Las vacunas refuerzos o “boosters” contra el coronavirus, también llamadas terceras y cuartas dosis, son inyecciones que se administran después de que la protección proporcionada por el esquema primario (de dos pinchazos).
Hasta el momento, solo el 32% de la humanidad recibió al menos una dosis de refuerzo contra el SARS-CoV-2, mientras que en Argentina la cifra escala a 52% (dosis adicional y primer refuerzo). Con el 82% de la población vacunada con dos dosis, la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn), autorizó la primera inyección de refuerzo en noviembre último y luego la segunda en abril de este año a fin de seguir manteniendo al coronavirus a raya, reducir las hospitalizaciones por casos graves de COVID-19 y fundamentalmente, las muertes, que en nuestro país alcanzan las 129.897.
A pesar de tener disponibilidad de vacunas, algo con lo que muchos países todavía no cuentan, las autoridades sanitarias y los infectólogos registran una situación preocupante: solo el 12% de la población recibió la segunda dosis de refuerzo contra el coronavirus SARS-CoV-2. Desde el Ministerio de Salud siguen difundiendo la necesidad de vacunarse. En su página web explican: ¿Me tengo que vacunar? ¿Cómo sigue mi esquema de vacunación? Si ya pasaron 4 meses desde que te aplicaste la última dosis, la información que tenés que tener en cuenta es esta:
-Personas entre 3 y 17 años, corresponde aplicarse el primer refuerzo.
-Personas con inmunocompromiso, a partir de los 12 años, corresponde segundo refuerzo.
-Personas a partir de 18 años, corresponde segundo refuerzo.
El plan estratégico de inmunizaciones en la Argentina contra el coronavirus comenzó diciembre de 2020 con la aplicación del esquema primario de 2 dosis. Según el Monitor Público de Vacunación, desde ese entonces, ya se aplicaron 109.522.342 vacunas al día de hoy, de las cuales 40.986.416 fueron vacunadas con una dosis, 37.826.184 con dos, 24.728.153 con tres (dos de esquema inicial y una de refuerzo o dosis adicional) y 5.936.624 con el segundo refuerzo (dos dosis y dos refuerzos).
La mayoría de los infectólogos consultados por Infobae refieren a que la baja percepción del riesgo reduce la velocidad de vacunación en todos los grupos poblacionales. Esta baja percepción está fundamentada en la baja circulación que actualmente tiene el SARS-CoV-2 en su variante Ómicron BA.2, BA.4 y BA.5 que se registran en el país. Es que el último reporte emitido por el Ministerio de Salud de la Nación indicó que esta semana se registró una nueva caída en los casos de COVID, los cuales descendieron en más de un 27%. En tanto, las muertes mostraron un aumento del 68%, con respecto al informe anterior, debido fundamentalmente al retraso de cargas anteriores. Es decir que, entre el 18 y 25 de septiembre, se registraron 42 muertes y 4482 contagios. De esta manera, el total de afectados desde el inicio de la pandemia se ubica en 9.708.420, mientras que los fallecidos son 129.897.
Según el reporte que difunde la cartera que lidera Carla Vizzotti semanalmente, se registró una nueva baja de casos, que se posicionó en el 27,42% en relación al informe emitido la semana anterior. En ese momento, los contagios y fallecimientos registrados 11 y el 18 de septiembre, se registraron 25 muertes y 6175 contagios. En tanto, los decesos por COVID-19 mostraron un incremento, con el 68%. Asimismo, el documento oficial señaló que, a la fecha, hay 294 personas internadas en Unidades de Terapia Intensiva (14 menos que la semana anterior, cuando eran 308 los hospitalizados en estas condiciones), con un porcentaje de ocupación de camas, tanto en el sector público como en el privado y para todas las patologías, de 41,3% en el país.
“La baja en la vacunación de refuerzo a nivel general es baja debido a que las últimas dosis se dirigieron a las personas de riesgo. Las personas de riesgo y los que no están vacunados o no tienen al día los refuerzos, les conviene vacunarse porque pueden enfermarse gravemente por COVID”, sostuvo a Infobae la doctora Gabriela Piovano, infectóloga de Terapia Intensiva del Hospital Muñiz.
Las personas con inmunocompromiso, presentan un sistema inmunitario debilitado, y por eso no producen anticuerpos con la misma fortaleza frente al ataque de los virus, en relación a la reacción de las personas con el sistema inmunitario sano. Este grupo incluye a los pacientes oncológicos en tratamiento con quimioterapia o radioterapia, los trasplantados, las personas VIH positivo o cursando tratamientos con corticoides crónicos y con enfermedades autoinmunes, entre otros. El objetivo de las dosis adicionales es mejorar la respuesta del sistema inmune en las personas inmunocomprometidas. La mayor parte de los países dispusieron esas dosis para los pacientes con este tipo de compromiso. Los especialistas notaron desde el comienzo de las campañas de vacunación que esos refuerzos eran necesarios para este grupo específico.
“Los refuerzos son necesarios, porque las vacunas que hoy existen, que son monovalentes y dan una protección muy corta en el tiempo. Hemos visto como mucha gente vacunada igual se enfermaba, aunque no en forma grave. Las vacunas bivalentes, de segunda generación van a servir como refuerzo para las variantes circulantes. El por qué de la gente que no se vacuna con refuerzos, me parece que ya no hay tanto miedo como al principio y quizás hay menos campañas para hacer que la gente se vacune con las dosis de refuerzo, que es algo muy importante recordar”, explicó a Infobae la jefa de Medicina Interna del Hospital Alemán, Cristina Freuler.
“Las nuevas mutaciones de Ómicron están manteniendo la pandemia y es altamente probable que, en dos años esto esté circulando en forma habitual”, aseguró Ricardo Teijeiro (MN 58065), infectólogo del Hospital Pirovano. En ese sentido, el experto señaló que es necesario “tener en claro que, si bien estamos en pandemia y hay una gran circulación de este virus con gran contagiosidad, no tenemos una repercusión sanitaria y complicaciones”. Al tiempo que advirtió la importancia de que “la gente tenga un nivel más alto de vacunación”.
Importancia de las dosis de refuerzo
Sobre el tiempo que dura la inmunidad adquirida con las vacunas frente a la COVID-19, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que aún se está investigando sobre la intensidad y la duración de esa protección. Los infectólogos advierten que el cuerpo necesita reforzar la inmunidad contra el SARS-CoV-2 después de varios meses, en una ventana de 4 a 6 meses. Es por eso la importancia en la que destaca la aplicación de las dosis de refuerzo o terceras y cuartas dosis.
Desde el comienzo de la pandemia la gran mayoría de los estudios sobre inmunidad se han concentrado en los anticuerpos y no tanto en la actividad de las células del sistema inmune, en especial los linfocitos que componen una especie de ejército profesional preparado para actuar y defendernos. Meses, incluso años después de que los anticuerpos hayan desaparecido de la sangre, los linfocitos de memoria pueden reactivarse cuando aparece de nuevo el virus y encumbrar una nueva defensa, incluida la producción de nuevos anticuerpos.
Nuestro cuerpo reacciona frente a las vacunas con dos formas de defensa. Una manera es la que se conoce como inmunidad humoral y consiste en la generación de anticuerpos por parte de células linfocitos B, que bloquean al virus antes de que produzca la infección. Según varios estudios científicos, la combinación de las vacunas estudiada otorga una mayor respuesta inmunitaria frente al virus, que se suma a la ya observada gracias a la generación de anticuerpos o inmunidad humoral.
La segunda es la inmunidad celular. Esta es otro tipo de respuesta del sistema inmune y se produce gracias a la activación de linfocitos T, otro tipo de células que adquieren la capacidad de destruir las células ya infectadas. La generación de anticuerpos es el principal objetivo de una vacuna. Pero si suma también la respuesta de inmunidad celular, se podrá reforzar el sistema de defensas del organismo y mejorar así la protección frente al virus.
La importancia de la tercera dosis o dosis de refuerzo radica en que la cantidad de anticuerpos neutralizantes del virus que proporcionan las vacunas disminuye con el tiempo. En todo el mundo, las campañas de vacunación contra el COVID-19 a gran escala están ayudando a controlar la propagación del virus, pero incluso en los países con altas tasas de vacunación, pueden producirse infecciones puntuales. Por eso, los científicos creen que se debe a una pérdida gradual de inmunidad con el tiempo.
El doctor Pablo Bonvehí (M.N. 62.648), jefe de infectología del CEMIC y miembro de la Comisión nacional de Inmunizaciones (CoNaIn) recordó la importancia de la aplicación de terceras y cuartas dosis. “Es importante la aplicación de una tercera dosis, para la población general, como una cuarta para los inmunocomprometidos o aquellos mayores de 50 años que fueron inmunizados con vacunas con virus inactivados o atenuados; como es el caso de Sinopharm. En la Argentina, las dosis de refuerzo se aprobaron para mayores de 18 años, en noviembre, a los 6 meses. Luego, en enero, de acortó a 4 meses. Y a finales de febrero se impulsó aplicar un booster, también a los 4 meses, a los adolescentes”, afirmó el experto.
Sólo dos dosis de la vacuna brindan una protección limitada y de corta duración contra la infección con la variante Ómicron. Esto lo demostró un estudio en la revista de acceso abierto PLOS Medicine llevado adelante por la doctora Mie Agermose Gram en el Instituto Statens Serum de Copenhague, Dinamarca.
Según las experta, “los hallazgos indican que es necesaria una tercera dosis para mantener la protección contra la infección durante más tiempo y para garantizar un alto nivel de protección contra la hospitalización por COVID-19 con la variante Ómicron. La aparición continua de nuevas variantes y la disminución de la durabilidad de la vacuna requieren una evaluación continua de la eficacia de la vacuna contra la infección y la hospitalización para informar las futuras estrategias de vacunación”.
“A pesar de ser menos eficaz contra la infección por Ómicron que las variantes anteriores, una tercera dosis de la vacuna de ARN contra el COVID-19 ofrece una mejor protección contra la infección por Ómicron que dos dosis y protege bien contra la hospitalización por COVID-19″, agregó la experta.
En la Argentina, también se realizó otro trabajo que evaluó la efectividad de las dosis de refuerzo frente la exposición ante Ómicron. Fue liderado por especialistas del Conicet en colaboración con profesionales del PAMI y publicado en junio en la revista The Lancet Infectious Diseases. Analizó la respuesta inmune en un grupo de 124 voluntarios con un promedio de edad de 79 años.
El estudio en la Argentina demostró que una dosis de refuerzo heteróloga -es decir, que sea diferente a la que se recibió en el esquema primario- aumenta de manera muy significativa el nivel de anticuerpos contra el coronavirus en adultos mayores que habían recibido previamente dos dosis de Sinopharm. “Analizamos en función del tiempo tanto el nivel de anticuerpos específicos antes y después de los refuerzos, como la capacidad de dichos anticuerpos para impedir la infección del virus en experimentos de laboratorio”, explicó la doctora Andrea Gamarnik, quien fue una de las autoras del trabajo junto con Jorge Geffner.
En la investigación se definió el nivel de anticuerpos y la capacidad de los mismos para neutralizar a Ómicron y a la variante original de Wuhan (B.1) tras analizar muestras de sangre de los voluntarios a los 21, 100, 160 y 220 días después de aplicadas dos dosis de Sinopharm. En un segundo paso, los voluntarios se dividieron en tres grupos que recibieron una dosis de refuerzo diferente: AstraZeneca (basada en adenovirus), Sputnik V (vacuna basada en adenovirus) y Pfizer-BioNTech (vacuna basada en ARN mensajero). Se midió la cantidad de anticuerpos y su actividad neutralizante a los 21 y 90 días.
“La aplicación de una dosis heteróloga de refuerzo elevó los niveles de anticuerpos IgG más de 350 veces y la seropositividad, es decir la presencia de anticuerpos específicos, se detectó en el 100 por ciento de la cohorte, respuesta que se mantuvo 90 días después del refuerzo”, precisó Gamarnik. Además, en cada grupo el refuerzo aumentó notablemente la capacidad de los anticuerpos para neutralizar a la variante Ómicron. Tras el refuerzo, todos los participantes mostraron inhibición de la infección contra la variante de Wuhan. Entre el 73 y 90 por ciento de los participantes se detectó protección contra la infección por la variante Ómicron.
En la Argentina, las dosis de refuerzo se pueden recibir cuatro meses después de haberse aplicado la segunda dosis. También está habilitada desde abril la segunda dosis de refuerzo. Como grupos prioritarios se incluyó al personal de salud independientemente de la edad, personas de 50 años o mayores, personas de 12 años o más con inmunocompromiso.
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