La pandemia por COVID-19 ha generado una interrupción mundial en la atención y resolución de todas las patologías graves y crónicas, debido al colapso de los sistemas de salud, a la dificultad de asistir a la consulta, dada por la disminución de movilidad de las personas por las medidas establecidas, y también por el temor de los pacientes al contagio. Los pacientes oncológicos han interrumpido sus tratamientos, la atención paliativa y los cuidados asociados a su enfermedad.
Una reciente encuesta de la OMS-OPS a través de los Estados Miembros de la región de las Américas, informó que más de la mitad de los países encuestados han interrumpido parcial o completamente los servicios para el tratamiento de la hipertensión; 49% para el tratamiento de diabetes y complicaciones relacionadas con la diabetes; 42% para el tratamiento del cáncer y 31% para emergencias cardiovasculares. Esta compleja situación ha sido reportada por las instituciones de salud tanto públicas como privadas en Argentina, con una disminución del volumen de actividad en más del 50% en la atención de pacientes ambulatorios, y la cancelación de al menos el 60% de las prácticas médicas y diagnósticas.
Según la OPS se estima que, en la región de las Américas, una de cada cuatro personas (es decir 220 millones) tienen al menos una ENT (enfermedad crónica no transmisible), incluidas, entre otras, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer y las enfermedades respiratorias. En consecuencia 5,5 millones personas mueren por ENT cada año.
Por el COVID-19, hubo muchas prácticas médicas que se interrumpieron. Y para varios expertos, lo mejor sería que algunas de ellas no se reiniciaran.
En esa categoría entra tal vez el chequeo periódico de los lunares de la piel para la detección precoz del melanoma, debido a que produce una explosión de diagnósticos sin que eso se haya traducido en una reducción de la mortalidad por esa causa, según afirmaron en The New England Journal of Medicine (NEJM) tres renombrados médicos de Estados Unidos liderados por Gilbert Welch, del Centro de Cirugía y Salud Pública del Hospital Brigham and Women’s (BWH) de la Universidad de Harvard, en Boston.
“La pandemia de COVID-19 detuvo funcionalmente el tamizaje (screening) de cáncer de piel; lo que es importante es que no se reinicie. El tamizaje extendido en la población es el principal motor de sobrediagnóstico de melanoma”, esto es, el hallazgo de lesiones que en realidad nunca habrían causado problemas en la vida del paciente, escribieron. La propuesta es controvertida y rompe el “mantra” de que controlarse nunca es malo, que no se pierde nada con hacerse una revisación y que, en última instancia, cada vida que se salve justifica las eventuales incomodidades. Y pone al control dermatológico en la misma lista de otros exámenes médicos cuya aplicación en escala poblacional está discutida porque pueden ocasionar más daños que beneficios.
Consultada por Infobae, la doctora Yanina Pflüger (MN 120531) médica oncóloga UBA jefa de servicio de Melanoma y Sarcoma del Instituto Alexander Fleming, precisó: “El melanoma es un tumor maligno poco frecuente que ocurre por una proliferación atípica de los melanocitos que son las células que nos dan la pigmentación de la piel. Hay diferentes tipos de melanomas, los más frecuentes afectan la piel y en menor medida están los que afectan los ojos y las mucosas. Estos últimos son de peor pronóstico”.
“Lo más frecuente es que se presente en la piel, tratándose de una lesión nueva o preexistente generalmente pigmentada, aunque a veces no, que puede cambiar sus características ya sea de color, forma, tamaño y tener prurito o sangrado ante pequeños traumas”, añadió.
De acuerdo a Pflüger, “ante esta situación la consulta con el dermatólogo es esencial para diagnosticarlo e iniciar el tratamiento del mismo y una parte fundamental de prevenirlo es evitar los factores que lo provocan siendo su principal factor de riesgo la exposición solar entre las 11- 16 horas, las quemaduras cutáneas en la infancia, el uso de camas solares”.
Dentro de las principales formas de prevenirlo -apuntó la oncóloga del Instituto Fleming- está la educación sobre lo anteriormente dicho, evitando la exposición solar en horas pico, el uso debido de crema con factor de protección adecuado, uso de ropa clara en lo posible con filtro UV y sombrero de ala ancha. También se contraindica el uso de camas solares. El control dermatológico es esencial que sea periódico por lo menos una vez al año.
“El tratamiento del melanoma varía según el momento del diagnóstico. Cuando la lesión aún se encuentra en la piel la resección de la misma y a veces de los ganglios regionales es lo adecuado. Luego se evaluará la necesidad de agregar un tratamiento adyuvante o no. En instancias donde la enfermedad está diseminada, actualmente se cuenta con novedosos tratamientos sistémicos que están disponibles desde los últimos 10 años que constan de inmunoterapia o terapias dirigidas contra la mutación de BRAF en caso de ser portador de la misma”, advirtió Yanina Pflüger.
Y añadió: “Los resultados con las nuevas opciones terapéuticas son alentadores. Hay pacientes que logran respuestas prolongadas luego de cumplir el tratamiento con inmunoterapia y hoy están sin requerimiento de tratamiento. Otros pacientes que utilizan terapias dirigidas orales también pueden permanecer por tiempos prolongados bajo tratamiento”. En conclusión, “se sigue trabajando para obtener mejores resultados aún por lo que hay muchos fármacos en investigación donde Argentina está participando. Sin embargo, la mejor estrategia es la educación y prevención para poder diagnosticar la enfermedad en estadios previos a melanoma o en un estadio precoz”, detalló la jefa de servicio de Melanoma y Sarcoma.
Por su parte, el Instituto Nacional del Cáncer (INC) establece la necesidad de trabajar sobre los factores de riesgo de los pacientes oncológicos en el marco de pandemia por COVID-19, con el objetivo no solo de mejorar la calidad de vida y sobrevida de estos pacientes, sino de ayudar a los médicos a ofrecer un mejor tratamiento para las personas con cáncer. Un sistema inmunitario debilitado, la edad avanzada y otros problemas de salud asociados aumentan el riesgo de contraer COVID-19 grave pero la falta de tratamiento de estos pacientes, reducen la posibilidad de tratar su enfermedad de base.
Un estudio prometedor
En este contexto y en el mes de la concientización sobre el Melanoma y el Día Mundial del Melanoma, -el cáncer tipificado como el más agresivo de los que afectan la piel-, se ha demostrado que realizar un tratamiento adyuvante luego de la cirugía es beneficioso para los pacientes que tienen afectación de ganglios linfáticos y costo-efectivo para el sistema de salud, en Argentina.
Publicado en Oncology and Therapy, este estudio hecho en Argentina ha demostrado que el tratamiento adyuvante de MSD, empresa biofarmacéutica especializada en investigación científica, luego de la resección completa, extiende la sobrevida libre de recurrencia y mejora la calidad de vida en pacientes con Melanoma estadio III con compromiso ganglionar.
Además, se ha comprobado que este tratamiento adyuvante en estos pacientes (realizado luego de la cirugía), es costo-efectivo ya que disminuye la necesidad de nuevas cirugías y hospitalización por recaída, tratamientos subsecuentes, manejo de la enfermedad y cuidados terminales. La inmunoterapia de MSD ha demostrado ser muy costo-efectiva comparada con la espera vigilante en estos pacientes.
Las patologías oncológicas provocan la muerte de alrededor de 45.000 personas al año en Argentina, con una incidencia anual de casos nuevos de aproximadamente 150.000. En el caso del melanoma, representa el 1,3% de los cánceres de piel diagnosticados, correspondiendo a más de 1.700 argentinos; la demora en acceder al tratamiento y diagnóstico, como la reducción observada cercana a un tercio en las quimioterapias y terapias radiantes programadas, tendrán como consecuencia un aumento de la mortalidad por cáncer. He aquí la importancia de la continuidad en los tratamientos para las personas con cáncer.
La investigación de Fundación Sales y CONICET
En el Día Mundial del Melanoma también se destaca el trabajo de avanzada de científicos argentinos que, a través del programa del CONICET y Cáncer con Ciencia de Fundación Sales, desarrollan una vacuna para incrementar la respuesta antitumoral del organismo frente al melanoma, el más grave cáncer de piel. Desde hace más de 25 años, el equipo de investigación dirigido por el doctor José Mordoh trabaja en el desarrollo de inmunoterapia basada en vacunas.
“En ensayos clínicos de Fase I y II, pioneros en nuestro país, la vacuna demostró ser segura, con muy buena tolerancia y calidad de vida e incrementó la sobrevida libre de metástasis a distancia de pacientes con melanoma cutáneo en riesgo de recaídas, comparado al tratamiento con dosis medias de interferón alfa”, señaló el doctor Mordoh.
Y añadió: “Estos estudios clínicos han beneficiado a los pacientes participantes y han generado un valioso banco de muestras para continuar trabajando y conocer los mecanismos subyacentes a la respuesta clínica observada”.
Actualmente, las investigaciones se centran en la identificación de los factores que determinan la respuesta o no al tratamiento en los pacientes. Si bien todos los pacientes tienen la misma enfermedad, el melanoma, aún es necesario identificar a aquellos que tendrán más posibilidades de generar una respuesta inmune efectiva para erradicar el tumor. Analizando las células tumorales y las células inmunes que infiltran los tumores, los científicos están buscando responder esos interrogantes y así poder mejorar el tratamiento para los pacientes.
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