El mal aliento, también conocido como halitosis, puede dar vergüenza y, en algunos casos, incluso causar ansiedad. No sorprende que las tiendas estén llenas de gomas de mascar o chicles, pastillas de menta, enjuagues bucales y otros productos diseñados para combatirlo.
Sin embargo, muchos de estos productos son solo medidas temporarias porque no están destinados a la causa del problema.
Según la Clínica Mayo de EEUU, entre las causas del mal aliento, se encuentran algunos alimentos, enfermedades y hábitos. “En muchos casos, la higiene dental adecuada y constante puede mejorar el mal aliento. No obstante, si las técnicas simples de cuidado personal no resuelven el problema, será necesario consultar con un dentista o médico para asegurarse de que la causa del mal aliento no sea una enfermedad más grave”, advierten los expertos.
¿Cuáles son los síntomas del mal aliento?
El mal aliento varía según el origen o la causa subyacente. Algunas personas se preocupan demasiado pese a tener muy poco o nada de olor en la boca; en cambio, otras personas tienen mal aliento y no lo saben.
“Debido a que es difícil evaluar el propio aliento, pedirle a un amigo cercano o pariente que resuelva nuestras dudas acerca del mal aliento puede ayudar”, aconsejan los especialistas.
¿Cuándo hay que consultar al médico?
Si una persona tiene halitosis, debe revisar sus hábitos de higiene bucal. Intentar realizar cambios en el estilo de vida, como cepillarse los dientes y la lengua después de comer, usar hilo dental y beber mucha agua puede ayudar.
Si el problema continúa después de hacer esos cambios, deberá consultar con el dentista. Si el dentista sospecha que un trastorno más grave está provocando su mal aliento, posiblemente lo derive a un médico para encontrar la causa del olor.
Causas del mal aliento
La mayoría de los casos de mal aliento comienzan en la boca, y existen varias causas posibles. Algunas de ellas son:
- Alimentos
La descomposición de partículas de alimentos en los dientes y alrededor de ellos puede aumentar la cantidad de bacterias y causar un olor desagradable. Comer ciertos alimentos, como cebollas, ajo y especias, también puede causar halitosis. Después de digerirlos, los alimentos ingresan en el torrente sanguíneo, son transportados a los pulmones y afectan el aliento.
- Productos del tabaco
El hábito de fumar deja su propio olor desagradable en la boca. Los fumadores y quienes consumen tabaco, son más propensos a tener encías enfermas, que son otra fuente de mal aliento.
- Mala higiene bucal
Si una persona no se cepilla los dientes y usa hilo dental a diario, habrá partículas que queden en su boca y produzcan mal aliento. Además, se forma sobre los dientes una película incolora y pegajosa producida por las bacterias (placa.) Si no se la cepilla, la placa irrita las encías y finalmente forma bolsas llenas de placa entre los dientes y las encías (periodontitis).
También la lengua puede atrapar bacterias que producen olor. En las dentaduras postizas que no se limpian con regularidad o que no encajan bien pueden quedar bacterias y partículas de alimentos que causan olor.
- Boca seca
La saliva ayuda con la limpieza de la boca porque elimina las partículas que causan mal olor. Hay una enfermedad llamada “boca seca”, o xerostomía, que contribuye al mal aliento porque en ella disminuye la producción de saliva.
La boca seca ocurre naturalmente durante el sueño y a eso se debe el mal aliento de la mañana, que empeora cuando uno duerme con la boca abierta. Si la boca seca es crónica, la causa podría ser algún problema en las glándulas salivales o ciertas enfermedades.
- Medicamentos
Algunos medicamentos contribuyen a la sequedad de la boca y, por lo tanto, indirectamente provocan mal aliento. Otros se descomponen en el organismo y liberan sustancias químicas que se transportan al aliento.
- Infecciones en la boca
La halitosis puede ser causada por las heridas quirúrgicas después de una cirugía bucal, como la extracción de un diente, o porque hay caries, enfermedad de las encías o llagas bucales.
- Otras afecciones de la boca, la nariz y la garganta
En ocasiones, el origen del mal aliento pueden ser pequeñas piedras que se forman en las amígdalas y se cubren de bacterias, lo que produce olor.
También las infecciones o la inflamación crónica en la nariz, los senos paranasales o la garganta, que contribuyen al goteo nasal posterior, pueden provocar mal aliento.
- Otras causas
Las enfermedades, como algunos tipos de cáncer, y otras afecciones, como los trastornos metabólicos, pueden producir un mal aliento distintivo debido a las sustancias químicas que producen.
El reflujo crónico de los ácidos estomacales (reflujo gastroesofágico o GERD) puede asociarse con mal aliento.
En los niños pequeños, el mal aliento puede ser causado por algún cuerpo extraño, tal como un trozo de alimento, alojado en una de las fosas nasales.
Diagnóstico
“Es probable que el dentista sienta el aliento de la boca y el de la nariz de un paciente, y clasifique el olor de acuerdo con una escala. Debido a que la parte trasera de la lengua es a menudo el origen del olor, el dentista también puede rasparla y clasificar el olor”, dicen.
Además, aseguran que existen “detectores sofisticados que pueden identificar las sustancias químicas responsables del mal aliento, aunque no están siempre disponibles”.
Tratamiento para el mal aliento
Para reducir el mal aliento, prevenir las caries y disminuir el riesgo de sufrir enfermedades de las encías, los expertos aconsejan mantener siempre una buena higiene bucal. “El tratamiento posterior para el mal aliento puede variar, según la causa. Si se piensa que el mal aliento se debe a una afección no diagnosticada, es probable que el dentista derive a un médico”, sostienen.
Si se trata de causas relacionadas con la salud bucal, el dentista trabajará con el paciente para ayudarle a controlar mejor esa afección. El tratamiento dental puede incluir enjuagues bucales y dentífricos, así como tratamientos de enfermedades dentales.
Estilo de vida y remedios caseros
Ocho claves para reducir o prevenir el mal aliento:
1. Lavarse los dientes después de comer. Llevar un cepillo de dientes al trabajo para usarlo después de comer. Lavarse los dientes con un dentífrico con flúor por lo menos dos veces al día, especialmente después de las comidas. Se ha demostrado que los dentífricos con propiedades antibacterianas reducen el mal aliento.
2. Usar hilo dental al menos una vez al día. El uso correcto del hilo dental elimina partículas de alimentos y placa bacteriana entre los dientes y ayuda a controlar el mal aliento.
3. Cepillarse la lengua. La lengua contiene bacterias y cepillarla con cuidado puede reducir el olor. En las personas que tienen la lengua recubierta de un crecimiento significativo de bacterias (por fumar o por sequedad de boca, por ejemplo) puede ser provechoso usar un rascador lingual. Otra alternativa es usar un cepillo de dientes que tenga un limpiador de lengua incorporado.
4. Limpiar dentaduras postizas o aparatos de ortodoncia. Si usas un puente o una dentadura postiza, límpialos completamente, al menos una vez por día o según lo que te indique el dentista. Si tienes un retenedor de ortodoncia o un protector bucal, límpialos siempre que te los coloques en la boca. El dentista puede recomendarte el mejor producto de limpieza.
5. Evitar la sequedad de boca. Para mantener la boca húmeda, es fundamental evitar fumar y beber mucha agua: no beber café, refrescos ni alcohol, que pueden provocar una boca más seca. Masticar goma de mascar o chupar un caramelo (preferentemente sin azúcar) para estimular la saliva. Para la sequedad crónica de la boca, el dentista o el médico pueden recetar una preparación de saliva artificial o un medicamento oral que estimule el flujo de saliva.
6. Ajustar la dieta. Evitar alimentos como cebollas y ajo que pueden causar mal aliento. Comer muchos alimentos azucarados también está relacionado con el mal aliento.
7. Comprar un cepillo de dientes nuevo con regularidad. Cambiar el cepillo de dientes cuando esté desgastado, cada tres a cuatro meses aproximadamente, y elegir un cepillo de cerdas suaves.
8. Programar controles dentales regulares. Visitar al dentista de manera regular, generalmente dos veces por año, para que revise y limpie los dientes o dentadura postiza.
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