Qué es y cuáles son los síntomas del SIBO, el síndrome que padece Araceli González

La actriz confesó que padecía malestares en la zona abdominal y que fue diagnosticada con este trastorno que afecta al intestino delgado. Cuáles son las causas y qué tratamientos se deben realizar, según los expertos

Esta patología se encuentra bajo la lupa de los científicos desde hace varios años Foto: Especial

Pérdida del apetito, dolor abdominal, náuseas, hinchazón, sensación incómoda de saciedad después de comer, diarrea, pérdida de peso involuntaria y malnutrición. Estos son algunos de los síntomas que genera el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés). La afección que confesó padecer la actriz y exmodelo Araceli González.

Según explicó, desde hacía algún tiempo sentía malestares en la zona del estómago. Una situación que le generó preocupación hasta que, tras una serie de análisis, se le diagnosticó SIBO. “Lo tomé con mucha calma, no me estresó el diagnóstico, porque ya sabés lo que tenés y podés abordarlo como corresponde”, dijo la actriz. “Lo tomé muy tranquila, no puedo hacer nada, son los stops que nos pone la vida cuando uno está muy acelerado y no se da cuenta. Lo bueno es estar lúcido para darse cuenta a tiempo”, afirmó González y resaltó que esta situación la impulsarán a “volver al camino de comer bien, con los tiempos correspondientes”.

Lo cierto es que este síndrome se produce cuando hay un aumento anormal de toda la población bacteriana en el intestino delgado, en particular de los tipos de bacterias que no se encuentran comúnmente en esa parte del tubo digestivo. Esta afección a veces se llama síndrome del asa ciega.

Qué es el SIBO

Araceli González reveló que tiene SIBO

“Se trata de un sobrecrecimiento bacteriano, este sobrecrecimiento de las bacterias se generan a expensas de la flora intestinal que es normal que esté en todo el tubo digestivo, se puede encontrar una ligera distensión o gases casi habitual o normal en el intestino grueso, no así en el intestino delgado. Cuando esto avanza hacia el intestino delgado también es que ese se denomina SIBO y significa eso, un desarrollo desmesurado del número de bacterias”, había advertido a Infobae el doctor Luis Caro, Presidente de Fundación Gedyt, gastroenterólogo referente y speaker internacional, director general de GEDYT.

Al tiempo que el gastroenterólogo, Carlos Waldbaum, había señalado que “es un exceso de bacterias de tipo colónico en el intestino delgado que fermentan los carbohidratos, lo que lleva a una mayor producción de gas”. “Se produce por anormalidades en la anatomía, la motilidad, el pH y/o la Inmunidad”, había agregado en diálogo con Infobae.

Lo cierto es que esta afección se encuentra en el centro de la atención científica desde hace varios años. En 2020, por ejemplo, The American Journal of Gastroenterology publicó una guía para su tratamiento y señaló que aunque se ha debatido su definición, el concepto principal es que el intestino delgado normal tiene niveles más bajos de colonización microbiana en comparación con el colon y este equilibrio normal se altera significativamente en el SIBO.

Cuáles son los síntomas del SIBO

Este síndrome genera una serie de síntomas que complican su diagnóstico, ya que corresponden (de igual manera) a otras patologías SYNLAB/MICROBA

“El intestino delgado es la sección más larga del tubo digestivo, mide aproximadamente 6,1 metros y es donde los alimentos se mezclan con los jugos digestivos y el torrente sanguíneo absorbe los nutrientes”, explicaron desde Mayo Clinic. En ese sentido, “el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado comúnmente se produce cuando una circunstancia, como una cirugía o una enfermedad, ralentiza el paso de alimentos y desechos en el tubo digestivo y se crea un caldo de cultivo para las bacterias. El exceso de bacterias a menudo causa diarrea y puede provocar pérdida de peso y malnutrición”.

Asimismo, indicaron que “aunque el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado es a menudo una complicación de la cirugía de estómago (abdominal), esta afección también puede ser el resultado de problemas estructurales y algunas enfermedades”.

En palabras de Caro, en el intestino grueso se pueden encontrar algunos restos de gases producto de la combustión, por parte de la flora intestinal, de algunos elementos nutritivos, fundamentalmente los azúcares y otras fibras o hortalizas que pueden provocar esta fermentación. “En general, tanto el intestino grueso como el delgado, pueden tolerar cualquier otro estímulo doloroso, pero no el estímulo de distensión cuando hay un aumento de la presión dentro de la luz intestinal, el dolor se hace cada vez más insostenible”, indicó Caro.

"Esta afección a veces se llama síndrome del asa ciega", explicaron desde Mayo Clinic

Es que, “en el crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado, los alimentos estancados en el intestino delgado desviado se convierten en un caldo de cultivo ideal para las bacterias. Las bacterias pueden producir toxinas e interferir en la absorción de nutrientes. Los productos de descomposición que siguen a la digestión bacteriana de los alimentos también pueden provocar diarrea”, explicaron desde Mayo Clinic.

Es por eso que Caro resaltó que “los síntomas son distensión y obviamente seguido de dolor. Esto puede ir independientemente con diarrea o constipación, dependiendo de qué tipos de bacterias y cómo se desarrollaron”. “El sobrecrecimiento bacteriano se expresa a través de hinchazón que no se calma muchas veces con la evacuación. Mejora, pero no se cura”, afirmó Caro.

Mientras que Waldbaum alertó que, en los casos más graves, los pacientes “pueden experimentar malabsorción que conduce a la pérdida de peso y la malnutrición con riesgo de diversas deficiencias, especialmente de las vitaminas A, D, E, B12 y hierro que pueden originar anemias trastornos neumológicos y enfermedad ósea metabólica”.

SIBO: cómo se diagnostica y cuáles son los tratamientos

"La distensión, las náuseas y la diarrea son signos y síntomas de muchos problemas intestinales", indicaron desde Mayo Clinic

Según los expertos de Mayo Clinic, para diagnosticar el SIBO se realizan pruebas de aliento, para medir “la cantidad de hidrógeno o metano que se exhala después de beber una mezcla de glucosa y agua” o un aspirado del intestino delgado y cultivo de líquidos, la cual es considerada como el estudio estándar para detectar el sobrecrecimiento bacteriano, que se realiza mediante endoscopía desde “la garganta y a través del tubo digestivo superior hasta llegar al intestino delgado”. El objetivo es obtener “una muestra del líquido intestinal” para su posterior análisis en un laboratorio.

Incluso, se pueden realizar análisis de sangre para detectar deficiencia de vitaminas o una evaluación de las heces para comprobar la malabsorción de grasa, explicaron desde la reconocida institución. Al tiempo que advirtieron que, en algunos casos, “el médico puede recomendar pruebas de imagen, como radiografías, tomografía computarizada o resonancia magnética para buscar anomalías estructurales del intestino”.

En palabras de Caro, es importante hacer un diagnóstico preciso: “Se hace un timpanismo que es la percusión del abdomen, se escucha como un vacío. Y entonces hay que tratarlos con algunos antibióticos que son muy específicos y al margen de estos antibióticos que se los trata de acuerdo al criterio del gastroenterólogo del clínico, luego hay que repoblarlo con probióticos adecuados”.

Es importante acudir con un especialista cuando una persona tiene"diarrea persistente, pérdida de peso rápida e involuntaria y dolor abdominal que dura más de unos pocos días", explicaron desde Mayo Clinic CREDIT Image courtesy of Dr. Lei Zhou

“Particularmente, lo que hacemos con los antibióticos es eliminar bacterias en número, en calidad y en cantidad. Hay algunas que son metanogénicas o generadoras de de hidrógeno, que son las que provocan la gran distensión del intestino y del abdomen en general. Entonces, hay que tratar de erradicarlas y hay antibióticos que son específicos para eliminar las que no son propias de la flora intestinal y de hecho molestan en el medio interno y sin embargo conserva la persistencia de las bacterias habituales y normales”, agregó Caro.

En ese tono, Waldbaum agregó: “Para el diagnóstico del SIBO disponemos de varias opciones como los ensayos terapéuticos con antibióticos, la aspiración y del intestino delgado y el cultivo y, la prueba del aire espirado y siempre hay que evaluar la causas subyacentes que lo producen. El manejo del SIBO, al igual que su diagnóstico y las causas que lo producen pueden ser difíciles. El uso de ciertos antibióticos y la modificación de los factores que favorecen su desarrollo son los pilares terapéuticos”.

Además de lo argumentado por los expertos, desde Mayo Clinic señalaron que “se pueden realizar pruebas si el tratamiento con antibióticos no es eficaz. Un tratamiento corto con antibióticos a menudo reduce significativamente el número de bacterias anormales. Pero las bacterias pueden reaparecer cuando se suspende la administración del antibiótico, por lo que es posible que el tratamiento deba ser a largo plazo”. Y resaltaron que “los médicos también pueden alternar entre diferentes antibióticos para ayudar a prevenir la resistencia bacteriana”

Por otro lado, los expertos realizan “la corrección de las deficiencias nutricionales”, en especial en aquellos pacientes con pérdida de peso severa. “La malnutrición se puede tratar, pero el daño que causa no siempre se puede revertir”, indicaron desde Mayo Clinic y agregaron que “estos tratamientos pueden mejorar las deficiencias vitamínicas, reducir el dolor intestinal y ayudar con el aumento de peso”, ya que se trata de suplementos nutricionales (vitamina B-12, vitaminas orales, y suplementos de calcio y hierro” y dieta sin lactosa (es importante evitar la mayoría de los productos que contienen lactosa, o usar preparaciones ayuden a digerir el azúcar de la leche).

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