseo y cardiorrespiratorio, además de proporcionar una sensación de bienestar.
Según la intensidad, duración o tipo de entrenamiento, puede ser necesario ajustar la dosis de insulina o el tipo de alimentación según recomiende el equipo médico del paciente.
Según la International Diabetes Federation (IDF) en 2022, a nivel global hubo 530.000 nuevos casos diagnosticados de diabetes tipo 1 de todas las edades, y 201.000 de esos casos son menores de 20 años.
Frente a esas cifras internacionales, la doctora Ferraro señaló que “desgraciadamente no hay datos actualizados en Argentina. Es necesario trabajar en la posibilidad de un registro nacional de Diabetes tipo 1 en nuestro país. Solo hay datos parciales de incidencia, y considerando la población actual podría decirse que, aproximadamente, entre 800 y 1000 chicos inicia su diabetes cada año en Argentina”.