La temporada de dengue está en expansión, el pico de casos detectados y los seis muertos registrados en todo el país, se acercan al triste récord registrado en 2020.
Tal es el incremento reportado en los últimos días (los datos oficiales de la temporada vigente que va desde agosto 2022 hasta marzo 2023 hablan de una suba de casos de un 95% en sólo una semana), que el Ministerio de Salud de la Nación calificó de “complejo” al escenario en materia de dengue en el país debido al “sostenido incremento de casos”.
Hasta el momento, la cifra de contagios roza los 10 mil casos en 13 jurisdicciones del país y ya suman 6 los fallecidos por esta enfermedad que en 2020 registró el récord de afectados con más de 43.000 infectados y 24 muertos.
“Los casos registrados se encuentran por encima de lo que uno espera respecto de lo que ha sucedido años anteriores y con una curva que va in crescendo. El escenario es de un incremento sostenido de casos” que comentó a principios de agosto pasado, de acuerdo a lo registrado por el Sistema de Vigilancia del país”, indicó Teresa Strella, directora nacional de Control de Enfermedades Transmisibles que depende de la cartera sanitaria.
Este dispositivo de vigilancia reportó “hasta el cierre de la semana pasada 9.388 los casos de dengue, de los cuales la mayoría no tiene antecedentes de viaje. Es decir que se infectaron en su lugar de residencia. Por ello, el país se encuentra frente a un escenario complejo porque se está atravesando un brote de dengue, tal como se avizoraba en los en los meses anteriores”, amplió a Télam.
¿Por qué ocurren las muertes por dengue?
Para entender por qué la picadura de un mosquito nos puede llevar a la muerte, primero hay que entender la enfermedad del dengue.
“Es una enfermedad viral transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti. Cuando el mosquito se alimenta con sangre de una persona enferma de dengue y luego pica a otras personas les transmite esta enfermedad. El contagio solo se produce por la picadura de los mosquitos infectados, nunca de una persona a otra, ni a través de objetos o de la leche materna. Sin embargo, aunque es poco común las mujeres embarazadas pueden contagiar a sus bebés durante el embarazo”, explican desde el Ministerio de Salud de la Nación.
“No hay vacuna aprobada ni tratamiento específico para el dengue. Por ello, el tratamiento es fundamentalmente sintomático. A las personas infectadas se les recomienda tomar abundante agua para reponer líquidos y realizar control y seguimiento médico diarios”, agregaron y precisaron que la forma más importante de prevenirla es eliminar todos los criaderos de mosquitos, es decir, de todos los recipientes que contienen agua tanto en el interior de las casas como en sus alrededores. En tanto que la aplicación de insecticidas es una medida de control destinada a eliminar a los mosquitos adultos, pero no es útil para eliminar los huevos ni las larvas.
“Existen ciertas enfermedades infecciosas; como Dengue, Paludismo, Chikungunya, Fiebre Amarilla y Zika también conocidas como enfermedades tropicales; que son transmitidas por mosquitos hematófagos, es decir que tienen capacidad para ingerir sangre o sangre con gérmenes desde una persona o animal infectados y facultad de transmitir esos gérmenes a otros”, explicó explicó a Infobae el doctor Osvaldo Teglia, médico especialista en Clínica Médica e Infectología, y profesor de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.
“Han estado presentes en la humanidad por miles de años, diezmando poblaciones enteras, paralizando actividades productivas y cambiando muchas veces el curso de la historia. En años recientes parecen haber iniciado un proceso de globalización y expansión más allá de los trópicos. Más del 70% de los países afectados por estas y otras enfermedades tropicales son de ingresos bajos o medios-bajos, de igual modo el 100% de los países de bajos ingresos están afectados por al menos cinco de ellas, reflejando su distribución desigual en el mundo, damnificando sobre todo a poblaciones empobrecidas”, agregó y precisó cómo se llega a desarrollar dengue grave.
“El virus del Dengue pertenece al grupo de los Arbovirus (virus trasmitidos por artrópodos). Existen 4 serotipos llamados DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4; que comparten analogías estructurales y patogénicas; por lo que cualquiera puede producir las formas graves de la enfermedad, aunque los serotipos 2 y 3 han estado asociados a la mayor cantidad de casos graves y fallecidos”, sostuvo Teglia.
“El dengue es una infección viral, transmitida por la picadura de las hembras infectadas por el género Aedes. Hay cuatro serotipos: DEN 1, DEN 2, DEN 3 y DEN 4. Los mosquitos proliferan dentro y alrededor de las viviendas, es decir tienen hábito peri-domiciliario”, precisó a Infobae la doctora Silvina Ivalo, infectóloga en DIM Centros de Salud.
“Cuando el insecto pica a una persona infectada con un virus del dengue, este ingresa al mismo, por lo que, es portador del mismo y al picar a otra persona, el virus entra en el torrente sanguíneo de la víctima. Cuando una persona se cura del dengue, es inmune a ese tipo de virus que la infectó, pero no a los tres restantes. El riesgo de contraer dengue grave, aumenta si se infecta por segunda vez con otro serotipo que puede causar hemorragia grave”, precisó a Infobae la doctora Silvina Ivalo, infectóloga en DIM Centros de Salud y agregó que aquellas personas que tienen una condición de riesgo previa, pueden incrementar el riesgo de agravar el cuadro.
El Ministerio de Salud precisó en marzo que “los serotipos circulantes hasta el momento son DEN-2 (8 jurisdicciones) y DEN-1 (en 5 jurisdicciones). En dos jurisdicciones se registra circulación de ambos serotipos (CABA y Santa Fe). Además, se notificaron casos con antecedentes de viaje e identificación de los serotipos DEN-1 (Corrientes, Misiones y Chaco), DEN-2 (en Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y Santa Fe), y DEN-3 (en Mendoza y CABA)”. “En el momento actual todas las jurisdicciones de la Región Centro, 5 de las 6 provincias de la región NOA (todas excepto La Rioja) y tres de la región NEA (todas excepto Misiones) han confirmado la circulación viral autóctona de dengue, sumando un total de 13: Buenos Aires, CABA, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Formosa, Chaco, Catamarca, Jujuy, Salta, Santiago del Estero y Tucumán”, precisó en su último Boletín Epidemiológico Nacional.
Un vector transmisor a eliminar
Los principales transmisores del virus del dengue en nuestro medio son los mosquitos del tipo ‘Aedes aegypti’. Contribuyen a la cría del mosquito vector y al aumento de transmisión del dengue, entre otros factores, los climas con muchas lluvias y elevadas temperaturas, insuficiente provisión de agua potable que obliga a su almacenamiento en recipientes caseros descubiertos y la disponibilidad de reservorios de distinto tipo que funcionan como criaderos. Este mosquito tiene hábitos domiciliarios por lo que la transmisión es predominantemente doméstica, acompañando al ser humano dentro de la vivienda y sus alrededores.
“Para que en una ciudad, región o país se produzca transmisión de la enfermedad tienen que estar presentes en forma simultánea el virus, el vector y el huésped susceptible. Este último, cuando es infectado, se transforma en el reservorio de la enfermedad. Lamentablemente, hoy en gran parte de nuestro país tenemos un número importante de ejemplares del vector, está presente el virus y los huéspedes somos nosotros”, advirtió la doctora Gabriela Ensinck, infectóloga pediatra de la Sociedad Argentina de Pediatría.
“Aquel individuo que ya tuvo dengue por uno de los serotipos y recibe una picadura de un mosquito que le transmite alguno de los otros serotipos, tiene mayores posibilidades de presentar ‘dengue hemorrágico’, una de las formas graves de la enfermedad”, sostuvo Elizabeth Bogdanowicz, infectóloga pediatra, miembro del mismo comité.
Si bien se puede presentar -sin diferencia por sexo- en cualquier rango de edad, según los reportes es más frecuente en los mayores de 10 años y en los adolescentes, expresando síntomas como fiebre, dolor de cabeza, dolor abdominal, dolor alrededor del ojo (retro-ocular), derrames oculares (inyección conjuntival), manchas rojas en la piel, náuseas, vómitos y alteraciones del sabor de los alimentos y las bebidas. Mientras que en los lactantes suele cursar en forma asintomática (8 de cada 10 casos) o sin diferenciarse de otros cuadros virales que producen fiebre, falta de apetito, fatiga, dolor de garganta y erupciones.
“Como siempre, la aparición de todos o de alguno de estos síntomas mencionados amerita la consulta urgente con el especialista. Particularmente, la presencia de fiebre y erupción en la piel hacen necesario pensar en dengue”, sostuvo Ensinck.
El dengue es considerado por la OMS una de las 20 “enfermedades tropicales desatendidas” (conocidas también por las siglas en inglés “NTDs”), que durante la pandemia han sufrido todavía mayor olvido debido a que muchas de las redes sanitarias han tenido que centrarse en el combate a la COVID-19. La OMS estima que unos 1.700 millones de personas necesitarían tratamiento por al menos una de estas enfermedades al año, aunque los médicos sólo llegan a atender a unos 1.000 millones anualmente.
¿Cómo prevenir el dengue?
-Eliminando todos los recipientes en desuso que puedan acumular agua (como latas, botellas, neumáticos).
-Dando vuelta los objetos que se encuentran en el exterior y pueden acumular agua cuando llueve (baldes, palanganas, tambores, botellas).
-Cambiando el agua de bebederos de animales, colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia, dentro y fuera de la casa, cada 3 días. Recordá frotar las paredes de los recipientes con una esponja o cepillo a fin de desprender los huevos del mosquito que puedan estar adheridos.
-Rellenando los floreros y porta macetas con arena húmeda.
-Manteniendo los patios y jardines limpios, ordenados y desmalezados.
-Limpiando canaletas y desagües de lluvia de los techos.
-Tapando los tanques y recipientes que se usan para recolectar agua.
-Vertiendo agua hirviendo en las rejillas y colocándoles tela mosquitera.
También es importante para prevenir las picaduras del mosquito:
-Usar siempre repelentes, siguiendo cuidadosamente las recomendaciones del envase.
-Utilizar ropa clara que cubra los brazos y las piernas, especialmente durante las actividades al aire libre.
-Colocar mosquiteros en puertas y ventanas, y cuando sea posible usar ventiladores o aire acondicionado en las habitaciones.
-Proteger cunas y cochecitos de bebés con telas mosquiteras.
-Utilizar repelentes ambientales como tabletas y espirales.
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