La terapista Vanina Kanoore Edul quien forma parte de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva y trabaja en el Hospital Fernández de CABA, habló de la situación crítica que viven en las terapias intensivas, el faltante de medicamentos y el riesgo de no cerrar actividades de cara a la segunda ola de COVID-19.
Entrevistada por Ernesto Tenembaum en su programa ¿Y ahora, quién podrá ayudarnos? de Radio con Vos, Edul afirmó que “el año pasado a esta altura estábamos poniendo más camas, más monitores. Todo lo posible para contener la ola de coronavirus. En un momento llegó la ola, primero en el sector privado, luego con la cuarentena estrictísima bajó allí y se extendió a los barrios más vulnerables de la ciudad de Buenos Aires que en realidad fue un aluvión de casos en los que pensamos que no paraba nunca. El personal de salud estábamos expectantes para atender a las personas, mientras el sistema sanitario se extendía”.
“Hoy el sistema ya está grande, ya que duplicó las camas de terapia intensiva, aunque a algunas camas les falta todavía un monitor y respirador, además de personal de salud para atender. Hoy somos menos, porque hay gente que dejó de trabajar por situaciones personales vinculadas a la exigencia del trabajo, el gran estrés, agotamiento y también, los varios contagios que tuvimos entre nosotros. Tengo 2 compañeros que se infartaron y muertos. Tenemos compañeros con síndrome depresivo que no pueden trabajar hoy. Gente con intentos de suicidio, residentes con intento de suicidio. Gente muy joven que recién está empezando y para ellos es muy difícil”, explicó la profesional.
Y enseguida relató las situaciones dramáticas que viven cada día: “A mí nunca me pasó algo así. Esto te quiebra. Hacer una videollamada en la habitación del paciente con sus familiares, en donde les contamos a ellos que lo vamos a intubar. El paciente tratando de calmarlos. Los familiares conteniendo las lágrimas. Y nosotros en el medio, sabiendo que uno de cada dos intubados no va a sobrevivir. Nosotros, que estamos conteniendo a esa familia durante mucho tiempo, no tenemos ningún tipo de contención. Nosotros la buscamos entre la gente del hospital, a la que considero mi familia. Nos pasan cosas personales también. Yo tuve una desgracia familiar y tuve que faltar a la guardia. Mis compañeros me apoyaron y cubrieron, pero en algún lugar te sentís un número”.
Sobre la continua apertura de actividades no esenciales, la terapista relató que “hace dos semanas llegó un decreto de la Ciudad de Buenos Aires en el que se anunciaba la anulación de las licencias para todo el personal de salud. Yo leía eso, mientras también leía en algunos portales, que el Gobierno de CABA había permitido nuevas aperturas, creo que eran comedores. Me pregunto si el derecho ganado del otro es el que me quitan a mí”.
También hizo referencia a la falta de medicamentos en algunos hospitales: “Las drogas que habitualmente estaban en las terapias intensivas, están escaseando. Falta medicación para sedar a los pacientes. O antibióticos que no están en el país, no se consiguen, como la heparina que se usa para prevenir la formación de coágulos de sangre, concretamente la trombosis venosa, que puede generar una embolia pulmonar. Todos los pacientes tienen una dosis baja de heparina. Hay una demanda general muy grande y un monopolio en esta droga. Se prioriza más la venta a EEUU y Europa, dejando desprovisto a América Latina”.
Para finalizar, se preguntó cómo puede ser que las políticas de salud sean estresar al mismo sistema de salud, cuando se dice que mientras tengamos camas de terapia intensiva, sigamos abriendo, porque el sistema aguanta. “Se debe dejar de ser egoísta. Extremar las medidas de cuidado. Tuve la enfermedad, tengo 2 dosis de Sputnik V encima y me sigo cuidando y cuidando a los demás. Hay que dejar de pelearnos entre todos. Yo veo a la clase política peleando. Todos tienen que hacer un examen de conciencia enorme”.
Y pidió que “la gente tome conciencia del estado de agotamiento que tiene hoy el personal de salud. Que piensen que si bien tienen derecho a una fiesta, a una comida, eso significa que por hacer eso, un montón de gente se puede enfermar y hay un montón de otra gente para atender a esas personas enfermas, que carecemos de vacaciones, que estamos mal pagos y muy cansados. Necesitamos ayudarnos entre todos”.
El audio completo de la entrevista
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