Muy posiblemente, alguna vez, vio a alguna persona envolverse con algún tipo de plástico para adelgazar, o quizás a usted se le ocurrió. La idea es que si uno transpira, uno pierde peso.
En realidad, nosotros tenemos dos, tres o cuatro millones de glándulas sudoríparas que sirven para enfriar el cuerpo. Es un mecanismo de enfriamiento que a veces se acelera cuando uno está en acción, está en movimiento, a veces cuando se pone nervioso, a veces cuando le da vergüenza algo, o con alguna situación emocional.
Hay algunas personas que no transpiran, se llama anhidrosis. Esta condición puede poner en riesgo la vida porque el cuerpo puede sobrecalentarse. Entre las causas de esta patología “se incluyen la deshidratación, las quemaduras y algunos trastornos de la piel y los nervios”, advierten desde los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).
Además, hay otras que transpiran con un olor especial, se llama bromhidrosis. Es que los dos tipos principales de glándulas sudoríparas son las glándulas ecrinas, que se encuentran en la mayor parte del cuerpo y se abren directamente sobre la superficie de la piel, y las glándulas apocrinas, que están ubicadas en áreas donde tienes vello, como las axilas y la ingle
El comportamiento de estas dos glándulas se podría resumir al señalar que mientras las ecrinas liberan líquidos cuando la temperatura corporal aumenta, refrescando el cuerpo a medida que se evaporan; las apocrinas liberan una suerte de líquido lechoso cuando estás estresado, que es inodoro hasta que se combina con las bacterias de la piel, según explican desde los Institutos Nacionales de la Salud (NIH).
Más allá de estos aspectos que se relacionan con la sudoración, hoy vamos a hablar de otro problema que es creer que si uno transpira, con eso, pierde peso. Esto es un mito, porque no pierde absolutamente ni un gramo, porque la transpiración es solamente pérdida de líquido y minerales.
Es que si bien nuestro cuerpo es en apariencia sólido, entre un 50 y un 70% está compuesto por líquido. Al hacer muchas actividades y más a medida que pasan los años se va deshidratando hasta llegar a ese 50%. Y pese a que está comprobado que el cuerpo puede tolerar muchas horas (y hasta días) sin comer porque tiene depósitos -hay grasas que son depósito de calorías-, no tiene las mismas reservas de agua, lo que hace que la hidratación se vuelva cuestión de vida o muerte.
El agua está presente en la sangre, en las articulaciones, en el aparato digestivo, en la piel, en los músculos, y sirve por supuesto para la circulación (de otro modo, la sangre sería tan espesa que no podría circular), es de gran importancia para lubricar las articulaciones y para hacer la digestión. Casi no hay proceso en el cuerpo humano que no utilice el agua como vehículo.
La sudoración es controlada por el sistema nervioso autónomo, la parte del sistema nervioso que no está bajo el control consciente de las personas y es la forma natural del cuerpo de regular la temperatura, según la institución norteamericana. Cómo ya se dijo, la transpiración puede aumentar cuando el clima es cálido, realiza ejercicio o ante “situaciones que lo ponen nervioso, furioso, avergonzado o temeroso”
O sea que si usted hace actividad física envuelto en algún plástico o cualquier sustancia que lo haga transpirar, lo único que va a lograr, especialmente si es verano, es ponerse más en riesgo para tener un golpe de calor.
Y si tiene gente que le dice que está bien eso, que es una buena medida, que eso le va a ayudar a adelgazar, recuerden que solamente los muy buenos amigos le dicen cuando su cara está sucia o cuando está haciendo un disparate.
*El doctor Alberto Cormillot es un reconocido médico argentino especialista en obesidad, educador para la salud, escritor y conferencista. Fundó y dirige la Clínica de Nutrición y Salud que lleva su nombre, Dieta Club, la Fundación ALCO (Anónimos Luchadores Contra la Obesidad) y el Instituto Argentino de Nutrición, desde donde asesora a industrias para la elaboración de productos dietéticos y saludables.
* Realización: Samuel Cejas / Edición: Pedro Kablan / Producción: Dolores Ferrer Novotný
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