Cuáles son las barreras para la atención de la salud mental en la Argentina

Un estudio del Observatorio Humanitario de la Cruz Roja Argentina, al que Infobae accedió en forma exclusiva, analizó los impedimentos para acceder al diagnóstico, tratamiento y/o rehabilitación en nuestro país

Con la crisis global que produjo la pandemia por el coronavirus, aumentaron los casos de personas con síntomas de depresión en todo el mundo (Gettyimages)

Los trastornos mentales, neurológicos y por uso de sustancias, son los principales contribuyentes a la morbilidad, la discapacidad, las lesiones y la mortalidad prematura, y aumentan el riesgo de presentar otros problemas de salud. Sin embargo, actualmente, la mayor parte de la investigación en salud mental es realizada en países de altos ingresos, lo que no permite encontrar soluciones apropiadas.

“Una buena salud mental permite a las personas hacer frente al estrés, trabajar productivamente y favorecer sus potencialidades, contribuyendo así a las comunidades”, afirma el Observatorio Humanitario de la Cruz Roja Argentina en su informe “Barreras de acceso a los servicios de salud mental en Argentina”, al que accedió Infobae en exclusiva. El documento indaga en los impedimentos para acceder a la salud mental, a su diagnóstico, tratamiento y/o rehabilitación de esos problemas.

La investigación tuvo como objetivo identificar estrategias costo-efectivas y culturalmente apropiadas para atender a esas necesidades y prioridades en materia de salud mental. El Observatorio Humanitario, centro de referencia e investigación de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, es un espacio de investigación para la acción basada en evidencia dirigido por José Scioli, su director ejecutivo desde 2019. A través del conocimiento y la sensibilización busca favorecer la comprensión de distintas situaciones que emergen en la sociedad desde una perspectiva humanitaria.

El estudio fue descriptivo, transversal y cuantitativo. Para la recolección de información se realizó un cuestionario estructurado dirigido a población adulta de entre 18 y 70 años que reside en Argentina. El operativo de campo se desplegó en 20 provincias del país

Ansiedad y depresión en aumento

“De acuerdo a los datos ofrecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo en el año 2030. Además, una de cada cuatro personas tendrá un trastorno mental a lo largo de su vida. Esta proyección se ve agravada dado que entre el 35% y el 50% de las personas con problemas de salud mental no reciben ningún tratamiento y quienes sí lo hacen, no reciben el tratamiento adecuado. De modo coincidente, las tasas de trastornos tales como depresión y ansiedad aumentaron en un 25% durante el primer año de la pandemia de covid-19″, advierte el informe de la Cruz Roja.

El documento señala que para fomentar que se valore, promueva y proteja la salud mental, al tiempo que se prevengan los trastornos mentales, y que las personas con dichos trastornos puedan acceder a una atención de salud oportuna, “es necesario mejorar la calidad y cantidad de los trabajos de investigación regional: fomentar una mayor cooperación entre instituciones, realizar investigaciones en diferentes contextos culturales y desarrollar métodos de caracterización de las disparidades en salud mental entre subpoblaciones en contextos de vulnerabilidad o poco representadas en los países”.

La información obtenida mediante las encuestas fue complementada con el monitoreo de redes sociales con perfiles públicos, a través de herramientas de análisis de Big Data.

Cómo se hizo la investigación

El estudio fue descriptivo, transversal y cuantitativo. Para la recolección de información fueron desarrolladas dos herramientas metodológicas:

1. Un cuestionario estructurado dirigido a población adulta de entre 18 y 70 años que reside en Argentina. El operativo de campo se desplegó en 20 provincias del país.

2. Un cuestionario estructurado dirigido a profesionales de salud que desarrollan sus tareas en el marco del ámbito público y/o privado del sistema de salud argentino.

Además, la información obtenida mediante las encuestas fue complementada con el monitoreo de redes sociales con perfiles públicos, a través de herramientas de análisis de Big Data.

Barreras económicas. Se relacionan con los costos de la atención privada y a gastos extras que las y los pacientes no pueden costear y que no son tomados en cuenta en la atención pública o de las obras sociales

Los obstáculos al bienestar

El objetivo de este estudio fue evaluar las barreras que encuentra la población adulta en Argentina para acceder a los servicios de salud públicos y/o privados para prevención, diagnóstico, tratamiento y/o rehabilitación de problemas de salud mental. Con el fin de identificar y ponderar las barreras para el acceso a los servicios, el estudio definió las siguientes dimensiones:

  1. Barreras personales. Refieren al impedimento a reconocer las necesidades propias de buscar atención sanitaria, así como a las experiencias previas de pacientes en condiciones similares y las expectativas que tiene en relación con el servicio.
  2. Barreras económicas. Se relacionan con los costos de la atención privada y a gastos extras que las y los pacientes no pueden costear y que no son tomados en cuenta en la atención pública o de las obras sociales. Entre ellos, el tiempo perdido por faltar al trabajo, el traslado a las unidades de atención o el cuidado de niños, niñas, adolescentes o personas a cargo de pacientes.
Barreras organizacionales. Toman en cuenta los diferimientos y tiempos de espera a causa de sobredemanda o una utilización ineficiente de los recursos en los espacios de atención.
  1. Barreras organizacionales. Toman en cuenta los diferimientos y tiempos de espera a causa de sobredemanda o una utilización ineficiente de los recursos en los espacios de atención.
  2. Barreras sociales y culturales. Refieren a las disposiciones sociales para acceder a los servicios de salud y los factores culturales de personas o grupos que limitan el acceso a los mismos. Incluyen la representación social, estigmatización y discriminación a la que, en ocasiones, son expuestas las personas que se ven afectadas por una enfermedad mental.
  3. Barreras profesionales. Se refieren a las limitaciones en el sistema de salud para encontrar equipos de trabajo y personal capacitado para realizar un trabajo interdisciplinario con profesionales del trabajo social, la psicología, la psiquiatría, personal médico con especialización clínica o de familia para la detección temprana y prevención de patologías

Objetivos y resultados

Según el estudio, resulta relevante destacar que, en muchas oportunidades, una persona puede verse afectada por más de un factor o barrera, ya que las mismas no son excluyentes entre sí. De modo contrario, pueden complementarse, dificultando aún más su abordaje para garantizar el acceso de las personas a servicios de salud mental.

Los síntomas de depresión pueden ir desde tener alteraciones del sueño hasta sentirse desesperanzado con respecto al futuro personal o del mundo (Getty)

En cuanto a las razones y obstáculos de índole económica, alrededor del 40% de quienes identificaron barreras de este tipo, lo vinculan a la falta de dinero para abonar la consulta (21%) y a la imposibilidad de perder un día de trabajo (20%). Este último punto puede relacionarse directamente a las condiciones de empleo existentes, y la necesidad de garantizar los espacios de salud mental en las personas que se encuentran insertas en el mercado laboral, tanto de manera formal como informal.

En consonancia con el contexto económico, vinculado y agravado en ocasiones por los efectos de la pandemia en el mercado laboral, muchas personas aún sabiendo que necesitan atención psicológica no pueden acceder a ella porque no cuentan con los recursos monetarios para afrontar el costo de las consultas.

Otra problemática frecuente es que las personas no logran conseguir un turno en el servicio público, por lo que su demanda no puede ser respondida y su problemática puede agravarse por la falta de tratamiento. Vinculado a esto, muchas veces sólo quedan disponibles horarios de atención que coinciden con los horarios laborales, por lo que asistir a una sesión psicoterapéutica implica perder un día laboral, gene rando una disminución económica sustancial (especialmente si se trata de un tratamiento semanal y sostenido en el tiempo).

Barreras personales. Refieren al impedimento a reconocer las necesidades propias de buscar atención sanitaria, así como a las experiencias previas de pacientes en condiciones similares y las expectativas que tiene en relación con el servicio.

Sobre las barreras organizacionales, entre los impedimentos que más afectaron a las personas encuestadas se encuentra la imposibilidad para conseguir cita y, en caso de lograrlo, la lejanía de fechas para la obtención del turno (39%). Esta situación es de especial gravedad teniendo en cuenta que generalmente, cuando las personas deciden pedir asistencia con respecto a su salud mental, es porque se encuentran al límite de sus capacidades para gestionar las emociones y situaciones que atraviesan con las herramientas que tienen.

En este sentido, se complejiza la situación ya que los recursos que utilizaban para afrontar las adversidades ya no son suficientes para mitigar el malestar, y a esto se incorpora la imposibilidad de encontrar un espacio para el cuidado de su salud mental. Este último punto puede generar frustración por parte de las personas que identifican la necesidad de obtener ayuda, pero que debido a este tipo de barreras no logran concretar la respuesta frente a su solicitud.

En lo relativo a cuestiones personales, la gran mayoría de las personas encuestadas pensó que no era necesario consultar (47%), seguido por un 27% de personas que no creyeron que pudieran ser ayudados/as por un profesional para mitigar la situación que estaban afrontando. El deseo, la voluntad y la decisión de buscar y recibir ayuda en cuanto a la salud mental está relacionado entre otros factores con el cambio en la representación social que se tiene sobre la psiquiatría y la psicolo-gía. Además, en muchos casos el acceso a la información sobre cuidados y abordaje de la salud mental y salud integral no está garantizado para la población.

na buena salud mental permite a las personas hacer frente al estrés, trabajar productivamente y favorecer sus potencialidades, contribuyendo así a las comunidades”, afirma el Observatorio Humanitario de la Cruz Roja Argentina (Foto: Latin American Post)

De modo que también se incrementan tanto la naturalización del malestar experimentado cómo los prejuicios con respecto a la atención de la salud mental. Esto también está presente en la tendencia de solicitar ayuda en primera instancia dentro del entorno inmediato (o más cercano) y en la confirmación del malestar representado en untratamiento y un diagnóstico.

Finalmente, las barreras sociales que más afectaron a las personas encuestadas se encuentran muy ligadas a las barreras personales identificadas. En primer lugar, las personas buscaron ayuda en familiares o amistades (48%). Si bien esto no es necesariamente negativo, el entorno cercano no siempre tiene las herramientas para brindar acompañamiento y dar el soporte necesario. Contar con el apoyo de los lazos familiares y de amistades para poder sostener un tratamiento de salud mental es algo positivo y que favorece el abordaje integral de la persona, pero no puede sustituir la consulta con un profesional. Además, tanto el estigma relacionado con los servicios de salud mental (25%) como el miedo frente a la posibilidad de un tratamiento (24%) inciden fuertemente de modo negativo sobre la toma de decisiones de las personas encuestadas al momento de acceder a servicios de salud mental.

Barreras sociales y culturales. Refieren a las disposiciones sociales para acceder a los servicios de salud y los factores culturales de personas o grupos que limitan el acceso a los mismos. Incluyen la representación social, estigmatización y discriminación a la que, en ocasiones, son expuestas las personas que se ven afectadas por una enfermedad mental.

Conclusiones

El estudio realizado concluye que “Las barreras personales, económicas, sociales y culturales, organizacionales y profesionales pueden incidir de modo negativo en la población e impedir y dificultar un adecuado acceso a prestaciones para el cuidado y abordaje de la salud mental”.

El informe remarca que la atención psicológica debe ser brindada por profesionales matriculados de la salud mental: psicólogos, psicólogas y psiquiatras. “La alta demanda de atención psicológica y las pocas posibilidades de acceder a la misma abre camino a la intrusión de ejercicios como counseling, coaching, piscología social, entre otras disciplinas y puede provocar daños mayores, especialmente cuando se trata de abordar alguna patología particular. A su vez, la limitación horaria es una problemática para el abordaje de situaciones vinculadas a salud mental: sólo uno de cada tres centros tiene la capacidad en recurso humano para la atención de consultas de salud mental en horario completo de funcionamiento”, señala el estudio.

Finalmente, para el correcto abordaje de la problemática de acceso a servicios de salud mental en Argentina, el informe afirma que “resulta imprescindible desarrollar estrategias integrales que contemplen tanto las barreras identificadas, como la situación de profesionales de la salud y los recursos con los que se cuenta para brindar atención, y también la percepción de la población sobre esta temática. Los datos obtenidos refieren que la problemática cuenta con distintas aristas, por lo que una respuesta con enfoque integral, interdisciplinario y diversificado de acuerdo a las necesidades identificadas resulta la mejor alternativa para garantizar el correcto abordaje de la situación”, concluye el Observatorio Humanitario de Cruz Roja Argentina.

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