Cómo cada año este miércoles 17 de mayo se celebra el Día Mundial de la Hipertensión Arterial, una fecha avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para generar conciencia y promover los esfuerzos para prevenir, diagnosticar y controlar este cuadro.
Según consigna el organismo de salud internacional, la hipertensión arterial (HTA) es “un trastorno médico grave por el cual los vasos sanguíneos, que distribuyen la sangre desde el corazón a todo el cuerpo, tienen persistentemente una tensión elevada”. Este problema de salud “puede incrementar el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cerebrales, renales, entre otras, y es una causa importante de defunción prematura en todo el mundo”.
Actualmente, de acuerdo a lo relevado por la OMS a nivel mundial, la HTA afecta a más de 1.280 millones de adultos de entre 30 y 79 años, de los cuales la mayoría vive en países de ingresos bajos o medios. El objetivo es reducir su prevalencia en el mundo a un 25% de ese número de personas para 2030.
Particularmente en Argentina, se estima que un tercio de la población adulta es hipertensa; mientras que los resultados de la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, realizada por el Ministerio de Salud y el INDEC, muestra que esta prevalencia tiende a mantenerse estable.
A este panorama complejo se le suman otros dos indicadores preocupantes. El Registro Nacional de Hipertensión Arterial (también conocido como estudio RENATA 2) advirtió que el 40% de los hipertensos argentinos no conoce su condición, y que apenas uno de cada cuatro tiene su presión arterial (PA) controlada adecuadamente.
Según planteó el cardiólogo Pablo Rodríguez (MN 75816), jefe de la Clínica de Hipertensión Arterial del ICBA, Instituto Cardiovascular de Buenos Aires, “está comprobado que al año de iniciado un tratamiento, sólo el 50% de los pacientes lo sigue cumpliendo. Esta circunstancia constituye uno de los mayores desafíos del tratamiento de la HTA. Un régimen terapéutico simple, con la menor cantidad de comprimidos posibles, es una de las medidas más importantes para facilitar la adherencia”.
Los riesgos de tener una presión arterial excesiva y sin control son múltiples, según el experto, quien explicó: “Es el principal factor de riesgo para desarrollar accidente cerebrovascular y uno de los más importantes para infarto de miocardio, enfermedad renal crónica e insuficiencia cardíaca. Según la OMS, además es el principal factor de riesgo para mortalidad por cualquier causa en el mundo”.
Un mal silencioso
La hipertensión arterial es una enfermedad asintomática, motivo por el cual, coloquialmente, se la conoce como “el asesino silencioso”. De todas formas, hay una serie de signos que se suelen vincular con esta condición, como por ejemplo la cefalea, el derrame conjuntival (ojo rojo), la epistaxis (sangrado nasal) o los mareos. En la mayoría de estos casos, el aumento de la presión arterial no es la causa del síntoma, sino su consecuencia.
“Paradójicamente, la mayor parte de los hipertensos llega a la consulta porque registró su presión arterial en presencia de alguno de los síntomas y detectó un valor elevado. Suelo decir que gracias a que los pacientes asocian la presencia de, por ejemplo, una cefalea con la hipertensión, esto los lleva a tomarse la presión y nos permite descubrir hipertensos”, sostuvo Rodríguez.
Y agregó: “Otras causas frecuentes de consulta son el aumento reactivo de la presión arterial en situaciones de estrés o en las pruebas funcionales (como la ergometría), así como también los antecedentes familiares”.
No hay fórmulas mágicas para diagnosticar la HTA: la única manera de hacerlo es tomándose la presión periódicamente. “Debemos procurar que el registro de la presión arterial sea una práctica que exceda a la consulta médica, ofreciendo sitios en donde se pueda realizar en forma totalmente gratuita, como por ejemplo farmacias o espacios públicos. Todo adulto mayor de 18 años debería tomarse la presión arterial al menos una vez al año, e incluso con mayor frecuencia en aquellos que tienen antecedentes familiares cercanos de HTA o enfermedad cardiovascular precoz”, propuso Rodríguez.
Los casos hereditarios
Entre el 90% y el 95% de los personas con HTA son hipertensos esenciales o primarios, es decir que no hay una causa específica a la que se puede atribuir la enfermedad. En estos casos, el componente hereditario suele ser muy importante. “El 5% a 10% restante puede tener alguna causa secundaria, o sea una enfermedad que entre sus manifestaciones clínicas presenta HTA. Las más comunes son las de origen renal y algunas alteraciones de tipo hormonal vinculadas a patologías de glándulas como las suprarrenales, la tiroides y otras”, explicó Rodríguez.
“Si bien la mayoría de las causas son evitables —siguió el especialista—, mantener una vida saludable, que incluya actividad física regular, dieta sin sal y un peso adecuado puede retrasar la presentación de hipertensión arterial. A esto se suma, de acuerdo a las últimas recomendaciones publicadas por el Organización Mundial de la Salud, algunos hábitos positivos como agregar frutas y verduras frescas a las comidas, reducir o evitar el consumo de alcohol y dejar de fumar en aquellos pacientes que tengan este hábito”.
Todas estas recomendaciones forman parte del primer paso cuando la enfermedad fue diagnosticada. De todas formas, la gran mayoría de los pacientes requiere un tratamiento farmacológico para controlar su presión arterial.
En ese tono, Rodríguez detalló: “Se calcula que el 70% de los hipertensos necesitará combinaciones de dos o más antihipertensivos. En la actualidad se prefiere el uso de medicamentos que combinen dos o más drogas en un único comprimido para facilitar el cumplimiento. Con un tratamiento adecuado que combine las recomendaciones de una vida saludable y un tratamiento farmacológico eficaz, la mayor parte de los hipertensos tendrá su PA controlada y podrán llevar una vida normal. Alrededor de un 15% de los hipertensos puede ser resistente al tratamiento. En estos casos se propone un control por especialistas para encontrar la opción adecuada incluyendo la posibilidad de un tratamiento invasivo como la denervación renal”.
De cara al futuro, el cardiólogo planteó que hay tres grandes desafíos en la lucha contra la enfermedad tanto en la Argentina como a nivel mundial. “Primero. es necesario mejorar la detección de los pacientes hipertensos, luego optimizar la adherencia al tratamiento de quienes fueron diagnosticados y finalmente, disminuir la inercia terapéutica, por la que la mayor parte de los pacientes no recibe un tratamiento adecuado, con uso de menos drogas y menos dosis de las mismas que lo necesario para controlar la PA”, señaló el experto.
Y cerró: “La Clínica de Hipertensión Arterial del ICBA es un espacio en el que confluyen distintos especialistas vinculados a los diferentes aspectos de la enfermedad hipertensiva. Nuestro objetivo es alcanzar el máximo porcentaje posible de pacientes controlados poniendo al alcance de los mismos las mejores alternativas diagnósticas y terapéuticas actuales para alcanzarlo”.
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