Las zonas azules son reconocidas por ser lugares específicos en el planeta donde las personas viven durante muchos años y en excelentes condiciones cognitivas y de salud. Las mismas tienen ciertas características en común que podrían explicar las razones de esta longevidad, siendo múltiples los factores influyentes, como por ejemplo: un entorno natural, una alimentación saludable, el movimiento, el buen descanso y una alta sociabilidad.
Una marca en un mapa con color azul estableció la primera de estas zonas y de allí surgió su denominación. Hoy en día, existen cinco zonas azules en el planeta. Quienes dieron inicio a esta búsqueda a fines del siglo XX fueron el demógrafo Michel Poulain y el médico Gianni Pes. Ambos encontraron que, en Cerdeña, Italia, la población era muy longeva. Más tarde, fueron marcados en el mapa cuatro puntos más: Loma Linda en California, Estados Unidos; Nicoya, en Costa Rica; Okinawa, en Japón; e Ikaria, en Grecia.
“Todos estos espacios geográficos, tienen en común la longevidad de su población con una gran calidad de vida y funcionalidad. Es por ello que podríamos mencionar que la razón de la longevidad en estas zonas azules podría relacionarse con los hábitos y el estilo de vida que llevan adelante sus habitantes”, comentó la licenciada Sol Vilaro (MN 5647), directora del departamento de Nutrición de INECO.
En ese sentido, la profesional de INECO afirmó que, si bien el ritmo de vida de las grandes ciudades parece ser bastante diferente al de las zonas azules, existen datos interesantes que pueden ayudar a las personas a tener un envejecimiento saludable. Por lo cual, incorporándolos, es posible acercarse a ese modo de vida.
“Se puede decir que para mantener nuestro cerebro en buen estado es fundamental sostener en el tiempo una alimentación saludable y variada, además de realizar ejercicio físico con regularidad, tener un buen descanso, reducir el estrés, evitar el sobrepeso, tener una vida social activa y realizar desafíos intelectuales”, explicó la licenciada Vilaro.
A continuación, la especialista brindó diferentes recomendaciones que pueden ser de utilidad para comenzar a acercarnos a un estilo de vida como el mencionado en las zonas azules, que favorezca a nuestro cerebro y longevidad:
La alimentación en las denominadas zonas azules cuenta con un predominio de productos naturales y preparaciones caseras. En ese sentido, abundan las verduras, los tubérculos, el pescado rico en omega 3, legumbres, cereales integrales y frutos secos, que aseguran un alto contenido en fibra, antioxidantes y una muy buena cantidad de nutrientes.
En Ikaria, Grecia, las investigaciones relacionan su mayor longevidad con su tradicional dieta mediterránea, un patrón de alimentación que incluye verduras y grasas saludables, carne de pescado, granos enteros y menos grasas saturadas y dulces. A su vez, Okinawa, Japón, tiene un alto consumo de pescado, tubérculos, verduras, frutas, cereales, legumbres y especias naturales.
Vinculado con el punto anterior, muchas investigaciones han comprobado que diversos patrones de alimentación saludables, tales como la dieta mediterránea, MIND y DASH, ayudan a mantener la salud cerebral. La ciencia ha demostrado que la malnutrición está asociada a alteraciones cerebrales y tiene un impacto cognitivo.
También se conoce que muchos componentes de estas dietas pueden tener un efecto protector frente a la depresión y al deterioro cognitivo. Los antioxidantes que están presentes en frutas secas, aceites vegetales, té verde, cacao y tomate, como se ha mencionado en los ejercicios anteriores sobre alimentación y cerebro, también están involucrados en la salud cerebral. Por el contrario, el consumo crónico de grasas saturadas, grasas trans y alimentos ultraprocesados se relacionan con riesgo de presentar deterioro cognitivo y demencia.
El movimiento es, sin duda, otro de los aspectos más relevantes para replicar e incorporar a nuestra vida. Es muy importante que el ejercicio físico sea habitual. No tiene que ser intensivo pero sí un hábito, como en Cerdeña, donde, por ejemplo, quienes criaban el ganado hacían mucho ejercicio al subir y bajar colinas para el pastoreo, o en Okinawa, donde caminan y cuidan sus jardines y huertas.
Como se ha mencionado al comienzo de la nota, es importante, para acompañar a la alimentación equilibrada y a la realización de actividad física, que se descanse las horas necesarias para mantener un sueño adecuado, intentar reducir el estrés y llevar adelante, dentro de lo posible, una vida con interacción social, dado que contribuye de manera notable en el bienestar de las personas.