Las personas mayores de 60 años que pasan mucho tiempo sentadas durante el día, por ejemplo trabajando, manejando o mirando televisión; tienen un mayor riesgo de padecer demencia, según un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad del Sur de California (USC) y la Universidad de Arizona, en Estados Unidos.
La investigación, llamada “Comportamiento sedentario e incidencia de demencia entre adultos mayores” publicada en la revista JAMA, demostró que el riesgo de demencia se incrementa de forma significativa entre los adultos que pasan más de 10 horas al día realizando conductas sedentarias. Este promedio es un poco más elevado que detectado entre estadounidenses y británicos, que pasan 9 horas y media diarias sentados.
La edad es el mayor factor de riesgo de demencia. Otras causas conocidas incluyen presión arterial alta, mala alimentación y consumo elevado de alcohol, pero estos nuevos hallazgos han sorprendido a los investigadores.
Además, según David Raichlen, uno de los autores del estudio, la forma en la que se acumula el sedentarismo a lo largo del día no importa tanto como el tiempo total que se pasa sentado cada día. Así, el sedentarismo total se relaciona con la demencia, tanto sea en periodos prolongados de varias horas o de forma intermitente a lo largo del día.
“Muchos de nosotros estamos familiarizados con el consejo habitual de interrumpir los largos periodos de sedentarismo levantándonos cada 30 minutos aproximadamente para ponernos de pie o caminar -señaló Raichlen, catedrático de Ciencias Biológicas y Antropología de la Facultad de Letras, Artes y Ciencias Dornsife de la USC-. Queríamos ver si este tipo de pautas se asocian con el riesgo de demencia. Descubrimos que, una vez que se tiene en cuenta el tiempo total de sedentarismo, la duración de los periodos sedentarios individuales no importa realmente”.
Cómo se realizó el estudio
Los investigadores utilizaron el Biobanco del Reino Unido, una base de datos biomédica a gran escala de participantes británicos, para investigar los posibles vínculos entre el comportamiento sedentario y el riesgo de demencia.
Los investigadores se centraron en una muestra de aproximadamente 50.000 adultos de este subestudio, mayores de 60 años, que no tenían un diagnóstico de demencia en el momento de usar el acelerómetro de muñeca y que vivían en Inglaterra, Escocia o Gales. El seguimiento comenzó en el momento de usar el acelerómetro (febrero de 2013 a diciembre de 2015) y continuó hasta septiembre de 2021 en Inglaterra, julio de 2021 en Escocia y febrero de 2018 en Gales.
Luego, los científicos aplicaron un algoritmo de aprendizaje automático para analizar el gran conjunto de datos de lecturas del acelerómetro y clasificar los comportamientos en función de las distintas intensidades de actividad física.
El algoritmo pudo distinguir entre distintos tipos de actividad, como el comportamiento sedentario frente al sueño. Los datos del acelerómetro, combinados con técnicas informáticas avanzadas, proporcionaron a los investigadores una medida objetiva del tiempo dedicado a distintos tipos de conductas sedentarias.
Después de un promedio de seis años de seguimiento, los científicos utilizaron registros hospitalarios de pacientes internados y datos de registros de defunciones para determinar el diagnóstico de demencia. Encontraron 414 casos positivos.
Los resultados del análisis estadístico fueron ajustados en función de datos como la edad, el sexo, nivel educativo, raza/etnia, genética y características del estilo de vida (actividad física, dieta, consumo de tabaco y alcohol, salud mental declarada). Aunque un alto nivel de sedentarismo se relacionó con un mayor riesgo de demencia, los investigadores descubrieron que había ciertos niveles de sedentarismo que no se asociaban con la demencia.
“Nos sorprendió descubrir que el riesgo de demencia empieza a aumentar rápidamente a partir de las 10 horas diarias de sedentarismo, independientemente de cómo se acumulara el tiempo de sedentarismo”, señaló el autor del estudio Gene Alexander, profesor de psicología y psiquiatría en el Instituto del Cerebro Evelyn F. McKnight de la Universidad de Arizona y el Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer de Arizona.
“Los niveles más bajos de comportamiento sedentario, hasta alrededor de 10 horas, no se asociaron con un mayor riesgo”, agregó. Mientras que para Raichlen, este detalle “debería tranquilizarnos a los que tenemos trabajos de oficina en los que pasamos mucho tiempo sentados, siempre que limitemos nuestro tiempo diario total de sedentarismo”.
El estudio se basa en sus investigaciones anteriores, en las que se utilizaron datos de salud autodeclarados para investigar cómo ciertos tipos de comportamiento sedentario, como sentarse y ver la televisión, afectan al riesgo de demencia más que otros.
“Nuestro último estudio forma parte de un esfuerzo mayor por comprender cómo afecta el sedentarismo a la salud cerebral desde múltiples perspectivas -prosigue Raichlen-. En este caso, los acelerómetros portátiles proporcionan una visión objetiva del tiempo que las personas dedican al sedentarismo que complementa nuestros análisis anteriores”.
En 2020, la Comisión Lancet sobre prevención, intervención y atención de la demencia proporcionó una lista actualizada de doce factores de riesgo para la demencia a lo largo del curso de la vida, que si se controlan podrían prevenir la enfermedad.
- En la vida temprana: educación
- En la mediana edad: pérdida de audición, lesión cerebral traumática, hipertensión, abuso de alcohol y obesidad
- En la edad adulta: tabaquismo, depresión, aislamiento social, inactividad física, diabetes y contaminación del aire
Vale destacar que los autores del estudio señalaron que necesitan más investigaciones para establecer la causalidad y si la actividad física puede mitigar el riesgo de desarrollar demencia.