Se sabe que la actividad física, tanto el entrenamiento aeróbico (running, bicicleta, remo, etc.) como el de fuerza (gimnasio y pesas), es buena para la salud de todo el cuerpo: controla el peso corporal, favorece la eficiencia del corazón, protege las arterias coronarias, eleva el colesterol “bueno” y retrasa el proceso de envejecimiento.
Y de acuerdo a un conocido precepto médico que dice: “Lo que es bueno para el corazón también es bueno para el cerebro”, los ejercicios también son sumamente positivos para este órgano, que comenda toda las acciones del cuerpo. Por ejemplo, casi todas las funciones cerebrales pueden mejorar con solo salir a correr o a caminar unos minutos al día.
Incluso, varios estudios realizados por el Salk Institute for Biological Studies de San Diego, publicados en Neurology, que afirman que cualquier ejercicio físico ayuda a generar nuevas neuronas, incluso en un cerebro envejecido. Los investigadores comprobaron que con solo practicar tres horas a la semana de una actividad cardiovascular se puede detener e incluso revertir el envejecimiento del cerebro, sobre todo en áreas encargadas de la memoria y la cognición superior.
Ahora un nuevo estudio descubrió que las personas en la etapa más avanzada de la vida que participan regularmente en actividades aeróbicas y ejercicios de entrenamiento de fuerza obtienen mejores resultados en las pruebas cognitivas que aquellas que son sedentarias o participan únicamente en ejercicios aeróbicos. Este hallazgo fue publicado en la revista GeroScience.
Brian Ho, candidato a doctorado en Psicología Clínica y de la Salud, Universidad de Florida y Ronald Cohen, profesor de Psicología Clínica y de la Salud, Universidad de Florida, autores del estudio, dijeron: “Los hallazgos de la investigación no sólo ofrecen esperanza para un envejecimiento más saludable, sino que también presentan un enfoque práctico para mantener o incluso mejorar la salud cognitiva en las últimas décadas de la vida”.
Los investigadores estudiaron a 184 personas sanas desde el punto de vista cognitivo, con edades comprendidas entre 85 y 99 años. Cada participante informó sus hábitos de ejercicio y se sometió a una batería completa de pruebas neuropsicológicas diseñadas para evaluar diversas aspectos de la función cognitiva.
Luego de realizado el estudio los investigadores encontraron que aquellas personas que habían incluido ejercicios aeróbicos, como natación y ciclismo, y ejercicios de fuerza como levantamiento de pesas en sus rutinas, independientemente de su intensidad y duración, tenían mejor agilidad mental, pensamiento más rápido y mayor capacidad para cambiar o adaptar su pensamiento.
Utilizando una conocida herramienta de evaluación llamada Evaluación Cognitiva de Montreal que proporciona una visión equilibrada de muchos aspectos de la cognición, encontraron que las personas que no habían realizado ningún ejercicio físico obtuvieron puntuaciones más bajas que aquellas que tuvieron tanto un entrenamiento cardiovascular como de fuerza.
Esta diferencia fue leve pero significativa incluso cuando se controlaban otros factores como la educación y la cantidad de ejercicio que hacían las personas. Además, el grupo que hizo ambos tipos de ejercicios obtuvo mejores resultados en actividades cognitivas específicas, como la codificación de símbolos, más allá de los resultados de la evaluación.
Los autores del estudio aclararon que si bien encontraron una correlación entre una combinación de ejercicios aeróbicos y de entrenamiento de fuerza y puntuaciones más altas en las pruebas cognitivas, el diseño del estudio no les permitió determinar una relación causal.
No obstante, los resultados sugieren que una rutina de ejercicio variada se asocia con un mejor funcionamiento cognitivo en personas de 80 años o más. El estudio se realizó como parte de una gran colaboración multisitio con la McKnight Brain Research Foundation, que cuenta con institutos en la Universidad de Florida, la Universidad de Miami, la Universidad de Arizona y la Universidad de Alabama-Birmingham.
Por qué el ejercicio es importante
El envejecimiento de la población mundial hace que la salud cognitiva sea un problema apremiante. Se prevé que el número de personas diagnosticadas con la enfermedad de Alzheimer en los EE. UU. alcance casi 14 millones para 2060, frente a poco más de 6 millones en 2020. Se estima que en 2030 esta enfermedad podría afectar a unas 7 millones de personas en todo el mundo.
“Estos resultados no son sólo números; representan habilidades de pensamiento del mundo real que pueden afectar la calidad de vida de quienes ingresan a sus años dorados”, dijeron los autores.
Y agregaron: “Nuestros hallazgos proporcionan una base de evidencia para que los médicos consideren recomendar un régimen mixto de ejercicios aeróbicos y de fuerza como parte de los planes de bienestar de sus pacientes. Los estudios muestran que cuando se desacelera el deterioro cognitivo, las personas gastan menos en atención médica y experimentan una mejor calidad de vida.”
Algunas de las próximas preguntas que los investigadores buscan responder incluyen: ¿Qué tipos de ejercicios aeróbicos y de fuerza son más efectivos para la salud cognitiva? ¿Caminar es tan efectivo como trotar? ¿Levantar pesas tiene el mismo impacto que los ejercicios con bandas de resistencia? ¿Y cuánto ejercicio se necesita para ver beneficios cognitivos notables?
Otra cuestión crítica es el potencial del ejercicio como tratamiento para los trastornos neurocognitivos entre las personas mayores. “Nuestros resultados sugieren que la actividad física es una medida preventiva. ¿Pero podría ser también un tratamiento activo para el deterioro cognitivo? Se trata de un avance apasionante que abre todo tipo de nuevas posibilidades para ayudar a las personas a vivir plenamente durante toda su vida”, concluyeron los científicos.