Investigadores de la Universidad de Temple en Filadelfia han descubierto una posible pista para el desarrollo de tratamientos de la enfermedad de Alzheimer. El estudio se centra en una proteína llamada ABCA7, que interactúa con el colesterol y la inflamación en distintos tipos de células cerebrales humanas.
El ABCA7 regula cómo las moléculas atraviesan las membranas celulares. Los investigadores sugieren que niveles reducidos de esta proteína podrían ser un desencadenante para la enfermedad de Alzheimer.
Además, investigaciones previas de dos de los autores del actual estudio revelaron que los niveles de ABCA7 en el cerebro disminuyen con la edad y aquellas personas con niveles más bajos suelen desarrollar Alzheimer más temprano en la vida.
“Nuestro objetivo (con el nuevo estudio) fue revelar las funciones de ABCA7 y utilizar lo que aprendemos sobre su papel en patología para convertirlo en una terapia eficaz contra la enfermedad de Alzheimer”, dijo en un comunicado el neurocientífico Joel Wiener, autor principal del artículo publicado en la revista científica Cells.
El equipo realizó una serie de experimentos en los que, tras eliminar una parte del colesterol en las células cerebrales, se trató a estas con rosuvastatina, una medicación que inhibe la producción de colesterol.
Resultó que tras la eliminación de la mitad hasta las tres cuartas partes del colesterol normal, los niveles de ABCA7 disminuyeron aproximadamente en un 40% en las líneas celulares de microglía y en un 20% en una línea celular de astrocito (tipos de células cerebrales).
Además, administraron tres diferentes citoquinas, proteínas secretadas por nuestras células inmunes que desencadenan la inflamación, a las líneas celulares cerebrales. En la microglía, dos de las citoquinas suprimieron la expresión de ABCA7, mientras que la tercera no tuvo impacto. Ninguna de las tres citoquinas indujo cambios en los niveles de ABCA7 en astrocitos o neuronas.
Es posible que la pérdida de ABCA7 en el Alzheimer se deba a un cambio abrupto en el metabolismo del colesterol o una respuesta inflamatoria. La inflamación parece bajar temporalmente los niveles de esta proteína, lo que puede convertirse en un problema si dicha respuesta inmunitaria no se resuelve.
Para el neurocientífico Nicholas Lyssenko, el mayor reto ahora es medir los niveles esta proteína en el cerebro de humanos vivos. “Si lo conseguimos, podríamos verificar si la inflamación suprime la ABCA7 en el cuerpo humano”.
Además, afirmó que un testeo efectivo de los niveles de ABCA7 en el cerebro también podría identificar a individuos con un mayor riesgo de padecer Alzheimer e impulsar el desarrollo de nuevas terapias basadas en esta proteína.
Otras proteínas que se estudian para tratar el Alzheimer
En 2019, un estudio publicado en la revista Science Traslational Medicine identificó que los altos niveles de la proteína TREM2 predice un mejor pronóstico en pacientes con Alzheimer.
Los investigadores constataron que los pacientes con niveles más altos de TREM2 presentaron un menor deterioro cognitivo y menor atrofia cerebral.
Con base en estos resultados, los autores del estudio propusieron a dicha proteína como un objetivo terapéutico importante para la enfermedad de Alzheimer.
Por otro lado, una investigación cuyos resultados se publicaron en la revista Science en 2023, descubrió que la proteína TRIM11, cuyos niveles se reducen en personas con Alzheimer, juega un papel crucial en la eliminación de las proteínas tau causantes de enfermedades neurodegenerativas.
El estudio confirmó que la proteína TRIM11 redujo el deterioro cognitivo en roedores con enfermedades neurodegenerativas análogas al mal de Alzheimer.