“El hombre es lo que come”. Esta frase la escribió Ludwig Feuerbach, filósofo y antropólogo alemán, en su libro “Enseñanza de la alimentación” de 1850. Y cada vez más investigadores confirman que es así. De esta manera, a lo largo de las últimas décadas, se demostró que el tipo de alimentación influye directamente sobre las neuronas y sobre las capacidades cognitivas.
Tras años de estar postergadas, las semillas pasaron a ocupar un lugar importante en la alimentación cotidiana. Por su distintivo sabor y alto valor nutricional, las semillas de girasol confitero, conocidas también como pipas de girasol, se pueden consumir crudas o tostadas, incorporarlas en ensaladas, como snack para picar y hasta en preparaciones con verduras o cereales como tartas, hamburguesas, panes o pizzas. Es una opción natural, sana y nutritiva.
Entre la familia de los frutos secos, se destaca por ser más económica y conveniente en relación con sus cualidades nutritivas. Y tan importante es en la dieta actual, que la producción de girasol confitero se ha convertido en una elección considerada, incluso, estratégica para los productores argentinos.
Una de las zonas tradicionales para su cultivo es la provincia de La Pampa, ya que la región cuenta con uno de los suelos más aptos para su siembra. Ahí se extrae la materia prima que luego llega como semilla a los consumidores.
Según el informe sobre las propiedades nutricionales de la semilla de girasol realizado por el Departamento de Tecnología del Laboratorio de Nutrición de la Universidad Nacional de Luján (UNL), esta semilla es un alimento altamente energético por las cantidades que aporta de lípidos, hidratos de carbono y proteínas.
“La semilla de girasol es una gran fuente energética”, explicó a Infobae Diego Sivori, nutricionista y director de la carrera de nutrición de UADE. “Casi el 50% de su composición es grasa proveniente de aceites, los cuales hacen que 100 gramos de semillas ronden las 600 calorías, eso puede representar entre el 30% o 40% de la energía necesaria para un plan de alimentación tradicional (basado en una persona de 60 kilos que consume 2000 calorías por día)”, señaló.
En el informe, la casa de altos estudios aseguró, además, que al contener fibra favorece el movimiento intestinal y disminuye la absorción de algunos nutrientes como la glucosa, un beneficio para los diabéticos, y el colesterol. De esta forma, este pequeño gran alimento contribuye a la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Incluso, es ideal para los deportistas, ya que al ser rico en proteínas ayuda a aumentar la masa muscular y regenerar tejidos; y para los niños y jóvenes en etapa de crecimiento.
Por otro lado, destacan que es uno de los alimentos con mejor calidad de proteína vegetal debido a su alta proporción de aminoácidos esenciales. La denominación esencial significa que el organismo no lo puede sintetizar y debe ser obtenido de los alimentos. Estos son necesarios para numerosas funciones del cuerpo humano, principalmente neurológicas y musculares.
Por otro lado, es un gran alimento para completar dietas vegetarianas al brindar un aporte extra de proteínas. Y, en general, se recomienda su consumo en toda dieta equilibrada, y especialmente para personas con mucho estrés, cansancio, estudiantes y deportistas.
Desde la UNL enfatizan sobre el alto contenido de ácidos grasos que poseen las semillas de girasol, los pertenecientes a la familia omega 6. Este ácido graso es esencial y se obtiene de los alimentos. Estas grasas son conocidas por sus propiedades antiinflamatorias y participan en numerosas hormonas y sustancias del organismo. Es por eso que ayuda tanto en el tratamiento de enfermedades como diabetes, hipertensión y artritis, así como disminuye los niveles de colesterol, reduciendo el riesgo de aterosclerosis y ataques cardíacos.
La USA Sunflower Association (productores y distribuidores de semillas de girasol) denomina a la semilla de girasol como un “súper alimento”, ya que contiene una gran gama de nutrientes de los cuales muchos no son fáciles de obtener de otro modo. Otro motivo por el cual se lo menciona así es por su alto contenido nutricional destacando la presencia de las “grasas buenas”, que vendrían a ser los ácidos grasos mono-insaturados y poli-insaturados, considerados altamente beneficiosos para la salud.
Por otro lado, National Sunflower Association, la Asociación Norteamericana del Girasol, la posiciona como un alimento natural, bajo en carbohidratos y con alto aporte de fibra, lo que ayuda a reducir los niveles de colesterol. Además, aporta ácido fólico, hierro, y vitamina B5, que contribuyen a combatir el estrés y las migrañas.
“Tiene grandes poderes antioxidantes”, destacó Sivori, al ser fuente de Vitamina E, “previene al cuerpo del envejecimiento prematuro, lógicamente, contemplando también el resto de la alimentación”.
Según el informe realizado en la Universidad Nacional de Luján, “las semillas de girasol contienen altos niveles de vitaminas y minerales que promueven el fortalecimiento de huesos y articulaciones saludables, previniendo enfermedades relacionadas con la edad, como la osteoporosis y la artritis”. Además, los especialistas que trabajaron en el informe, dijeron que son fuente de vitamina E, lo que mejora el sistema inmunitario, la circulación sanguínea y, en consecuencia, previene la formación de coágulos. También resaltaron su alto poder antioxidante, que favorece la prevención de degeneración celular, lo que retrasa el deterioro cognitivo relacionado con la edad, y combate la presencia de enfermedades como el cáncer.
Aunque la lista parece interminable, esta pequeña semilla además contiene vitaminas del complejo B, las cuales juegan un papel importante en las funciones metabólicas y la producción de energía, también son necesarias para la salud del hígado, la piel, el cabello y los ojos.
Tiene grandes cantidades de hierro, calcio, magnesio, fósforo y potasio. El hierro ayuda a combatir la anemia, o sea, el déficit de glóbulos rojos en sangre. El calcio se necesita para formar y mantener los huesos fuertes, entre otras funciones como la de contraer los músculos. En tanto el magnesio presente en estas semillas no solo ayuda al funcionamiento de los músculos en general, sino también al músculo cardíaco.
Mientras que el fósforo contribuye a la mineralización de los huesos, y a la absorción y utilización del calcio; al tiempo que el potasio interviene en el impulso nervioso que genera el movimiento muscular, y en la regulación del volumen de los líquidos en el organismo.
Para poder optimizar todos estos beneficios, Sivori advirtió la importancia de someter estas semillas a la “activación”. “Dejar a las semillas en remojo en agua entre 12 y 14 horas puede favorecer la absorción de minerales, que de caso contrario estarían siendo interrumpidos parcialmente por los antinutrientes que presentan todas las semillas. También se pueden llegar a procesar para maximizar y aprovechar todos sus recursos nutricionales”, señaló el nutricionista.
“Cuando a un pan se le agrega semillas de girasol, colabora en bajar el índice glucémico, que es la velocidad con la cual penetra el almidón, ese carbohidrato del pan, en el organismo. Entonces, es un buen recurso para el uso de panes y queda muy bien. Se pueden utilizar raciones de diez gramos, que es una cucharada sopera en un yogur o en una ensalada, sin ningún tipo de problema. Y aparte tiene buena aceptación por los chicos, siempre y cuando no sean con agregados de sal o con agregados de azúcar”, aconsejo el experto. Además, agregó que “hay muchos lugares que venden las semillas de girasol peladas y garrapiñadas. Entonces eso ya transforma el alimento en una cosa totalmente diferente”.
Por último, tienen un aminoácido interesante que se llama triptófano. Según explicó Sivori, esta sustancia “es un precursor de la serotonina cerebral. Entonces hay ciertas asociaciones, por lo menos desde la parte química del alimento, a tener un precursor interesante de un neurotransmisor llamado serotonina, que colabora en la percepción del placer, en la tranquilidad cerebral.”
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