La leche materna es el primer alimento y el ideal para los bebés, porque les aporta todos los nutrientes en cantidad y calidad para promover su optimo crecimiento y desarrollo físico y neuro-cognitivo durante los primeros 6 meses de vida.
Pero además posee anticuerpos, hormonas y factores de crecimiento que benefician la salud del bebé a corto y largo plazo. Por ejemplo: los anticuerpos ayudan a protegerlos de enfermedades frecuentes de la infancia como diarrea y enfermedades respiratorias (bronquiolitis, neumonía, etc.), colaborando así a madurar su sistema inmune.
Es muy importante que se fomente la lactancia dentro de la primera hora de vida, ya que de esta manera estamos promoviendo el apego y disminuyendo las enfermedades y la mortalidad en los bebés. Pero, la leche materna es mucho más que un alimento, es segura e higiénica, no necesita preparación previa, está siempre a disposición (a toda hora y en cualquier lugar) y tiene la temperatura adecuada.
Como sabemos, nacemos con preferencia al sabor dulce, justamente porque la leche materna tiene un alto contenido en lactosa (azúcar natural de la leche) y es el primer alimento al que nos exponemos. Con la alimentación de la mamá, la leche puede tener variaciones en el sabor. Estos cambios ayudan al bebé a familiarizarse con distintos sabores, es por eso que aquellos que fueron alimentados con leche materna suelen mostrar una menor resistencia a aceptar una alimentación variada.
En Argentina, el 97 por ciento de los niños iniciaron la lactancia materna aunque este porcentaje va descendiendo hacia los dos años de vida (con un 45 por ciento), edad hasta la que se recomienda continuar con la lactancia, de acuerdo a datos suministrados en la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud. Entre los motivos que explican la ausencia de inicio de la lactancia materna, dentro de ese 3% aparecen: “Nunca pudo prenderse” con el 47%, “Nunca tuve leche” con el 29%, “Por indicación médica/salud materna” con el 11% y “No fue el deseo materno amamantar” con un 10%.
Me parece importante recordar que la lactancia materna es un derecho y para que pueda cumplirse debemos comprender que es una responsabilidad compartida para poder protegerla y fomentarla con educación, contención y protección en los lugares de trabajo y estudio. Además, todos los integrantes de la familia forman parte de la crianza y deben ser partícipes responsables y afectuosos para una lactancia exitosa y sustentable.
Cuáles son los mitos y las falsas creencias sobre la lactancia materna
“Si el bebé llora, es porque la leche materna no lo llena”: esto es totalmente falso, la producción de la leche está regulada por la demanda del bebé. Es importante que se le ofrezca a libre demanda, en la posición correcta y en un ambiente tranquilo.
“Si el bebé no aumenta de peso, hay que complementar con fórmula”: falso. Los bebés van modificando su peso e incluso pueden bajar los primeros días. Si la evaluación pediátrica es normal y existe voluntad de amamantar, la recomendación continúa siendo lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses.
“No puedo amamantar porque no tengo leche”: falso. Cuando la mamá decide amamantar y su salud se lo permite, sólo es cuestión de poner al bebé en contacto con la mamá, ofrecerle la teta en la postura de succión correcta.
“Si duele es porque no lo estás haciendo correctamente”: falso. Es normal sentir molestias o dolor, sobre todo al principio. Con respecto a este tema Milagros Marey, puericultora (@puericulturayendo), explicó: “Para que la lactancia esté establecida, que sucede cuando el bebé aumenta de peso y no hay dolor al amamantar, hay que tener paciencia y entablar un ritmo con el bebé de posturas y tiempos y de aprender a diferenciar la succión nutritiva alimenticia de la succión nutritiva afectiva. La lactancia es un proceso real de aprendizaje, en el cual también es fundamental conectar con el placer que existe en ella”.
“Si tengo el pecho pequeño produciré poca leche”: falso. Las mamas están compuestas de tejido glandular (donde se produce la leche), tejido graso y tejido conectivo de soporte. El tamaño de la mama depende más de la cantidad de grasa, que del tejido glandular.
“Tengo los pezones planos o invertidos, no podré amamantar”: falso. En la mayoría de los casos son pezones planos elásticos, que con una buena técnica van saliendo poco a poco y permiten que la lactancia sea eficaz. La lactancia materna es una responsabilidad compartida y una estrategia sanitaria.
* Fuentes: Org. Mundial de la Salud. Sociedad Argentina de Pediatría. CESNI
* Romina Pereiro es licenciada en nutrición MN 7722
SEGUIR LEYENDO: