Tras el alza de infecciones por COVID-19 que Argentina transita en las últimas semanas, el gobierno nacional estableció hoy nuevas pautas para que los gobernadores restrinjan la circulación de las personas a fin de que bajen los contagios y no colapse el sistema sanitario.
Argentina volvió en los últimos días a los mismos elevados contagios por coronavirus que supo registrar en agosto de 2020. Ayer el Ministerio de Salud contabilizó 13.835 nuevas infecciones y 146 fallecidos.
Este mediodía, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero, el ministro de Turismo y Deportes, Matías Lammens, y la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, brindaron una conferencia de prensa en la que anunciaron las medidas recomendadas que luego fueron publicadas por decreto que regula en qué momentos los gobernadores podrán restringir la circulación nocturna en sus jurisdicciones ante un aumento de casos de coronavirus.
Para ello, se establecieron dos criterios epidemiológicos que deberán tener presentes las autoridades a la hora de definir alguna medida: la razón y la incidencia. Vizzotti explicó que el primero significa la cantidad de nuevos casos de los últimos 15 días sobre los 15 días anteriores. Cuando el cociente (resultado de dividir) entre el número de casos confirmados acumulados en los últimos 15 días y el número de casos confirmados acumulados en los 15 días previos sea superior a 1,20 (es decir, que los casos aumenten un 20% de una quincena a la otra). “Si ese número es superior a 1,20 significa que los casos están aumentando de los 15 días previos a los últimos 15 días”, afirmó, y luego aclaró que el otro criterio es el de la incidencia, que se obtiene cuando el número de casos confirmados acumulados de los últimos 14 días se divide por 100 mil habitantes y su resultado sea superior a 150.
Ante este anuncio, el médico Carlos Regazzoni afirmó que es compleja la fórmula elegida por el Gobierno para determinar las restricciones. “Tenemos que ser más directos, porque la situación es crítica. Los casos están aumentando y ello indica que la epidemia entró en una fase expansiva. Indicadores se pueden usar muchos. Pero el problema arrancó desde el 15 de diciembre aproximadamente. Sin medidas enérgicas, los contagios sólo van a seguir aumentando”. A su criterio, “las medidas posibles son: uso universal de barbijo de la mejor calidad posible; testeos masivos con trazabilidad y aislamiento; limitación de reuniones a menos de 10 personas; vacunación masiva; o lamentablemente la realidad empujará antes que tarde a los confinamientos que tendrán eficacia transitoria y consecuencias desastrosas”.
Respecto al método de medición, el especialista afirmó que “la medición ideal sería el número de reproducción efectiva del virus por municipio, con su intervalo de confianza adecuado (nivel de incertidumbre). Las medidas hay que tomarlas ya mismo, en las jurisdicciones que vieron aumentar el número de casos o la positividad de los testeos por encima del 1%”.
Una de las infectólogas que asesoran al Presidente, Carlota Russ, analizó la situación epidemiológica: “Hay que tratar de entender que estamos en una pandemia con un virus muy particular que nos cuesta mucho controlar y la vacuna es una esperanza pero está limitada especialmente por la producción a nivel mundial y en todo el mundo hay problemas para tener todas las dosis disponibles”.
“Nosotros estamos en una posición aceptable con las limitaciones del caso y las restricciones son la única arma que tenemos para detener la cantidad de casos de la mejor manera posible”, aclaró la experta a El Destape Radio.
Sobre las restricciones, la médica afirmó: “Algo había que hacer. Hay costumbres que tenemos que cambiar, como la hora de la cena. Que aumente el número de casos es un problema para el sistema sanitario y hay lugares que no tienen un respaldo para eso. La gente se relajó mucho y se juntaron muchas cosas: fin de año, las fiestas, la gente cansada con ganas de reunirse, los que se van de vacaciones y no quieren pensar en barbijos y distanciamiento, pero el virus no se toma vacaciones y el comienzo de la vacunación es un paso muy lento que hasta que se pueda completar convenientemente hay que hacer algo para que no sigan creciendo los casos”.
Además, subrayó: “Hay que encontrar un equilibrio y no parece que la gente lo vea tan claramente. Si vamos a un pico de contagios mayor, podemos ir a un pico de muertes mayor. Está aumentando el compromiso de la gente más joven, que en general tiene mejor evolución pero se contacta con gente más grande que tiene más complicaciones y se muere, y a los que tenemos una formación más científica nos cuesta trabajo crear restricciones, multas o castigar a la gente”.
Por último, Russ indicó: “No pensábamos que a esta altura podía suceder esto. Estábamos en una curva descendente que parecía iba a mejorar lentamente, que se iba a estabilizar en un número aceptable como 3.000 y que íbamos a tener una segunda ola en marzo, pero la medicina no es matemática. Las vacunas se demoran no sólo acá, en todo el mundo. Es una epopeya lo que se va a hacer, una cosa muy difícil. Hay que conservar la cadena de frío, no desperdiciar dosis, gente que no se quiere dar la vacuna”.
“Creo que es una medida más que puede ayudar bastante a disminuir los contagios sin afectar tanto la actividad económica. El hecho de que comience a las 0 horas sería bastante lógico pensando en restaurantes y bares. Me parece bien que no se aplique de la misma manera en todo el país, ya que no son las mismas realidades las que se viven en las grandes ciudades, en lugares de veraneo o en pequeños pueblos”, afirmó la doctora Cristina Freuler, médica infectóloga, jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán.
La experta hizo incapié en la concientización que los jóvenes deben tener a la hora de salir y reunirse con amigos: “Esta medida restrictiva no quita que los jóvenes siguen haciendo fiestas clandestinas que terminan a las 5 de la mañana. Me parece que siempre lo más importante es la concientización de esos jóvenes, que no son niños. Son personas que ya tienen capacidad de razonar, por lo que se debería trabajar más en eso”.
Para el doctor Lautaro de Vedia, médico infectólogo y ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), el propósito de la medida es reducir la cantidad de casos. “Esta prohibición de la circulación es correcta, pero tiene que ser transitoria, fuerte y que genere impacto. Y tiene que ir acompañada con otras como la distancia social, lavado de manos y uso de barbijo, junto con realización de testeos. Es una medida antipática pero que puede ser positiva. Lo más importante de todo es la responsabilidad individual, que ayuda a cuidarse uno y a los que tiene a su alrededor”, afirmó el especialista.
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