A pesar del uso popular de la vitamina C y el zinc para combatir o disminuir la severidad de los resfriados virales y la gripe, un nuevo estudio, publicado el viernes en JAMA Network Open, encontró que estos dos suplementos no tenían ningún beneficio para las personas con coronavirus.
Lidiar con los síntomas del nuevo coronavirus puede ser una batalla larga y ardua que puede durar días, semanas e incluso meses. Si bien todavía no existe un remedio o medicamento de tratamiento comprobado para aliviar los síntomas, lo único que las personas han estado haciendo meticulosamente es aumentar la ingesta de alimentos, bebidas y suplementos que estimulan la inmunidad, lo que es crucial durante la fase de recuperación. Más comúnmente, la vitamina C y el zinc han surgido como fuertes combatientes del COVID-19.
Sin embargo, según los hallazgos develados por la investigación, no se ha encontrado que consumir dosis potentes de vitamina C (ácido ascórbico) y zinc tenga ningún tipo de efecto sobre la recuperación del nuevo coronavrius o la disminución de los síntomas. “Desafortunadamente, estos dos suplementos no estuvieron a la altura de las expectativas”, escribieron la doctora Erin Michos de John Hopkins y el doctor Miguel Cainzos-Achirica de Houston Methodist, en un editorial que la acompañaba.
El equipo de investigadores realizó un experimento abierto en casi 214 pacientes en Ohio y Florida, en Estados Unidos, administrándoles los suplementos, que han sido etiquetados como cruciales en nuestra lucha contra el COVID-19. Luego se comparó al grupo con los que no recibieron ningún suplemento adicional. Tras el análisis, se observó que la suplementación con vitamina C y zinc no condujo a una reducción de la recuperación o de los síntomas en ningún caso.
“El gluconato de zinc (zinc) en dosis altas, el ácido ascórbico (vitamina C) o ambos suplementos no redujeron los síntomas del SARS-CoV-2″, según Milind Desai, cardiólogo de la Clínica Cleveland. Sin embargo, las dosis altas sí causaron algunos efectos secundarios desagradables en los pacientes que tomaban los suplementos.
“Se informaron más efectos adversos (náuseas, diarrea y espasmos estomacales) en los grupos de (personas que tomaban los) suplementos que en el grupo de atención habitual”, aseguraron Michos, profesora asociada de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, y Cainzos-Achirica, profesor asistente de Cardiología Preventiva en el Houston Methodist.
¿La vitamina C y el zinc ayudan a combatir las infecciones?
La vitamina C y el zinc contienen propiedades para combatir infecciones, que es una de las razones por las que la vitamina C se prescribe activamente a personas con resfriado, tos o infecciones crónicas. Lo mismo se aplica a los beneficios del zinc, del cual muchas personas son sorprendentemente deficientes. Por eso, muchas personas recurren a los suplementos de estos nutrientes para combatir los resfriados virales y la gripe.
La vitamina C es un antioxidante reconocido y juega un papel esencial de apoyo al sistema inmunológico. Aunque no se ha demostrado que prevenga enfermedades, otras investigaciones han encontrado que la vitamina C puede acortar los resfriados en un 8% en adultos y en un 14% en niños. Sin embargo, según los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), el uso de vitamina C después de que comienzan los síntomas del resfriado no parece ser útil,
Por su parte, el zinc puede contribuir a la capacidad de las células para combatir las infecciones, según el estudio, “mientras que hay evidencia de que la deficiencia de zinc aumenta las citoquinas proinflamatorias y disminuye la producción de anticuerpos”. Es decir que si se toma dentro de las 24 horas posteriores a los primeros signos de un resfriado, el zinc puede reducir en un día la duración del resfriado, según una revisión de 13 estudios.
Sin embargo, tomar más de 2.000 miligramos de vitamina C al día puede causar acidez, espasmos estomacales, náuseas, vómitos, diarrea y dolores de cabeza. Y consumir más de 40 miligramos de zinc por día puede causar sequedad en la boca, náuseas, pérdida del apetito y diarrea. Además el zinc puede tener un sabor metálico desagradable.
Los usuarios a largo plazo pueden tener “niveles bajos de cobre, menor inmunidad y niveles bajos de colesterol HDL (el ‘colesterol bueno’)”, según los NIH. En el 2009, la Administración de Medicamentos y Alimentos de los EEUU (FDA, por sus siglas en inglés) advirtió a la población en contra del uso de aerosoles nasales con zinc porque se relacionaba con más de 100 casos de pérdida del olfato.
El uso de vitaminas y suplementos en el tratamiento del COVID-19
Actualmente se están llevando a cabo ensayos aleatorizados para ver si los suplementos de vitamina D pueden ayudar (además de contribuir a un crecimiento óseo saludable, la vitamina D tiene propiedades antiinflamatorias) en el tratamiento del nuevo coronavirus.
En Estados Unidos y en China investigadores están administrando dosis intravenosas de vitamina C para determinar si podrían ayudar a las personas que tienen insuficiencias respiratorias lo suficientemente graves como para conectarlas a un respirador. Además, se están realizando más estudios para determinar si el COVID-19 se puede prevenir con suplementos como las vitaminas C y D y el zinc.
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