Hace 3 años Melissa McNaughton tenía 30 años y, como dueña de un negocio de belleza en Glasgow, tenía una actividad cotidiana intensa. En un momento comenzó a sentirse tremendamente cansada y, si bien pensó que el motivo era que estaba sobrecargada de trabajo, decidió hacer una consulta con su médico de cabecera.
El profesional detectó rápidamente que sus niveles de hierro no eran buenos y la envió a un hospital a realizar otros estudios. Allí comenzó su odisea: tuvo un ataque de pánico, el peor de los diagnósticos y su vida cambió. Ahora, cuando va ganando la batalla asegura que quiere dejar un mensaje en torno de los síntomas de cáncer que muchas veces no son los más habituales, o el menos no son los más conocidos.
McNaughton tiene actualmente 33 años cuenta que 24 horas antes del día que recibió el gran shock fue a visitar a su médico de cabecera porque estaba cansada. Lo relató así: “Me sentía cansada, pero aparte de eso, nada. He tenido bastante mala salud la mayor parte de mi vida adulta, así que entro y salgo de los médicos varias veces al año. Simplemente atribuí el cansancio a trabajar demasiado mientras manejo mi propio negocio”.
Tras ver que sus valores de hierro eran malos el médico le recomendó que al día siguiente fuese al hospital. Al ingresar, dijo, se sintió “enferma de miedo”. “Llegué al hospital, me dirigí al segundo piso y crucé las puertas. Estaba rodeada de carteles que trataban sobre el cáncer y los efectos de la quimioterapia, grupos de apoyo, donaciones de sangre y fabricantes de pelucas”, relató al sitio de noticias Daily Record.
“Me sentí enferma de miedo. No tenía ni idea de lo que estaba pasando. Me senté y una de las enfermeras se me acercó y me dijo: ‘¿Estás aquí para la quimioterapia hoy?’ Dije: ‘No tengo idea de por qué estoy aquí’. Luego corrí al baño y tuve un ataque de pánico”, aseguró.
Luego le dijeron a Melissa que había un 99% de posibilidades de que tuviera leucemia mieloide crónica (LMC), un cáncer que afecta la sangre y la médula ósea. “Sentada en la sala del consultorio con mi mamá, mi papá y mi esposo, estaba en mi propio pequeño mundo. Escuché algunas palabras y pude ver que la boca del consultor se movía. Solo escuché las palabras ‘cáncer’ y ‘leucemia’”, contó.
Se dio cuenta que la noticia la había bloqueado y su esposo estaba en una situación similar. “Un millón de preguntas pasaban por mi cabeza: ‘¿Qué me va a pasar? ¿Cómo será mi vida? ¿Me voy a morir? ¿Cuánto tiempo voy a vivir? ¿Puedo tener hijos?’”, dijo. “Es tan extraño, todas estas cosas pasan por tu cabeza en las que nunca habías pensado antes. Estaba mirando a mi mamá y a mi papá y ellos estaban haciendo preguntas. Mi esposo estaba aturdido. No fue agradable ver el miedo en sus ojos”, aseguró.
En ese momento supo que “todo estaba a punto de cambiar. Estaba enferma, débil y tenía dolor de huesos y dolor muscular”. Durante los primeros tiempos tras el diagnóstico “nunca lloré tanto y perdí tanto peso. Estaba tan débil que apenas podía usar un cuchillo y un tenedor. Traté de seguir con el trabajo, pero era demasiado. Tuve que reducir mis horas. Realmente me deprimió“.
Al relatar su caso, Melissa llevó un mensaje a otras personas que pueden estar pasando por una situación similar, en un comienzo para que presten atención a síntomas como el cansancio extremo, ya que se debe consultar, y en segundo lugar porque es posible luchar y ganarle terreno a la enfermedad.
La joven aseguró que su espíritu de lucha apareció rápidamente y decidió contraatacar. “Mi guerrera interior no iba a dejar que me quedara abajo por mucho tiempo. Avancé rápido hasta hoy y he tenido mi ‘cáncerversary’ del cuarto año viviendo con cáncer”, afirmó con orgullo usando una palabra que muchos enfermos citan para referirse al aniversario desde su diagnóstico de la enfermedad. “Cada día sigue siendo una lucha y algunos días son peores que otros Pero estoy llegando allí” señaló en referencia a su esperanza de vencer el cuadro.
“El cáncer tendrá que acostumbrarse a vivir conmigo porque de ninguna manera voy a dejar que me venza. Todavía estoy sonriendo y no voy a parar”, proclamó.
La joven escocesa se sumó a las organizaciones Leukemia Care y Leukemia UK, del Reino Unido, que lanzaron una campaña bajo el hashtag #SpotLeukemia después de que una nueva investigación mostrara que solo el 1% de las personas encuestadas pudieron identificar los cuatro síntomas más informados: fatiga, hematomas, sangrado inusual e infecciones repetidas.
Melissa, que está documentando su propio viaje con el hashtag #mycmljourneydiary, agregó: “No tenía idea de qué era realmente la leucemia hasta que la tuve. La campaña Spot Leukemia es muy importante para crear conciencia al respecto. Con suerte, correr la voz hará que alguien vaya a hacerse un análisis de sangre”.
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