Según la cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) más del 60% de la población en la Argentina tiene exceso de peso, que hoy afecta a seis de cada diez adultos y a tres de cada diez niños y niñas en edad escolar. La prevalencia de obesidad obtenida fue de 32,4%, con un aumento progresivo según grupos de edad, siendo en los dos últimos grupos 2,8 veces mayor que la prevalencia del grupo más joven (41,8% 65 y más; 42,0% 50 a 64 años y 15,1% 18 a 24 años). Además, el 46,6% de los consultados es hipertenso, el 12,7% tiene diabetes, la mitad de la población es sedentaria y sólo el 6% consume las cinco porciones de frutas o verduras recomendadas. Otro dato relevante es que más del 80% de los adolescentes en edad escolar de todo el mundo no llegan al nivel mínimo recomendado de una hora de actividad física al día.
Claro está que ese escenario previo se vio incrementado tras siete meses de aislamiento social, con todo lo que ello implica. Las enfermedades no transmisibles no conocen de emergencias sanitarias y los especialistas hacen hincapié en que ya es momento de recuperar -o dar inicio- los hábitos saludables.
Según una encuesta de la Universidad Abierta Interamericana (UAI) que indagó sobre cómo se percibieron al respecto 500 personas mayores de 16 años residentes del AMBA, sus hábitos alimenticios durante el aislamiento social preventivo y obligatorio y el ejercicio físico, en comparación al antes y después de la pandemia del nuevo coronavirus, el 40,3% aseguró que mantuvo su peso durante el aislamiento, mientras que el 38,5% dijo haber aumentado.
Y si bien las aperturas son mayores y formalmente el aislamiento pasó a ser distanciamiento, muchos de los trabajadores aún continúan con la modalidad de home office y la falta de clases presenciales aún obligan a que los más chicos sigan en casa, lo que hace que un gran porcentaje de gente continúe en su casa todo el día.
En cuanto a qué grado de preocupación respecto de su peso tiene, la respuesta mayoritaria de la gente fue estar “poco preocupado” con el 30,5% de los votos. Seguida de “muy” y “bastante” preocupados (24,4% y 22,5% respectivamente) y los más relajados (sin preocupaciones) con el 15,2%.
Los encuestados percibieron que aumentaron el consumo de frutas y verduras (35,4%), que toman más agua (20,5%), dejaron las harinas (16,7%) y las gaseosas (8%), entre otras respuestas.
“La obesidad es una enfermedad multicausal, donde se combinan factores genéticos, el estilo de vida, las emociones, el medio ambiente, el entorno y el sedentarismo, entre otros. Es necesario entender que la obesidad es una enfermedad crónica, siendo muy importante enfocar la estrategia en modificar los hábitos alimentarios y sostenerlos en el tiempo para optimizar los resultados”. Para la médica cardióloga especialista en nutrición Paola Harwicz (MN 84.182) “no hay dietas mágicas y es muy frustrante para aquel que desee bajar de peso ponerse metas imposibles”.
Así como se describe que las causas son múltiples, según la especialista “el enfoque terapéutico debe atender todas estas variables y además, establecer una continuidad en el tratamiento”.
“En el plano psicológico, muchas veces destacamos la importancia de identificar el hambre real y evitar comer sugestionados por emociones. Las ingestas que responden a la ansiedad, el aburrimiento o la tristeza, por nombrar algunos de los mayores disparadores, suelen ser desmedidas en su cantidad y calidad con gran impacto para nuestra salud -enfatizó-. Más que nunca, comer no debería ser un refugio ni una ‘solución fácil’ para canalizar nuestros sentimientos. Convertir esa energía en un incentivo para lograr un cambio de hábito saludable y sostenible puede ser el paso más importante”.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que niños y jóvenes de 5 a 17 años inviertan por lo menos 60 minutos diarios en actividad física con juegos en movimiento y limiten a un máximo de dos horas de pantalla al día . Por su parte, la recomendación en los adultos entre 18 a 64 años es como mínimo 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada o 75 minutos de mayor intensidad. La recomendación de realizar 30 minutos diarios de actividad física puede realizarse de corrido en una caminata, paseo en bicicleta o alguna actividad deportiva o bien programarse en tres sesiones de 10 minutos cada una. La Sociedad Argentina de Nutrición sugiere pararse y caminar por al menos dos minutos para poner el cuerpo en movimiento y activar el metabolismo muscular y de esta manera evitar pasar muchas horas inactivos.
“Ejercitarse en lugares abiertos y naturales con la llegada de la primavera ayudan a mejorar el estado de ánimo, reducir la ansiedad y la sensación de encierro característicos de esta época. Afortunadamente, la gradual apertura de algunos espacios como gimnasios, parques y clubes facilitan la actividad física. Además, la exposición al sol fomenta la generación de vitamina D y otros elementos claves para nuestro bienestar”, destacó Harwicz.
Para ella “es fundamental mantener contacto con el profesional de cabecera para optimizar el tratamiento de la hipertensión arterial, la diabetes y chequear los valores de colesterol en sangre entre otras variables”. “La obesidad es una enfermedad crónica que favorece la aparición de otras enfermedades (hipertensión arterial, diabetes tipo 2 y alteraciones del perfil de los lípidos en sangre (colesterol, triglicéridos) -insistió-. Afortunadamente, hoy contamos con mejores estrategias para tratar la obesidad y el sobrepeso cuando se asocia a estas enfermedades, a través de nuevos fármacos, en el marco de un seguimiento profesional a través de consultas presenciales o bien utilizando la telemedicina, que permite acompañar al paciente en cada paso”.
“No es momento de frustrarse con dietas y rutinas imposibles o peligrosas: más que nunca es importante tomar conciencia y lograr tratamientos integrales y superadores para alcanzar una salud cada día más plena”, concluyó.
Otras cifras de la encuesta de la UAI
- Cuando se preguntó sobre el mayor o menor consumo de ciertos alimentos durante el aislamiento en relación a lo previo, los productos en los que el porcentaje de respuestas en que bajó la cantidad de ingesta fueron: comida chatarra (56%), frituras (48,8%), alcohol (42,4%) y gaseosas (44,8%).
- En tanto, los que obtuvieron el mayor porcentaje de respuestas como los que se consumieron de igual manera antes y durante el ASPO fueron: panificados (42,3%), chocolates y dulces (42,2%), snacks (54,8%), frutas y verduras (46,2%) y agua (44,2%).
- El grueso de los encuestados dijo que cocina (86,7%), pide delivery (9,8%) y se maneja con viandas (3,5%).
- El 54,9% dijo no realizar ejercicio físico y el 45,1% sí.
- La mayoría dijo caminar (54,6%), hacer cinta o bicicleta (17,2%), running (16,5%) y musculación con aparatos (4,8%), entre otros.
- Hacen ejercicio entre dos y tres veces por semana (42,4%), más de cuatro (25,7%), una vez (14,9%), todos los días (13,9%) y sólo los fines de semana el 3,2%.
- Respecto de si cambiará sus hábitos de cara al verano, el 43,5% aseguró que sí, el 30,7% dijo que “puede ser” y el no obtuvo el 17,3% de las respuestas.
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