Si bien siempre existió, con los años fue mutando desde su nombre hasta su intensidad. Hoy los ataques de pánico o de ansiedad son moneda corriente. La pandemia, además, resultó ser un golpe que afectó a numerosas personas de diversos grupos etarios de todo el mundo. Ya es un tema recurrente y nadie siente resquemor al mencionar que padece este trastorno.
Giuseppe Iandolo, psicólogo clínico-psicoterapeuta de Madrid, remarcó en Harper’s Bazaar, que si bien se puede relacionar con el estrés, la ansiedad no es exactamente lo mismo. “El estrés es una estimulación duradera del ambiente. En ocasiones, cuando sufrimos estrés, el ambiente nos pide más de lo que podemos dar y entonces nos activamos mucho. Esta activación puede convertirse en crónica y entonces aparece la ansiedad generalizada, que se produce cuando damos más de lo que el cuerpo nos pide y empezamos a tener miedo de cualquier cosa”.
Para Juan Eduardo Tesone, médico psicoanalista, de la Asociación Psicoanalítica Argentina y de la SPP y médico psiquiatra de la Universidad de París XII, la ansiedad es la angustia por el futuro. La palabra viene del latín angustĭa (estrecho o angosto) y justamente hace más estrecho el paso del aire y provoca una sensación de desasosiego. ”Yo prefiero más hablar de angustia que de ansiedad”, dijo.
Iandolo afirmó que la ansiedad es dueña de una expresión psíquica y una somática, En la psíquica, el sujeto sufre síntomas emocionales y mentales, como la inquietud, el miedo a morir o a volverse loco e, incluso, llegar a tener alteraciones de la percepción, lo que comúnmente se conoce como despersonalización. En cambio, la ansiedad somática se exterioriza en síntomas físicos. “Se produce cuando la activación simpática prevalece frente a la parasimpática (que en estado normal -de eutemia- suele ser al contrario) y el paciente entonces comienza a notar las consecuencias, que pueden ir desde la activación cardíaca alta, pasando por el aumento de la respiración o la sudoración, entre otros muchos síntomas”.
De cualquier manera, el cuerpo siempre se expresa y, en algún momento, ese malestar psíquico deja de pasar inadvertido. “La primera señal es la angustia. Para el psiquismo significa lo mismo que la fiebre para los doctores. Por eso es necesario escuchar ese llamado de atención que es la angustia, que puede tener que ver con algo externo o algo interno”, afirmó Juan Eduardo Tesone.
Cuáles son los principales síntomas de la ansiedad
El ataque de pánico es probablemente el modo más común de expresión de que algo anda mal o no está funcionando de la manera que debería. “En los ataques de pánico aparece el miedo a morir o a perder el control. El apogeo es a los diez minutos y su duración total es menos de una hora”, agregó Giuseppe Iandolo.
Otro modo en el que se manifiesta es la dificultad para concentrarse o tomar decisiones, incluso cuando antes se podían resolver sin inconvenientes. Una de las formas más comunes es la imposibilidad de conciliar el sueño, dolores de cabeza o de estómago y hasta mareos.
Pero dentro del grupo de los síntomas menos comunes, aparece el bloqueo mental, que puede durar horas y, en casos más complicados, hasta días.
Por fortuna, no todos los tipos de ansiedad son negativos. Existe la “angustia señal” que sirve para prevenir futuros incidentes y evitar un mal mayor. Un ejemplo de esto es cuando, por ejemplo, no funcionan los semáforos en una avenida. Allí se enciende una especie de alerta que hace que uno preste mayor atención. Si bien aparece una situación de angustia, es un hecho normal que sirve de disparador para evitar un incidente.
Cómo se puede tratar la ansiedad
Cuando la angustia invade el psiquismo es necesario tratar de entender las causas que llevaron a este episodio. Por eso ambos especialistas sugieren realizar un tratamiento psicoanalítico.
“Una persona que padece ansiedad vive en el futuro. Una persona deprimida vive en el pasado y lo aconsejable es vivir el presente”, señaló Iandolo. De esta manera se marca la diferencia entre ansiedad y depresión.
Si bien es importante realizar un diagnóstico, para Tesone la ansiedad eficaz tiene que ver con realizar terapia, mientras que la ineficaz está ligada a las adicciones. “Recomiendo hacer ejercicio, comer despacio y consultar un especialista”.
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