Llega el frío otra vez y es imposible no volver a mayo del 2020, cuando la pandemia del coronavirus azotaba al mundo de una forma inédita y totalmente desconocida. Dos años después, la cuarta ola llega con 3 subvariantes de Ómicron, si bien en la mayoría de los casos no presentan cuadros graves, la contagiosidad es muy grande. Sumado a que las infecciones respiratorias están a la orden del día, las posibilidades de enfermarnos aumentan. Más, cuando se trata de un grupo familiar, donde una sola persona puede “hacer pasar”, el virus a casa.
¿Cuántas veces escuchamos hasta el hartazgo que lavarse la manos es una forma segura de no contraer COVID? Seguramente muchas. Pero la realidad es que este simple acto higiénico, además de ser un aliado anti coronavirus, es beneficio para combatir todo tipo de gérmenes. El lavado de manos, una conducta que claramente la población mundial lleva adelante de forma más rigurosa luego de la pandemia, es solo uno de los varios hábitos que convienen adoptar para siempre.
Aquí 5 conductas que pueden transformar a nuestro hogar en una fortaleza saludable ante virus y bacterias.
Zapatos afuera
Puede parecer incómodo, pero adoptar este habito cambia totalmente la higiene de nuestro hogar. En comercios, casas o en oficinas, fue muy habitual ver alfombras desinfectantes para al momento de entrar pasar por ellas y así desinfectar cuando se vuelve de la calle. La viróloga María Fernanda Gutiérrez, de la Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia, explicó que los virus no vienen en los zapatos, ellos están flotando en el aire. Y si llega a quedarse en el zapato, ellos no suben.
Sin embargo, son muchas las bacterias que llevamos de afuera hacia dentro de nuestra casa. Y ellas viajan en nuestras suelas Charles P. Gerba, profesor y microbiólogo de la Universidad de Arizona, estudió cuántas y qué tipos de bacterias se encuentran en las suelas de los zapatos. En 2008, los investigadores dieron seguimiento a los zapatos nuevos de diez participantes durante dos semanas y hallaron que bacterias coliformes como la E. coli se encontraban comúnmente en el exterior de los zapatos. La bacteria E. coli provoca infecciones en los tractos intestinal y urinario, así como meningitis, entre otras enfermedades.
“Nuestro estudio también indicó que los zapatos pueden arrastrar consigo bacterias a lo largo de grandes distancias hasta llegar a tu casa o tu espacio personal”, dijo Gerba mediante un comunicado.
Lavado de manos
Similar a una cadena de contagio, cuando una persona tose con la mano deja en la superficie restos de ello. Luego viene otra persona y toca esa superficie llevándose las manos a los ojos. Esa cadena de eventos suele ser muy frecuente en los ámbitos cotidianos de las personas. Y en el caso del coronavirus, se transmite al tocar una superficie contaminada y luego cuando se lleva la mano a la cara. Por eso es importante el frecuente y correcto lavado de manos.
Los 11 pasos para una técnica correcta de lavado de manos con agua y jabón
1. Mojarse las manos
2. Aplicar suficiente jabón para cubrir toda la mano
3. Frotar las palmas entre sí
4. Frotar la palma de la mano derecha contra el dorso de la mano izquierda entrelazando los dedos, y viceversa
5. Frotar las palmas de las manos entre sí, con los dedos entrelazados
6. Frotar el dorso de los dedos de una mano contra la palma de la mano opuesta, manteniendo unidos los dedos
7. Rodeando el pulgar izquierdo con la palma de la mano derecha, frotarlo con un movimiento de rotación, y viceversa
8. Frotar la punta de los dedos de la mano derecha contra la palma de la mano izquierda, haciendo un movimiento de rotación, y viceversa
9. Enjuagar las manos
10. Secarlas con una toalla de un solo uso
11. Utilizar la toalla de papel para cerrar la canilla
No tocarse la cara
Sin dudas, nos encontramos -aunque no es fácil- tocando menos nuestro rostros. O tal vez lo pensamos antes de hacerlo. Este hábito, antes de la pandemia no estaba instaurado. Pero, ¿por qué es importante no tocarse el rostro?
La médica infectóloga Gabriela Piovano (MN 85555), en una nota con este medio, sostuvo: “Hay que tener especial cuidado con no tocarse ninguna de las zonas mucosas ya que estas son susceptibles al contacto con los virus: “La persona debe evitar tocarse la cara y lavarse frecuentemente con jabón con una duración que sea similar a la canción del ‘Feliz cumpleaños’, lo mismo sucede con toser con el pliegue del codo”.
Lo mismo sucede con las manos cuando las personas tosen y se tapan con la mano. Y es que para no esparcir el virus que se acumula en la saliva, es preciso cubrirse la boca al estornudar o toser. Pero nunca con la mano, para evitar tocar luego superficies o a otra persona. Y es que el virus puede permanecer activo varios días sobre una determinada superficie, por lo que es recomendable limpiar en forma regulas las superficies de la casa u oficina que habitualmente utilizan las personas.
Desinfectar trapos y esponjas
Las esponjas y los trapos son un ambiente propicio para el desarrollo de microorganismos. “Pueden llegar a ser patógenos como Salmonella, E Coli, Staphilococcus aureus, Listeria (enterobacterias) entre otros, -explicó a Infobae Érica Pitaro Hoffman, Ingeniera en Alimentos-, ya que acumulan humedad, restos de materia orgánica y se encuentran a temperatura ambiente”. Todos los días de nuestras vidas convivimos con estos utensilios de cocina que nos ayudan a mantener una correcta higiene. Ahora bien, no limpiarlos correctamente, puede volverse en contra.
Según detalló la especialista, en el ensayo de laboratorio se pueden “identificar pautas inadecuadas de higiene en una cocina o la incorrecta aplicación de procedimientos puede ser fuente de transmisión de Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA).”
¿Y alcanza con lavarlo?, “No es suficiente”, alertó a Infobae Daniela Crimer, Ingeniera Agrónoma, “ya que el nivel de reservorio de gérmenes es elevado y constituyen junto con las manos, una fuente de contaminación cruzada muy grande dentro del área de manipulación de alimentos.” Los “trapos” están diseñados para tener una corta vida útil y reemplazarlos con frecuencia.
Con respecto a la higiene de los trapos, Crimer recomendó: “Se pueden desinfectar periódicamente en solución de lavandina. Para ello, debemos leer las indicaciones del fabricante detalladas en el rótulo y preparar la solución según se indique, generalmente, suele utilizarse 1 taza de lavandina en 5 litros de agua a temperatura ambiente.
No se debe utilizar agua caliente, ya que el cloro se descompone con el calor
Una vez preparada la solución, los trapos o paños se deben dejar en remojo bien sumergidos durante el lapso de tiempo indicado en el envase de la lavandina, que puede ir entre 2 a 5 minutos dependiendo la concentración de cloro inicial de la lavandina que utilicemos. Luego, los enjuagamos con abundante agua y están listos para utilizarse. La frecuencia de la desinfección dependerá del uso y suciedad.
El uso del tapabocas
¿Cuánto se ha hablado de este nuevo accesorio que ya es parte de nuestra vida? Dos años atrás, usar un tapabocas o barbijo casero era visto como una forma de desconfianza. Hoy, es una forma de ser responsable. Con más de dos años de pandemia, dejó de ser obligatorio en muchas instancias el uso del tapaboca.
Caminar solo por una plaza, sin gente alrededor, esta totalmente permitido y no presenta riesgos. Sin embargo, ingresar -por dar solo un ejemplo- a un supermercado, es obligatorio. Pero además, muy útil. Y no solo contra el coronavirus. No por nada, parte de las sociedades orientales usan del barbijo como un accesorio más a la hora de salir a la calle.
¿Puede haber un brote de enfermedades respiratorias tras eliminar el uso de los barbijos?
A medida que se relajaron las medidas de cuidado por el COVID-19, decenas de países optaron por quitar la obligatoriedad y dejar el uso de los tapabocas como una recomendación. Sin embargo, este cambio ya puso en alerta a la comunidad científica internacional por el posible aumento de enfermedades respiratorias antes controladas por las mascarillas.
En Europa, pese a que a la temporada invernal le restan solo algunos días, los expertos ibéricos señalaron que, tras eliminar los barbijos, no solo aumentarán los casos de COVID-19, sino de otras enfermedades respiratorias hasta ahora contenidas por el uso de la mascarilla. En ese tono se expresó la doctora Cristina Calvo, jefa de sección de Pediatría y Enfermedades Infecciosas de Hospital Universitario La Paz (Madrid) y presidenta de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP), la cual aseguró que durante el invierno boreal “se han recuperado muchas infecciones de las que había antes de la pandemia”.
“En este tiempo han tenido una disminución importante, con las medidas restrictivas puestas en marcha, pero en la medida en la que se han ido suprimiendo estas, se ha visto por ejemplo cómo el virus de la gripe circula de manera valorable y lo mismo con otros agentes que se transmiten por vía respiratoria”, afirmó Ángela Domínguez, coordinadora del grupo de trabajo de vacunas de la Sociedad Española de Epidemiologías (SEE).
En América Latina, la situación podría ser similar. Mientras que la variante Ómicron aún permanece vigente, otras enfermedades respiratorias comenzaron a mostrar su presencia. Las formas de contagio más comunes son mediante secreciones respiratorias: hablar, gritar, toser, estornudar. En la Argentina, las patologías respiratorias con mayor incidencia en la población durante el invierno son: la gripe, la neumonía, la bronquiolitis y el resfrío, entre otros.
La médica infectóloga Leda Guzzi, miembro de la comisión de comunicación de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), explicó, en diálogo con Infobae, que “el barbijo es una herramienta útil para la prevención del COVID-19 y de otras enfermedades, como la gripe, que circulan más durante el otoño y el invierno”, por lo que destacó: “Seguimos recomendando el uso del barbijo en los espacios interiores”.
Según distintas investigaciones, las mascarillas o barbijos funcionan mejor cuando todos lo usan, más aún en los casos de personas infectadas. La función de los tapabocas es atrapar un gran porcentaje de las partículas infecciosas que exhala quien padece una enfermedad y así detiene la propagación del virus. Además, hay menos partículas virales flotando por los espacios cerrados y las mascarillas bloquean las restantes.
Por su parte, el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular, José Manuel Bautista, destacó un cambio en la relación entre los patógenos y las personas. “Antes se comunicaban más fácilmente con nosotros. Les hemos puesto barreras como la mascarilla, se han adaptado a ello. Es una nueva adaptación del virus y, por eso, se espera que, de alguna forma, vaya cambiando el panorama de las infecciones respiratorias que sufrimos”, agregó el además coordinador del proyecto CovidLot de la Universidad Complutense de Madrid.