“La vida te enseña que la depresión y las enfermedades mentales pueden afectar a cualquiera. No se trata de cosas materiales”, explicó en una charla a corazón abierto el ex jugador de fútbol Andrés Iniesta, uno de los símbolos del mejor equipo de la historia del FC Barcelona.
En una charla profunda para el podcast ‘The Wild Project’, el jugador que todavía milita en el Vissel Kobe admitió: “Puedo tener todos los autos del mundo y todo lo que quiera, pero aun así es difícil enfrentar los problemas de la vida. Es un proceso diario”.
La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, pues se estima que afecta a un 3,8% de la población, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluidos un 5% de los adultos y un 5,7% de los adultos de más de 60 años. A escala mundial, aproximadamente unas 300 millones de personas sufren depresión.
Solo en 2020, aproximadamente 21 millones de adultos en Estados Unidos experimentaron al menos un episodio depresivo mayor, según la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI), eso es el 8,4 % de la población del país.
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Constituye una de las principales causas de discapacidad y es diferente a sentirse eventualmente triste. La depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es recurrente y de intensidad moderada a grave. Puede causar gran sufrimiento a la persona afectada y alterar sus actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos, puede llevar al suicidio. Cada año se suicidan más de 700 000 personas en el mundo, según la OMS. El suicidio es la cuarta causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años.
Particularmente, Iniesta confesó cómo fueron esos años en los que sufrió una profunda depresión, sobre todo cuando su íntimo amigo, el jugador del RCD Espanyol Dani Jarque, murió víctima de un infarto a los 26 años en verano de 2009. “No tenía ganas de vivir. Era mi cuerpo pero porque tenía que existir. No tenía esa alegría o energía que tiene que tener la vida. Te hacen pruebas y estás bien pero tu notas que algo no funciona. Te metes en tu cuerpo y tu mente, donde todo lo ves negro. Deseaba que llegase la noche para tomarme mi pastilla y descansar. Ese era el momento de más placer”, dijo Iniesta.
“La tristeza es una de las emociones básicas y es una respuesta de nuestro organismo frente a una pérdida, o alguna otra situación. La depresión, por su parte, es un proceso complejo que excede por mucho una reacción emocional y fisiológica. Afecta nuestro funcionamiento, ya sea familiar o laboral y es en ese punto en el que la consideramos una enfermedad o un trastorno”, explicó el médico psiquiatra y director médico de Ineco Marcelo Cetkovich (MN 65636).
“La enfermedad involucra muchas otras dimensiones además de la mencionada tristeza. Así, esta última debe ser persistente y acompañarse por otros síntomas como la pérdida de interés y placer en aquellas que antes interesaban. A esto, puede sumarse la sensación de cansancio, de pérdida de energía y las fallas en la atención. Otros síntomas son la falta de hambre, las dificultades para dormir o los sentimientos de culpa e incapacidad”, agregó el experto.
“Cuando hablamos de depresión, estamos haciendo referencia a un cuadro psicopatológico que se caracteriza por un estado de ánimo deprimido que hace que quien lo padezca tenga poca energía, falta de concentración, pérdida de interés o placer, sentimientos de culpa e incluso baja autoestima. Las razones que conllevan a dicho cuadro pueden ir desde una vulnerabilidad biológica, a eventos vitales estresantes que pueden ser predisponentes en su etiología”, explicó a Infobae la licenciada Melisa Mirabet, psicóloga clínica y docente de Psicopatología en la Universidad de Belgrano.
Y agregó: “Hoy más que nunca debemos visibilizar la importancia de cuidar la salud mental de la población ya que la situación mundial por la pandemia ha llevado a un mayor reporte de consultas por ansiedad y depresión. El miedo, la frustración y la tristeza han sido emociones que probablemente todas las personas han sentido, sin embargo los casos diagnosticados de trastornos depresivos se han ido incrementando por todos los cambios que este contexto conlleva. Así como el último tiempo el foco se ha puesto en cuidar la salud física para no contraer COVID, a dos años de esta pandemia, priorizar el cuidado de la salud mental tiene que ser prioridad de cada sector social para prevenir cuadros como la depresión que hoy en este día de lucha invitamos a tomar conciencia”.
Signos de alerta ante la depresión
“Para poder diagnosticar la depresión, siempre debe hacerlo un profesional de la salud mental ya que es quien se encuentra habilitado y con los conocimientos y experiencia suficiente para realizar una evaluación de los signos y síntomas que se presentan en la persona. El arribo diagnóstico puede incluir entrevistas clínicas, observación, utilización de escalas y cuestionarios, la propia expresión subjetiva de la persona, entre otros. Algunos criterios a pesquisar que se establecen son: un estado de ánimo depresivo la mayor parte del día; disminución del interés en todas o casi todas las actividades; presencia de alteraciones de sueño ya sea insomnio o hipersomnia; cansancio, la fatiga o la pérdida de energía; presencia de pensamientos recurrentes de muerte, entre otros”, aclaró Mirabet.
Y advirtió: “Lo que no debe hacerse nunca frente a alguien que presenta síntomas es naturalizarlo. Suele hacerse mucho con los adolescentes que los padres mencionan “se la pasa durmiendo como todos los de su edad”, cuando quizás estamos frente a algo menester de atención. Tampoco es correcto aconsejar con frases invalidantes como “estás mal porque querés”, cuando poder salir adelante de la depresión y lograr una reducción sintomática requiere de múltiples intervenciones como ser un espacio psicoterapéutico, un plan farmacológico, a veces es necesario incluir acompañamiento terapéutico y hasta trabajar con psicoeducación familiar”.
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“En relación al estado de ánimo, pueden aparecer sentimientos de tristeza, preocupaciones constantes o sensación de vacío. En el área cognitiva, aparecen dificultades en la concentración, pérdida de interés, culpa, indecisión, incluso ideas suicidas. Desde lo conductual suele aparecer el aislamiento, relaciones dependientes, llanto repentino. En el área somática surge el insomnio o hipersomnia, la fatiga, aumento o disminución del apetito, entre otros”, explicó a Infobae la licenciada Cecilia Salas Gatti, Psicóloga y Directora Ejecutiva de Casaclub Baires.
Para Cynthia Zaiatz (MN 60.105. MP 96.892), jefa del servicio de Salud Mental del Sanatorio Modelo de Caseros, existen varios signos que nos permiten advertir que una persona está atravesando un cuadro de depresión: tristeza, ansiedad o sentimiento de vacío persistentes; pérdida de interés en actividades que antes producían placer, incluyendo la actividad sexual; fatiga o pérdida de energía; pérdida o aumento del apetito (y del peso); problemas para dormir, insomnio, dificultad para mantener el sueño o dormir demasiado; emociones aplanadas; sentimiento de desesperanza, pesimismo, culpa o inutilidad; retraimiento social; problemas para concentrarse, recordar o tomar decisiones; irritabilidad; molestias físicas persistentes como jaquecas o cefaleas, problemas digestivos, dolor crónico, que no responden al tratamiento, y pensamientos o ideación suicida, intentos de suicidio o autolesiones.
“Generalmente, el médico diagnostica la depresión basándose en los síntomas. Para facilitar la distinción entre depresión y los cambios normales del estado de ánimo, los profesionales determinan si los síntomas están causando una angustia significativa a la persona afectada o menoscaban de manera significativa su capacidad para desenvolverse. La existencia de antecedentes personales o familiares de depresión ayuda a confirmar el diagnóstico. La presencia de una preocupación excesiva, ataques de angustia y obsesiones son frecuentes en la depresión, de modo que el médico puede pensar, erróneamente, que la persona tiene un trastorno de ansiedad”, afirmó Zaiatz.
Y agregó: “Cada persona que desarrolle algún síntoma depresivo o cree tener una depresión, deberá consultar con su médico, psicólogo o psiquiatra y ver el tratamiento necesario y especifico. Siempre es recomendable tratar con un especialista antes que automedicarse. En el caso de percibir algún síntoma en algún ser querido o allegado, lo recomendable es trasmitirle que visite a algún médico, psicólogo o psiquiatra para que le indiquen el tratamiento específico. Nunca hay que sugerir ninguna medicación, sino consultar con un profesional”.
Que sí hacer:
-Solicitar ayuda de un profesional.
-Promover actividades que la persona disfrutaba.
-Promover el apoyo social y familiar.
-Acompañe a hacer actividad física.
-Escuchar de manera activa y empática.
Qué no hacer:
-Enojarse. -Frustrarse cuando no se obtienen los resultados esperados.
-Sugerir medicación sin consulta profesional.
-No decirle que es vago.
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