Desde el comienzo de la actual pandemia por la aparición del nuevo coronavirus que provoca la enfermedad COVID-19, que el mundo nunca imaginó que transitaría tantos meses de incertidumbre, miedo, parate económico, restricción de libertades de circulación, escasez, distanciamiento social, además de millones de infecciones, fallecidos y también rebrotes.
Además de todo esto y como una consecuencia directa, aparecen asociados los problemas en la salud mental que afecta a millones de personas que no tienen respuestas claras y directrices seguras de cómo atravesar esta inédita situación en la que el globo se encuentra.
Uno de los organizadores, el prestigioso médico neurocientífico, Facundo Manes, explicó en exclusiva a Infobae, qué nos está pasando a 10 meses del surgimiento del coronavirus. “Estamos viviendo una pandemia que plantea una crisis sanitaria, social, moral y económica muy profunda. Todo esto tiene un impacto en la salud mental muy importante, que implica la distancia con los seres queridos, cierta restricción de las libertades, la incertidumbre que tenemos sobre lo que viene, el impacto económico en el que todos estamos sumidos. Todo esto nos afecta y es por eso, que es muy importante que debatamos lo que nos está pasando y encontremos un equilibrio para preservar la salud de la población e intentar recuperar la actividad económica, la actividad educativa y una cierta normalidad que perdimos”.
“En este tiempo extraordinariamente duro que vivimos desde hace tantos meses, casi todos nosotros, seguramente, sentimos cansancio, falta de motivación, falta de concentración, preocupación, incertidumbre. Como si fuera poco, además, nos parece anormal, injustificado, y nos sentimos mal por sentirnos mal. Cuando cambian nuestras vidas –sea por la pandemia en sí misma o por las medidas para hacerle frente- se transforma nuestra relación con el entorno y, por lo tanto, se afecta nuestro ánimo”, agregó el experto, que comento el estudio científico que está desarrollando Ineco en plena pandemia para observar el impacto de la misma en la salud mental de los argentinos.
“Desde Fundación Ineco estamos realizando una investigación para medir y evaluar los efectos de la pandemia y la cuarentena en la salud mental de la población Argentina. El objetivo es comprender no solo cuánto impacta, sino a través de qué factores lo hace, lo que permitirá pensar mejores herramientas e intervenciones para lidiar con esto. El estudio se realiza a través de encuestas en más de 10.000 personas de todo el país, en distintos momentos de la evolución de la pandemia. Principalmente, medimos el impacto emocional, y en especial el estado de ánimo (asociado a la depresión) y la ansiedad”, precisó Manes.
Y agregó: “En la investigación, el impacto psicológico abarca un rango de reacciones que incluye: estados emocionales intensos, pero dentro de la normalidad, reacciones de adaptación problemáticas que causan malestar significativo y dificultades de funcionamiento, aunque son transitorias: los denominamos trastornos adaptativos, trastornos de ansiedad y depresión propiamente dichos. También se observó que la fatiga mental era el factor más importante para explicar sentimientos de ansiedad y la depresión de las personas. No hacer las cosas que hacemos siempre y hacer aquellas que habitualmente no hacemos requieren de un gran esfuerzo cognitivo. Y el agotamiento resultante puede llevarnos a tomar malas decisiones como, por ejemplo, abandonar las conductas de cuidado. En otras palabras, el malestar y la fatiga resultante atentan contra la adherencia a las medidas sanitarias”.
Decisiones a tomar para trazar un camino durante la pandemia
Nunca en la historia se dio una cuarentena de estas características, tan amplia y que involucre a tantas personas al mismo tiempo. Es una situación inédita donde los gobiernos de los casi 200 países del mundo no tienen una hoja de ruta a seguir, un camino claro y conducente ya establecido.
“Por esto, las decisiones que se toman sobre cómo aplicar esta medida única son necesariamente novedosas, deben ser honestas y basarse en la mejor evidencia científica disponible. También, es imprescindible contemplar a las personas en toda su complejidad, porque, además del resguardo del contagio del virus, es fundamental cuidar nuestra integridad mental, emocional, socioafectiva y económica. Si no abordamos el bienestar emocional de nuestra ciudadanía, se generarán costos humanos, sociales y económicos a largo plazo con enormes consecuencias. Es importante recordar en todo momento que no todos enfrentamos la cuarentena en la misma situación y hay poblaciones especialmente vulnerables, como las personas mayores, los niños y adolescentes y -por supuesto- los trabajadores del sistema de salud”, afirmó Manes, a la vez que puntualizó que “es muy difícil planificar mientras estamos en modo de supervivencia. Pero es vital pensar estrategias para cuidar, hoy más que nunca, la mayor riqueza del país: los recursos cognitivos y emocionales de todos nuestros ciudadanos”.
En ese camino, el neurocientífico insistió en que es indispensable contar con un plan estratégico que sea integral y multidisciplinario y que nos dé cierta perspectiva apoyado en la evidencia científica, con datos fiables y que aborde la enfermedad mental a la par de la salud física. En otras palabras, las necesidades de salud mental deben tratarse como un elemento central de nuestra respuesta a la pandemia del COVID-19.
“Es clave que la sociedad tenga un horizonte en el que haya una discusión sobre cuestiones sanitarias, sociales y económicas que se lleve adelante sin luchas estériles y contraproducentes de facciones, y que nos permita reducir la incertidumbre.
Una mayor duración del confinamiento (cuanto más larga es la cuarentena, más impacto en la salud mental trae), el aislamiento social y el miedo al contagio sumado al colapso económico general, la inseguridad financiera, el riesgo de perder el trabajo, la inseguridad sobre los ingresos, la bancarrota y la falta de una perspectiva concreta son todos factores que agravan la situación. A su vez, la angustia se profundiza si los mensajes de las autoridades y comunicadores son contradictorios, y si, en lugar de mostrar que tienen como principal objetivo combatir la pandemia, buscan sacar réditos, son oportunistas y se acusan unos a otros”, resaltó Manes.
Por eso, recalcó que las autoridades deben tener la empatía para comportarse y comunicar en forma trasparente, responsablemente y con humildad, conscientes de que muchos ciudadanos los miran viviendo en la pobreza, habiendo perdido su empleo, con sentimientos de inutilidad, forzados al aislamiento, al hambre y aterrados por la supervivencia cotidiana de sus familias. Para finalizar, Manes aclaró que las autoridades pueden intentar mitigar las consecuencias mentales de la cuarentena ajustándola lo más posible, brindando información transparente, proporcionando suministros adecuados y dando pautas claras sobre las acciones a tomar.
“Las duraciones extensas de las cuarentenas se asocian con estrés postraumático, agotamiento emocional, depresión, insomnio, ansiedad, irritabilidad, frustración. Asimismo, el malestar económico que resulta de esta situación crea una grave angustia social que es considerada otro factor de riesgo de trastornos psicológicos. Tenemos que debatir y encontrar un equilibrio para preservar la salud de la población e intentar recuperar en lo posible la actividad económica. Tenemos que entablar un diálogo entre distintas ideas y sopesar posibilidades. De nada sirve que la sociedad se enfrente entre distintas facciones y plantear los grandes temas como si se tratara de un duelo, una vez más, de la grieta”, finalizó.
Datos del Simposio
Organizan: Fundación INECO y Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
Fecha: 28 de octubre, de 14 a 19 hs
Inscripción: https://simposio.fundacionineco.org/
Contacto: https://www.fundacionineco.org/ Marcelo T. de Alvear 1632 - C1060AAF - CABA - info@ineco.org.ar
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