Mientras circula la variante Ómicron del coronavirus en el país, otras enfermedades respiratorias se hacen notar masivamente cuando llega el otoño y nos acercamos al invierno, época en la que las bajas temperaturas se sienten y los virus circulan con mayor incidencia.
Así, los trastornos respiratorios son el principal problema de salud que se trata en los servicios de urgencia durante los meses de invierno, al punto que su prevalencia aumenta hasta en un ciento por ciento en relación a otras épocas del año. Más allá del coronavirus, es en los meses fríos cuando se presentan las condiciones ambientales que facilitan la propagación de varios virus que, al complicarse, pueden causar infecciones respiratorias de origen bacteriano. Estas condiciones son el encierro, la mayor cercanía física de las personas, la falta de ventilación de los ambientes y algunos sistemas de calefacción.
La forma en que el contagio se lleva a cabo es a través de las secreciones respiratorias: hablar, gritar, toser, estornudar. Y también al tocar, porque las manos son una de las vías de transmisión que más contagia. El adulto que estornuda, se tapa la boca o se suena, queda con sus manos contaminadas. Si con ellas alimenta o toca a un niño, lo va a contagiar. La Fundación del Centro de Estudios Infectológicos (FUNCEI) recuerda cuáles son las principales medidas de prevención y las características básicas de estas enfermedades: lavado de manos, desinfección de superficies y objetos, y ventilación de ambientes siguen siendo las herramientas fundamentales para impedir el avance de estas patologías.
En las últimas semanas en Argentina se observa una circulación adelantada del virus influenza. Estamos presenciando un brote de contagio donde todos tenemos un conocido con síntomas asociados a esta enfermedad. Desde diciembre de 2021 a la fecha, se ha detectado un aumento inusual en el número de casos de influenza, principalmente influenza A H3N2. Entre enero y febrero de 2022 se registraron en el Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS2.0) 794 casos de influenza, de los cuales 385 corresponden a influenza A H3N2 y 4 influenza A H1N1. Este aumento repentino motivó al Ministerio de Salud de la Nación a emitir una alerta epidemiológica el pasado mes de febrero. De acuerdo a los datos publicados por las autoridades sanitarias, se detectaron casos en todos los grupos etarios con mayor número de casos en niños menores de 5 años y en adultos entre 25 y 34 años en segundo lugar.
Si bien los resfriados y las gripes no faltan en las consultas durante los meses de otoño e invierno, varias son las enfermedades más comunes que padecerán los argentinos en las próximas semanas.
8 enfermedades frecuentes con la llegada del otoño e invierno
1-Resfriado común: es originado por virus respiratorios que producen una inflamación en la garganta y la zona nasal. Es importante tratar bien los catarros para evitar que deriven en enfermedades más graves, como la bronquiolitis, la bronquitis y la neumonía. Entre los síntomas clave del catarro se encuentran la congestión de nariz, las molestias en la faringe, los estornudos, los mocos y la irritación ocular. En ocasiones, también puede aparecer fiebre, pero de forma más leve que en la gripe.
La llegada del otoño, que suele venir acompañada de un descenso de las temperaturas, anticipa el comienzo de un período en el que se suelen presentar los trastornos en la vía aérea superior. Entre ellos, el resfrío común es una de las afecciones más frecuentes que se dan en esta época del año. Ataca a personas de cualquier edad y, debido a la gran sintomatología de nariz, garganta, oídos y congestión ocular, puede provocar mucha molestia en quien lo padezca. “Es sumamente contagioso por lo que se transmite de forma exponencial de persona a persona”, indicó el César Saenz, médico neumonólogo, Jefe de Neumonología de HELIOS SALUD.
2-Gripe: originada por el virus de la influenza es la infección vírica más común de otoño-invierno, por lo que se recomienda vacunar a las personas más vulnerables como medida preventiva. La gripe causa síntomas muy parecidos a los del resfriado y la COVID-19, como mocos y tos. La principal diferencia es que suele provocar tos, congestión, fiebre alta y molestia muscular, que son menos frecuentes en el resfriado, y además aparece de forma más abrupta que el coronavirus. Puede afectar a personas de todas las edades, pero es más peligrosa en personas con enfermedades respiratorias, niños menores de 5 años y en adultos de 65 años y más.
El virus de influenza tiene una gran variabilidad genética, por lo que nunca confiere inmunidad permanente. Así, es necesario vacunarse todos los años, especialmente en los grupos vulnerables. La gripe, además de generar riesgo de hospitalización e incluso de muerte, puede derivar en una neumonía viral y/o bacteriana. La transmisión la mayoría de las veces se produce por vía aérea, aunque también puede transmitirse por contacto con superficies contaminadas. Las personas enfermas, al toser, hablar o estornudar, expulsan el virus, que puede permanecer activo durante horas en un ambiente frío y con poca humedad. Por esto, la transmisión aumenta en lugares cerrados con gran concentración de personas.
3-Neumonía: Al igual que la gripe, es una infección aguda pulmonar que puede ser provocada por bacterias o virus en la mayoría de los casos. Por lo general, parte del diagnóstico involucra una radiografía de tórax para observar el estado de los pulmones. En general es un proceso de curso benigno, pero ocasionalmente puede evolucionar hacia una enfermedad grave. Las personas mayores de 65 años son el grupo más afectado por la enfermedad y el que más veces deriva en formas graves. La mayoría de los pacientes puede atenderse en forma ambulatoria, y entre los hospitalizados un pequeño porcentaje puede necesitar cuidados intensivos. La neumonía se puede prevenir vacunándonos todos los años contra la gripe al principio del otoño y vacunándonos contra el neumococo.
“Hay poca conciencia sobre que es la neumonía como enfermedad y, a menudo, vemos que la gente no la conoce”, destacó Gustavo Lopardo, médico infectólogo, miembro del Servicio de Infectología del Hospital “Prof. Dr. Bernardo Houssay” de Vicente López. Como tantas otras enfermedades e infecciones, tiene su mayor frecuencia en los dos extremos de la vida, en los niños pequeños menores de dos años y en los adultos, en particular los mayores de 65″, agregó el especialista, que también se desempeña como profesional en FUNCEI.
4-Bronquiolitis, debido al Virus Respiratorio Sincitial o VRS: Esta infección vírica produce una inflamación en las vías respiratorias inferiores y cursa con más gravedad en los menores de un año. En concreto, se identifica por su característica tos y los problemas respiratorios que ocasiona debido a la segregación de moco. Otros indicios de esta infección viral pueden ser los burbujeos y pitidos que se sienten al respirar, los movimientos de las costillas y la falta de apetito. Es vital estar atento a su evolución, puesto que puede conllevar ingresos por la dificultad respiratoria que causa.
“Como no existe una vacuna para los virus que causan habitualmente cuadros respiratorios, excepto para el de la gripe, y la circulación del VSR es muy intensa, la mayoría de los menores de dos años habrán enfermado de bronquiolitis antes de cumplir esa edad”, explicó el jefe de División Neonatología del Hospital “R. Sardá”, Claudio Solana (MN 57636). Por esta razón, se llama a estar atentos a los principales grupos de riesgo, dado que tienen entre cuatro y cinco veces más probabilidades de necesitar hospitalización por esta afección respiratoria. Estos son los niños nacidos prematuros de alto riesgo, con afecciones pulmonares y los niños con cardiopatías congénitas.
5-Laringitis. También es una de las infecciones respiratorias habituales en los meses de invierno, e incluso sus síntomas, como la tos seca, los problemas respiratorios y los ruidos al respirar, pueden ser similares a los de la bronquiolitis. Sin embargo, se diferencia en que afecta a la laringe, es decir, a las vías respiratorias altas, causando ahí su inflamación.
6-Bronquitis. Es una infección respiratoria generalmente de origen vírico, que causa problemas respiratorios, fiebre y broncoespasmo debido al estrechamiento de los bronquios. También se caracteriza por provocar tos bronquial, que se diferencia de la tos faríngea del catarro. Las bronquitis son un proceso inflamatorio en los bronquios que, en su mayoría, son de origen viral por lo que no estaría indicado el tratamiento con antibióticos ante la aparición de los síntomas.
7-Amigdalitis de origen vírico o bacteriano. Se trata de una infección de la garganta que puede producirse de manera repetida, llegando a recomendarse la extracción de las amígdalas en ciertos casos. La amigdalitis causa pus en las amígdalas y fiebre, entre otros síntomas. Dependiendo de su origen, se puede prescribir el uso de antibióticos.
8-Rinitis: La Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC) precisa que la rinitis no es un síntoma sino una enfermedad que puede tener diversos orígenes, aunque la causa más frecuente es alérgica. Principalmente estornudos, prurito en nariz y ojos, secreción mucosa tipo acuosa y obstrucción nasal son sus síntomas. La mayor parte de los casos tienen una historia clínica de haberla tenido en épocas anteriores y que, en su mayoría, no hay presencia de fiebre. De todos modos, en virtud de estas últimas recomendaciones, la AAAeIC considera importante aclarar que la rinitis puede ser también de causa infecciosa y por lo tanto, puede generar episodios de fiebre.
Otra afección es la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), que si bien no aumenta su frecuencia con el frío, las personas que la padecen suelen sufrir períodos más intensos en otoño e invierno. Se define como EPOC a la presencia de una obstrucción al flujo aéreo crónica, progresiva y poco reversible. Está directamente ligada al tabaquismo y es una de las patologías que más se asocian a la neumonía del adulto. Los tipos principales de EPOC son la bronquitis crónica y el enfisema.
Los síntomas más comunes son: tos persistente o que produce mucha mucosidad, sensación de falta de aire, especialmente durante la actividad física, sibilancias (silbidos o chillidos al respirar) y presión en el pecho.
Medidas para prevenir las infecciones respiratorias
Para protegernos de las enfermedades este otoño e invierno, los especialistas recomiendan:
1-Abrigarse bien al salir a la calle
2-No visitar recién nacidos a lugares con grandes aglomeraciones
3-Evita fumar cerca de otras personas, especialmente niños
4-Mantén una correcta higiene de manos usando agua y jabón o gel.
5-Incorpora alimentos que contienen vitaminas A y C para ayudar a fortalecer el sistema inmunológico.
6-Ventilar las habitaciones cada día para que el aire se renueve.
7-Bebe suficiente agua y líquidos. Así las fosas nasales no se resecarán.
8-Usa barbijo en lugares concurridos y cerrados.
9-Favorecer la lactancia materna, puesto que ayuda a proteger al menor de la bronquiolitis.
10-Evitar el contacto con personas enfermas.
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