Como en ninguna nación del mundo, hoy la Argentina cumple 200 días de aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO), o como se lo llama comúnmente, de cuarentena.
Muchas cosas han pasado desde aquel 19 de marzo cuando el Presidente de la Nación, Alberto Fernández, habló por cadena nacional para establecer a partir de las 00.00 horas del día siguiente (20 de marzo) el aislamiento por 14 días.
En estos 200 días de cuarentena, el país pasó de controlar exitosamente al coronavirus, a ser la séptima nación con más contagios en el mundo. Hasta ayer, nuestro país sumaba más de 800.000 infectados y 21.000 muertos por COVID-19, la enfermedad que genera el coronavirus SARS-CoV-2 y motivó la pandemia actual.
(Infectados desde el primer caso hasta hoy, por fecha, en Argentina)
Durante este prolongado período de más de 6 meses, el Gobierno Nacional dictó 13 períodos de confinamiento. Originalmente, el primer aislamiento regía del 20 de marzo hasta el 31 de ese mes, luego fue extendido hasta el 12 de abril, posteriormente hasta el 26 de abril, más adelante hasta el 10 de mayo, luego hasta el 24 de mayo, hasta el 7 de junio, hasta el 28 de junio, hasta el 17 de julio, hasta el 2 de agosto, hasta el 16 de agosto, hasta el 30 de agosto, hasta el 20 de septiembre y, por última vez, hasta el 11 de octubre. Una vez que llegue esa fecha, se cumplirán 205 días de aislamiento social.
Calificada como “la cuarentena más larga del mundo” por su extensa prolongación continua, la misma tuvo como fin principal bajar la circulación de los contagios entre personas hasta tanto haya una vacuna o un tratamiento eficaz para los casos más graves. Durante la misma, el gobierno nacional implementó distintas estrategias para prepararse ante la llegada del virus y, sobre todo, frente al crecimiento de la tan temida curva de contagios para evitar un pico que haga colapsar el sistema sanitario nacional.
Al principio, el aislamiento profundizó las medidas de distanciamiento social y la prevención de contagios, mientras avanzaban las investigaciones y los tratamientos experimentales con antiinflamatorios, drogas ya probadas en otras enfermedades, el uso de plasma convaleciente y hasta la aprobación del suero equino hiperinmune. También permitió incrementar la infraestructura de camas de terapia intensiva con respiradores en más de doble en todo el país y el abastecimiento de recursos médicos tanto humanos como sanitarios. Incluso sirvió para capacitar al personal de la salud en emergentología y dictar los protocolos sanitarios para los distintos lugares de trabajos esenciales o comercios como farmacias y supermercados.
La cuarentena dura abarcó inicialmente todo el territorio del país durante 46 días y luego cambió para establecer medidas de distanciamiento social en casi todo el país, con excepción de algunas áreas urbanas que registran alto nivel de contagios, como el caso del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde viven 15 millones de personas. La cuarentena y demás decisiones sanitarias fueron tomadas en forma coordinada por el gobierno nacional, con los gobiernos de las provincias y la Ciudad de Buenos Aires y los municipios.
(Cantidad de personas fallecidas en Argentina, por fecha)
Pero lo que al principio comenzó a darle resultado al plan del Gobierno para contener la pandemia por COVID-19, con el correr de las semanas y las prolongaciones del aislamiento, se fue desdibujando. Comenzaron a crecer los contagios con la misma intensidad que aumentaba en las personas el fastidio por una cuarentena tan prolongada y una economía paralizada en diversos sectores.
Así, la estrategia empezó a fracasar y el país se acomodó hace algunas semanas entre los 10 más infectados del mundo (actualmente fluctúa entre el puesto 7 y el 8). Además, está entre las 20 naciones con más muertos por millón de habitantes. Y está ubicada en el puesto número 5 con más personas internadas en terapia intensiva con COVID-19 grave.
Fases del aislamiento
En marzo, el Ministerio de Salud de la Nación estableció la planificación de las medidas de cuarentena y distanciamiento establecidas en la Argentina graduadas en cinco fases, dependiendo de la velocidad de contagio en cada lugar.
Según la cartera sanitaria nacional, cada fase tiene como objetivo reducir la cantidad de personas en circulación: la fase 1, que es la más estricta, persigue disminuir la movilidad social en un 90%, mientras que la fase 5, la más flexible, contempla una movilidad reducida pero siempre en un 75% o más de la movilidad existente en tiempos sin pandemia.
Las fases 1 a 3 son fases de cuarentena (aislamiento), mientras que las fases 4 y 5 son fases de distanciamiento (sin cuarentena).
Siempre las autoridades del ministerio, como también el presidente Fernández y todos los gobernadores, han aclarado que dependiendo la situación en cada región, ciudad e incluso barrio, la fase puede variar en el sentido de una mayor o menor movilidad, incluso retrotrayendo a una fase anterior, en caso de que empeore la situación epidemiológica.
Y se llegó a informar a la población que el Código Penal, contempla dos delitos vinculados al no cumplimiento de las medidas sanitarias:
- propagar intencionalmente una enfermedad peligrosa y contagiosa (art. 202, prisión de tres a quince años)
- incumplir medidas para impedir la introducción o propagación de una epidemia (art. 205, prisión de seis meses a dos años)
Igualmente, los casos de incumplimiento de las disposiciones sanitarias llegaron solamente a personas detenidas brevemente o conducidas a lugares de cuarentena. En caso de transitar sin autorización en un vehículo, la práctica fue secuestrar el vehículo hasta el pago de la multa.
Confinamiento y medidas de control
Las distintas prolongaciones del aislamiento abarcaron desde un confinamiento estricto, como el inicial, donde las personas debieron permanecer en sus casas, solo pudiendo salir a comprar alimentos, medicamentos y artículos de limpieza. Se prohibieron los eventos culturales, recreativos, deportivos, educativos, religiosos y cualquier otro que implicase reuniones masivas.
También se prohibió la apertura de comercios que no involucrasen los 24 sectores esenciales exceptuados del ASPO: salud, seguridad, alimentos, energía, agua, comunicaciones, transporte, lavanderías, servicios funerarios, comedores comunitarios y autoridades como Fuerzas de Seguridad, Fuerzas Armadas, actividad migratoria, servicio meteorológico nacional, bomberos, control de tráfico aéreo, personal de los servicios de justicia de turno personal diplomático y consular extranjero acreditado ante el gobierno argentino.
“Estamos enfrentando una pandemia de alcance inusitado. Seguimos sin conocer el remedio que la evite, y el único remedio que sugieren todos los infectólogos es resguardarnos en la casa”, afirmó el presidente Fernández en una conferencia de prensa el 10 de abril, mientras anunciaba el tercer período de cuarentena que corría desde el 14 al 26 de abril.
La cuarentena siguió siendo rigurosa en los grandes centros urbanos como Buenos Aires, aunque se permitió el funcionamiento de talleres de automóviles y de reparación de neumáticos para las ambulancias y autos.
El 25 de abril Alberto Fernández volvió a extender la cuarentena, que abarcaba desde el 27 de abril al 10 de mayo. En un mensaje grabado, el mandatario anunció que en todos los aglomerados urbanos de más de 500 mil habitantes continuaban con el aislamiento. La medida también flexibilizaba las salidas recreativas de una hora por día y en un radio de 500 metros de las residencias, debiendo los niños menores de 16 años ser acompañados por sus progenitores.
Fernández dispone en un anuncio del 8 de mayo, el fin la cuarentena para todo el territorio de Argentina, pasando a la fase 4 (distanciamiento), con excepción de Área Metropolitana de Buenos Aires que sigue en la fase 3. “La Argentina ha logrado aplanar la curva de casos y fallecimientos. La Argentina ha logrado que la duplicación de contagios se haya aumentado a 25 días. Hemos logrado el sistema de salud y ganamos tiempo como sociedad para prepararnos”, enfatizó.
El día 26 de junio el presidente Fernández anunció al país la octava etapa de cuarentena mediante el dictado del DNU Nº 576/2020, estableciendo las reglas de “Distanciamiento social, preventivo y obligatorio” (DSPO). “El 1 de julio vamos a dar un paso más severo. Vamos a pedirles a todos que vuelvan a aislarse en sus casas y solo salgan para buscar provisiones que hacen falta para la vida cotidiana”, dijo Fernández, en un mensaje grabado. Pero la medida no fue cumplida en su mayoría, y el crecimiento de casos fue en ascenso sostenido. El 26 de junio Argentina tenía 55.343 casos y 1184 muertos. Y el 17 de julio en el siguiente anuncio de cuarentena, el país duplicaba las cifras anteriores con 119.301 casos y 2178 muertos.
“Yo quiero llamar la atención a todos y todas. Más allá de que se enojen cuando les digo que lo único que nos preserva es quedarse en casa, les estoy diciendo la verdad. Yo detesto decirles esto. Me gustaría que funcionen los espectáculos y los restaurantes, pero esto es lo que nos está pasando y esto es producto de nuestra circulación”, admitió el jefe de Estado el último día de julio en un mensaje brindado en la Quinta de Olivos junto al jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, sin la posibilidad de que periodistas pudieran hacer preguntas. En el último anuncio en septiembre, directamente no hubo conferencia en vivo o grabada. Se decidió emitir un video de 2 minutos con imágenes varias para anunciar el aislamiento hasta el 11 de octubre.
El 14 agosto, con 282.437 casos y 5527 fallecidos, el presidente decía: “Esto empezó como aislamiento obligatorio, después se convirtió en distanciamiento social porque poco a poco fuimos abriendo la circulación de la gente, fuimos abriendo actividades, comercios, industrias con protocolos. Todo ha funcionado bien”, precisó y alertó: “El problema ya no es en el AMBA, el problema se ha diseminado por todo el país y por eso hay que potenciar todos los cuidados”.
El 20 de septiembre último, con 631.365 casos acumulados y 13.053 fallecidos, el Gobierno anunció la prolongación del confinamiento hasta el 11 de octubre para seguir luchando contra el avance de la pandemia.
Pero la última semana, el país hay observado un nuevo récord de contagios con más de 14.600 infectados en un solo día. Y con más de 21.000 muertos desde el comienzo de la pandemia. A nivel nacional hay una ocupación del 60,3 por ciento de las unidades de cuidados intensivos; mientras que la del Área Metropolitana de Buenos Aires es del 65,9 por ciento.
Todavía lejos de tener un tratamiento o una vacuna efectiva, los especialistas infectólogos proclaman que la mejor manera de derrotar al virus hoy sigue siendo el mantener distancia social de más de 2 metros, usar tapaboca o barbijo y no concurrir masivamente a lugares cerrados.
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