A poco más de un 14 meses de que la Organización Mundial de la Salud declarara pandemia al coronavirus, el avance en la vacunación en algunos países permite ir viendo trazando un poco de esperanza. Algunos especialistas estiman que el ingreso a una etapa de pospandemia recién será para finales del 2022, aunque otros prevén unos meses antes. Sin embargo, todos coinciden en que el impacto en la salud de la población no pasará desapercibido. La preocupación de los expertos se compartió en una serie de encuentros médicos recientes del denominado NCD Fórum ‘Haciendo visible lo invisible: tomando conciencia de las enfermedades no transmisibles’, simposios virtuales para profesionales de la salud, que se llevaron a cabo en Sudamérica y Centroamérica, y que contaron con la participación de especialistas de la Región Andina y el Cono Sur.
“Sin ninguna duda, toda esta situación epidemiológica producida por la pandemia ya está afectando a mucha gente y no distingue edades ni niveles socioeconómicos. Durante el último año, por temor al contagio por el coronavirus SARS CoV-2 y en gran parte debido a las restricciones imperantes en cada país, muchas personas han discontinuado sus controles médicos, lo que sin duda retrasa el diagnóstico de muchas enfermedades y atenta contra el seguimiento de otras ya instauradas”, sostuvo Augusto Vicario, coordinador de la Unidad Corazón-Cerebro del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA), uno de los participantes de los foros.
Por su parte, el médico psiquiatra Marcelo Cetkovich, vicepresidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras, dijo: “Estamos comenzando a ver más cuadros de angustia y de depresión, y estas son condiciones médicas que no solo afectan la calidad de vida de quien la padece y de su entorno familiar, sino que una persona con depresión podría desatender sus cuidados, volverse más sedentaria, aumentar de peso, y todo eso podría contribuir al desarrollo de una serie de enfermedades no transmisibles asociadas, como la obesidad, la diabetes, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares, entre otras. Eso hace que estos pacientes potencialmente presenten una expectativa de vida inferior a la de la población general”.
Durante el encuentro, que contó con la organización de la División Upjohn del laboratorio Pfizer y con el auspicio científico de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP) y otras asociaciones médicas de Colombia y Chile, se puso en dimensión la problemática mundial de las enfermedades no transmisibles (ENT) y los problemas asociados al diagnóstico tardío y a la falta de control y seguimiento, situaciones que ya se daban antes de la pandemia pero que en los últimos meses se han exacerbado.
“Muchas pacientes tienen diabetes tipo 2, que es aquella que generalmente se desarrolla con la edad y para la que contribuyen factores como el sedentarismo, la mala alimentación y el exceso de peso, pero no están diagnosticados y la enfermedad va produciendo daño en forma silente. Lo mismo sucede con la hipertensión arterial, una afección muy prevalente y que se detecta con tres simples mediciones consecutivas de la presión con resultados superiores a 140/90 mmHg; pero muchos pacientes no saben que son hipertensos y de los que sí lo saben solo una porción está bajo tratamiento y tiene bien controlada su enfermedad”, compartió a su turno Jorge Castillo, médico especialista en Medicina Interna y Endocrinología, miembro de la Sociedad Colombiana de Endocrinología y Diabetes y miembro honorario de la Fundación Colombiana de Diabetes.
“En el marco de la pandemia, también ha aumentado la prevalencia de los trastornos mentales: debemos estar atentos a aquellas personas que muestran síntomas de apatía, sobre todo en los adolescentes y jóvenes; también en todos aquellos que hayan perdido el interés por cosas que antes les generaban entusiasmo, los que duermen poco o los que duermen demasiado, en fin, cualquier conducta muy diferente de las habituales deber concitar nuestra atención y es indispensable solicitar ayuda especializada de inmediato”, destacó Cetkovich.
“El impacto de la pandemia en la salud mental de la población no solo se verá en aquellos que ya tenían una determinada predisposición a padecer ansiedad, depresión o cualquier otro tipo de trastorno mental, sino que se extenderá a personas con otro tipo de ENT. “Aquellos que presenten enfermedades no transmisibles que limitan su funcionalidad, como por ejemplo enfermedades cardiovasculares o diabetes, son más propensos a tener síntomas depresivos y llegar a constituir un trastorno psiquiátrico como la depresión. De la misma manera, las personas depresivas suelen cuidarse menos y desarrollar obesidad, hipertensión o enfermedades del corazón, así que es muy posible que nos enfrentemos a un proceso de interacción constante, una especie de ‘ida y vuelta’ entre ambas condiciones”, remarcó.
“La carga de las enfermedades no transmisibles es algo que no solo preocupa a los gobiernos, sino al sistema de salud en general. Las ENT matan a 41 millones de personas cada año, lo que equivale al 71% de las muertes que se producen en el mundo”, reflexionó Martín Javier Martínez, Manager del Cluster para el Cono Sur de Upjohn, División de Pfizer, organizador del encuentro.
“Es una discusión que no debería perder vigencia debido a la importancia que reviste, tanto es así que son tenidas en cuenta como uno de los focos a cubrir dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que se encuentra la reducción de las muertes prematuras por ENT en un 33% para 2030”, agregó.
Solo en la Región de las Américas, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las ENT producen alrededor de 5,5 millones de muertes por año. Mientras que en nuestro país, fallecen anualmente más de 150.000 argentinos a causa de diabetes, hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca o cáncer. De acuerdo a la opinión de los especialistas, las ENT muchas veces conviven con trastornos mentales como depresión o ansiedad, retroalimentándose mutuamente.
“Cuando las personas comparten su trastorno mental al momento de la consulta, muchos médicos minimizan las manifestaciones de síntomas que podrían corresponder a cualquiera de estas ENT y derivan al paciente al servicio de salud mental, pudiendo haber omitido cuestiones médicas relevantes”, consignó Cetkovich.
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