El sueño cumple una función reparadora del organismo durante el descanso, y las cifras muestran que el 40% de la población duerme mal, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esto puede impactar de manera directa en el organismo a través de trastornos de estrés o de ansiedad, entre otros problemas de salud.
Así lo confirmó un nuevo estudio publicado en Neurology, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología.
Según la reciente investigación, las personas que tienen apnea del sueño y pasan menos tiempo durmiendo de forma profunda pueden tener más probabilidades de tener biomarcadores cerebrales relacionados con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular, enfermedad de Alzheimer y deterioro cognitivo. El estudio no prueba que estos trastornos del sueño provoquen los cambios en el cerebro, o viceversa. Solo advierte una asociación.
Los investigadores tuvieron en cuenta la edad, el sexo y las enfermedades que podrían afectar el riesgo de cambios cerebrales, como presión arterial alta y colesterol alto.
Falta de sueño y biomarcadores cerebrales
El estudio analizó los factores del sueño y los biomarcadores de la salud de la materia blanca del cerebro. Los biomarcadores miden qué tan bien se conserva la materia blanca del cerebro, importante para conectar sus diferentes partes. Uno de los biomarcadores, las hiperintensidades de la sustancia blanca, son pequeñas lesiones visibles en los escáneres cerebrales. Estas se vuelven más comunes con la edad o con la presión arterial alta no controlada. El otro biomarcador mide la integridad de los axones, que forman las fibras nerviosas que conectan las células nerviosas.
“Estos biomarcadores son signos sensibles de enfermedad cerebrovascular temprana”, dijo el autor del estudio, el doctor Diego Z. Carvalho, de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota. “Es importante encontrar que la apnea del sueño severa y una reducción en el sueño de ondas lentas están asociadas con estos biomarcadores, ya que no existe un tratamiento para estos cambios en el cerebro, por lo que debemos encontrar formas de evitar que se produzcan o empeoren”, aseguró el además miembro de la Academia Estadounidense de Neurología.
El estudio incluyó a 140 personas con apnea obstructiva del sueño con una edad promedio de 73 años que se sometieron a un escáner cerebral y también a un estudio nocturno en un laboratorio del sueño. Los participantes no tenían problemas cognitivos al comienzo del estudio y no habían desarrollado demencia al final del estudio. El 34% presentaba apnea del sueño leve, el 32% moderada y el 34% grave.
Se examinó cuánto tiempo pasaban las personas en el sueño de ondas lentas, que también se denomina etapa 3 no REM o sueño profundo, y se considera uno de los mejores marcadores de la calidad del sueño. Los investigadores encontraron que por cada disminución de 10 puntos en el porcentaje de sueño de ondas lentas, hubo un aumento en la cantidad de hiperintensidades de la materia blanca similar al efecto de tener 2,3 años más. La misma disminución también se asoció con una integridad axonal reducida similar al efecto de tener tres años más.
Las personas con apnea del sueño severa tenían un mayor volumen de hiperintensidades de la materia blanca que aquellas con apnea del sueño leve o moderada. También habían reducida la integridad axonal en el cerebro.
“Se necesita más investigación para determinar si los problemas del sueño afectan estos biomarcadores cerebrales o viceversa”, dijo Carvalho. “También debemos analizar si las estrategias para mejorar la calidad del sueño o el tratamiento de la apnea del sueño pueden afectar la trayectoria de estos biomarcadores”, concluyó.
Qué es la apnea de sueño
El doctor Daniel Pérez Chada (MN 47.085) es presidente de la Fundación Argentina del Sueño. Consultor del servicio de Neumonología y director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral explicó en Infobae que “la apnea del sueño es una afección que provoca que los músculos de la garganta se relajen repetidamente durante el descanso, generando una pausa en la respiración durante las horas de sueño por 10 segundos o más. Las pausas pueden extenderse por unos pocos segundos y, en casos graves, prolongarse por más de un minuto. Estas pausas en las personas que padecen apneas obstructivas pueden repetirse 10, 20, y hasta 30 veces por hora de sueño”.
El doctor Pérez Chada indicó que este proceso tiene un efecto muy negativo tanto en la continuidad del descanso como en algunas variables fisiológicas: “Se alteran los niveles de oxígeno en el torrente sanguíneo, la presión arterial, la frecuencia cardíaca y, eventualmente, en los casos más severos, se registra un aumento de los niveles de anhídrido carbónico en la sangre”.
A su vez, como cada pausa respiratoria termina con un breve despertar del cerebro, que se repite muchísimas veces por noche y a lo largo de mucho tiempo. De este modo, el sueño se hace fragmentado e insuficiente.
Consultada sobre el estudio, la doctora Stella Maris Valiensi, neuróloga del Hospital Italiano de Buenos Aires, dijo a Infobae: “Sabemos que si tenemos un paciente al cual le hicimos el diagnóstico tarde porque vino tarde a hacerse el estudio de sueño, ya encontramos esas lesiones cerebrales Por eso insistimos en que los pacientes que duermen mal deben ser evaluados correctamente, buscar estas patologías, que son muy frecuentes, más de lo que se cree”.
“A veces llegamos tarde cuando la persona viene ya por deterioro cognitivo y le hacemos los estudios y, obviamente, va a tener apneas obstructivas durante el sueño. Esto lo venimos viendo hace bastante tiempo: las hiperintensidades en el cerebro de pacientes que pudimos haber llegado antes con el tratamiento”, expresó la neuróloga.
Por su parte, la doctora Stella Estelles (MN 77274), especialista en Neurofisiología, Directora Medica de Cedine, explicó a Infobae que “la apnea del sueño es un stop respiratorio que se produce mientras dormimos, por encima de 10 segundos de duración se considera apnea, por abajo de ese tiempo se habla de hipoapnea”.
Casi siempre la apnea del sueño es un problema crónico de salud que altera el sueño. La persona pasa de dormir profundamente a hacerlo de manera liviana cuando hay una pausa en la respiración o cuando la respiración se vuelve superficial. Por esta razón, el sueño es de mala calidad y siente cansancio y sueño durante el día.
“Obviamente, después de cada evento de este tipo se producen alteraciones en el ritmo cardíaco, o sea, favorece la aparición de arritmia baja, la saturación de oxígeno en muchos de esos episodios lo que lleva a una descarga de lo que se llama el sistema nervioso simpático. Cuando tiene apneas de grado moderado a severo, el paciente se levanta cansado, con dolor de cabeza, sobre todo cuando amanece, empiezan a aparecer la hipertensión arterial, sobre todo durante el sueño y un montón de otras patologías cardiovasculares. También puede producir mayor riesgo de hígado graso y otras consecuencias para la salud. Produce sueño fragmentado, insomnio de mantenimiento, entre otros”, explicó la especialista y concluyó: “Cuanto más cantidad de apneas tiene un paciente, obviamente las enfermedades neurológicas van a ir de la mano de estos pacientes. Principalmente, las enfermedades cerebrovasculares, las migrañas, sobre todo cefaleas, algunos tipos matutinas que desaparecen tipo 10 de la mañana, enfermedades de Parkinson”.
Cómo es el diagnóstico de apneas
El doctor Pérez Chada señaló que “la mayoría de las personas que sufren apnea del sueño no saben que la tienen porque sólo ocurre durante el sueño, esto hace que muchos pacientes desconozcan que padecen este trastorno al dormir”. Al igual que muchas otras enfermedades, el diagnóstico se establece con la historia clínica del paciente, sus síntomas y el examen físico.
“En este caso, es fundamental el aporte del acompañante nocturno del paciente, porque él es quien nota las pausas en la respiración y puede dar cuenta del ronquido irregular, una señal muy predictiva de apnea de sueño”, señaló el médico.
Una vez que se tiene esa información, se puede explorar si la persona padece excesiva somnolencia diurna, y esto se hace a través de cuestionarios validados específicos para detectar este problema durante el sueño.
Luego del interrogatorio, lo que sigue es el examen físico. “Entre las señales físicas sugestivas de esta afección se encuentran: el cuello grande, la obesidad, una lengua aumentada de tamaño, amígdalas muy aumentadas de tamaño, una campanilla muy congestiva o el aumento del tejido del paladar blando”, indicó Pérez Chada.
“Finalmente, cuando terminamos el examen físico del paciente, debemos confirmar este diagnóstico a través de estudios específicos. El estudio que hemos utilizado por décadas es la polisomnografía, un estudio que analiza las distintas etapas del sueño y la actividad cardiorrespiratoria en esas etapas del sueño. En los últimos años ha ganado espacio la poligrafía respiratoria, que tiene la ventaja respecto de la polisomnografía que se puede realizar en el domicilio del paciente, donde las personas suelen conciliar un sueño más efectivo y de mejor calidad. Este es un estudio que, a diferencia de la polisomnografía en la que se mide la actividad electroencefalográfica, se realiza midiendo solamente el flujo en la vía aérea, el esfuerzo torácico para respirar, la oximetría de pulso y la frecuencia cardíaca”, concluyó el doctor.
Tratamiento
Su objetivo es mantener las vías respiratorias abiertas de manera que la respiración no se detenga durante el sueño. Algunos cambios en el estilo de vida como evitar el alcohol y los sedantes a la hora de dormir, evitar acostarse boca abajo y bajar de peso pueden aliviar los síntomas.
“El tratamiento es integral, enfocado en el tipo de alimentación, actividad física, control cardiológico, en caso necesario se utiliza CPAP, un dispositivo como apoyo respiratorio durante el sueño”, afirmó la doctora Estelles.
La utilización de un dispositivo CPAP implica el uso de una máscara, que se conecta a través de una manguera a una máquina que suministra aire filtrado, purificado y presurizado para abrir las vías respiratorias.
“En los cuadros moderados y severos de apnea de sueño, se aplican otras técnicas más complejas: dispositivo de avance mandibular: son piezas de ortodoncia que hechas artesanalmente por los ortodoncistas; procedimientos quirúrgicos: son intervenciones complejas y, en algunas ocasiones, con una sola cirugía no es suficiente; o la técnica de presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP, por sus siglas en inglés): es la terapéutica más difundida y con mejores resultados”, concluyó Pérez Chada
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