La dermatitis atópica (DA) es una enfermedad inflamatoria crónica y recurrente de la piel que padecen en forma predominante los niños, pero que puede persistir, reaparecer o debutar en la adultez.
En todos los casos, la picazón persistente caracterizada por enrojecimiento, descamación en la piel, puede provocar además la privación del sueño y tener un impacto considerable en la calidad de vida por lo que son clave los tratamientos para enfrentarla.
“Es una enfermedad mayoritariamente pediátrica, sumamente habitual en nuestros consultorios, pero las herramientas modernas que venían desarrollándose, lógicamente se estudiaban y aprobaban primero en adultos y luego en adolescentes, por lo que las conocíamos por su eficacia en esas poblaciones. Hace tiempo esperábamos poder tenerla a disposición para los niños que la necesiten”, explicó doctora Margarita Larralde, médica dermatóloga, Jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Alemán.
Larralde se refiere a la noticia que indica que la Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) aprobó el uso del biológico dupilumab para tratar la dermatitis atópica severa a partir de los 6 años. La droga se venía utilizando a partir de 12 años desde 2021 y en adultos desde 2019, con resultados de eficacia y seguridad consistentes.
Según la experta, el tratamiento de la dermatitis atópica comienza con el cuidado diario de la piel, con humectación constante con cremas y emolientes, evitando la exposición a irritantes como algunas telas, perfumes y cambios en la temperatura del ambiente, entre otros. Luego, se indican corticoides tópicos, fototerapia y, en un escalón siguiente, si son necesarios, se consideran los tratamientos sistémicos, entre los cuales se encuentran los biológicos como el dupilumab.
El importante estudio internacional EPI-CARE, del que participó Argentina, reveló recientemente que, en nuestro país, tienen dermatitis atópica alrededor del 9.7% de los niños, pero, entre ellos, del 27.9% presentan las variantes moderada y severa. Sin embargo, a pesar de ser tan frecuente e invalidante en la infancia, no había suficientes opciones terapéuticas y las que había no lograban sostener un buen control en el tiempo.
La doctora Carla Castro, médica dermatóloga, coordinadora de la Unidad de Dermatitis Atópica del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Austral, explicó que “muchos niños logran un muy buen manejo solamente con cremas y emolientes, con o sin corticoides. Pero, aquellos cuya dermatitis atópica sea más severa necesitarán tratamientos sistémicos y este es el primer biológico diseñado específicamente para esta enfermedad, porque veníamos utilizando otros tratamientos inespecíficos, con eficacia variable o con niveles de toxicidad que no los hacían aptos para algunos niños o para su uso sostenido en el tiempo”.
Cuando la piel pica mucho todo el tiempo
“Los padres nos cuentan que escuchan a sus hijos rascarse toda la noche; se lastiman la piel y, a partir de ahí, el roce con cualquier prenda de ropa o con el agua de la ducha puede ser doloroso. ¿Cómo van a concentrarse en la escuela si van varias veces por semana casi sin dormir?; ¿cómo juegan con sus amigos si solo pueden pensar en rascarse, lo que, además, les infecta la piel? Si el niño transpira en el recreo, puede desencadenar un brote; si el aula está demasiado calefaccionada, lo mismo, y así con muchas situaciones cotidianas”, puntualizó la Paula Luna, médica especialista en Dermatología y Dermatología Infantil del Hospital Alemán.
Un capítulo aparte son además las miradas que la piel atópica genera: “Todavía tenemos un largo camino por recorrer para erradicar de una buena vez los mitos alrededor de las enfermedades de la piel de origen inflamatorio y autoinmune. No contagian y la persona que la tiene lo que necesita es nuestra empatía, porque tal vez la esté sufriendo demasiado como para agregar a eso que los demás lo señalen o le impongan una distancia”, subrayó el doctor Claudio Parisi, Jefe de las secciones Alergia Adultos y Pediátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires.
A veces, no solo es la dermatitis atópica, porque el mismo proceso inflamatorio que desencadena esta enfermedad, conocido como ‘inflamación de tipo 2′, es ocasionado por una sobreactivación del sistema inmunológico que produce descontroladamente una serie de proteínas (entre otras, las interleuquinas 4 y 13) y también interviene en el desarrollo de otras enfermedades que pueden aparecer en forma simultánea, como el asma, la rinitis alérgica y las alergias alimentarias.
El tratamiento biológico
“A veces, existe cierto temor o reticencia de los padres -y médicos no acostumbrados a los nuevos medicamentos- a dar el salto de las cremas a un tratamiento sistémico para sus hijos, aun cuando claramente estas no estén siendo suficiente. Sin embargo, los tratamientos biológicos modernos, presentan un muy buen perfil de seguridad y han demostrado obtener rápidamente beneficios significativos y sostenibles en el tiempo”, agregó Luna.
En un estudio clínico internacional de fase III, doble ciego, que duró 16 semanas, participaron 367 niños con DA severa: un grupo recibió dosis de dupilumab 300 mg cada 4 semanas + corticoides tópicos, otro recibió el tratamiento cada dos semanas, con una dosis ajustada según peso corporal + corticoides tópicos y el tercero recibió placebo y los mismos corticoides. A las 16 semanas, significativamente más pacientes que recibían la medicación mejoraron entre 3 y 4 puntos el promedio de picos de picazón y también redujeron notoriamente las lesiones de la piel como así también otras consecuencias de esta enfermedad, como ansiedad, depresión y descanso nocturno. Se vieron beneficios en todos los parámetros que midió el estudio.
“En definitiva, este estudio demostró que los beneficios de indicar esta medicación en niños son consistentes con los que ya conocíamos de su uso en adolescentes y en adultos. Mejoran el doble o el triple determinados indicadores objetivos y subjetivos, impactando positivamente en la vida de todos los días de estos pacientes y sus familias”, explicó Parisi. Esta medicación también mejoró aquellas comorbilidades asociadas como el asma y la rinosinusitis. Además, como al controlar la DA se recompone la barrara cutánea, reduce el riesgo de infecciones en la piel y el perfil de seguridad también fue consistente con lo que ya se conocía de la medicación, con eventos adversos de leves a moderados y manejables durante el estudio.
“Los dermatólogos ya contamos con experiencia en el manejo de enfermedades crónicas de la piel con medicamentos biológicos modernos. Hace varios años venimos tratando muy bien la psoriasis en niños, por lo que podemos aplicar toda esa experiencia y conocimiento a la dermatitis atópica. A algunos padres les preocupa empezar a usar medicamentos de este tipo, pero estamos sumamente capacitados para su manejo en los casos específicos en que consideremos que serán el tratamiento de elección”, aclaró Castro.
“Era importante que pudiéramos empezar a darles respuesta a los niños que presentan las mayores manifestaciones de esta enfermedad. Años atrás prácticamente no teníamos herramientas para hacerlo y valoramos enormemente los avances de la medicina que nos han permitido conocer más sobre el desarrollo de esta enfermedad y, a partir de allí, poder contar hoy con mejores maneras de tratarla”, completó Larralde.
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