Cada apertura de una actividad comercial o social es un golpe directo al corazón. Cada flexibilización de la cuarentena es un tiro en el blanco a sus ya golpeadas almas. Los profesionales que trabajan y literalmente dejan sus vidas en las terapias intensivas de los hospitales y clínicas de todo el país están viviendo una crisis superlativa a medida que en la Argentina se disparan las cifras de contagios y muertes por la enfermedad COVID-19, producto del nuevo coronavirus Sars-CoV-2 que irrumpió a principios de año en China y tuvo su primer caso en Argentina el 3 de marzo.
“Sentimos que no podemos más. Observamos en las calles cada vez más gente que quiere disfrutar, que reclama sus derechos, que se siente bien por ahora. ¿Qué pasará con ellos y sus familiares mañana? ¡Ojalá que no se transformen en uno de nuestros pacientes que, con fuerzas, trataremos de arrebatarle a la muerte!”, afirman los médicos, enfermeros, kinesiólogos y otros miembros de la comunidad de terapia intensiva a través de una dura carta enviada por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) que expresó preocupada la dura realidad a la que se enfrentan a diario.
Tras la publicación de la carta, el presidente Alberto Fernández convocó a varios profesionales de la Sociedad Argentina en Terapia Intensiva (SATI), que se mostraron preocupados por el colapso que está viviendo el sistema sanitario en varias regiones del país, incluida la ciudad de Buenos Aires.
Finalizada la reunión, el médico Arnaldo Dubin, miembro de la SATI, explicó a los periodistas en la residencia de Olivos: “El aislamiento permitió que la enfermedad se desarrollara lentamente y que los pacientes graves pudieran ser atendidos. Tenemos decenas de miles de muertos menos. Esto es un éxito rotundo de la política sanitaria que se implementó en la Argentina. Sin embargo, estamos entrando en una etapa diferente de la enfermedad. Los contagios están aumentando y la enfermedad se está dispersando en el país. En el AMBA la situación sigue siendo muy grave”.
“Algunos sostienen que estamos en una meseta y eso da tranquilidad. Pero nosotros no estamos de acuerdo con eso. Es una meseta con muchos casos y hay un riesgo de saturación del sistema sanitario. Estamos particularmente preocupados por la situación en las terapias intensivas, que antes de la pandemia ya era compleja. La pandemia no solamente desnudó las carencias estructurales y agravó la situación. Tenemos una sobrecarga de trabajo enorme, como jamás ocurrió antes. Estamos agotados físicamente, exhaustos en los psicológico. Comentemos errores, nos enfermamos. Hay compañeros fallecidos. Los resultados en terapias intensivas no son los mismos. La letalidad está aumentando, aún con valores mejores al resto del mundo”, agregó.
“El Presidente está muy preocupado por la situación y muy comprometido. Nosotros tenemos que ser muy claros en decir que el sistema sanitario está al máximo, está estresado. No puede mejorar más. No es cierto que haya resto. No es cierto que la ocupación de camas de terapia intensiva en la ciudad de Buenos Aires sea del 60%. En los relevamientos que hace la SATI, en 30 hospitales públicos y privados, la internación es de alrededor del 90%. Estamos cerca de la saturación. Hay sectores que han colapsado. En Jujuy, en el Alto Valle, en Río Negro”, advirtió el experto.
Esa realidad que describe Dubin es la que se traduce en el incremento de muertes (259) y contagios (10.504), reportadas ayer y que pusieron en alerta a varios mandatarios provinciales y nacionales. Ya hay 11 provincias que tuvieron que volver a Fase 1 de aislamiento o imponer fuertes medidas restrictivas de circulación para frenar la propagación acelerada del virus. Es que, en el total de los casos registrados en las últimas horas, el 61,5% son de circulación comunitaria y que la proporción de nuevos casos en el interior del país pasó del 5% al 35% del total de confirmados.
Pese a las medidas tomadas durante varios meses para reforzar el sistema sanitario argentino, tomadas por el Gobierno Nacional, advirtiendo del caos que sucedía en otras partes del mundo, principalmente en Europa, los profesionales de la salud perciben que “los recursos se están agotando”. Además, advirtieron que “la mayoría de las Unidades de Terapia Intensiva del país se encuentran con un altísimo nivel de ocupación”, que las camas con respiradores “son cada vez más escasas” y, fundamentalmente, que falta personal médico. “Sentimos que estamos perdiendo la batalla”, resumen en forma crítica.
Pero este refuerzo de sistema sanitario en equipamiento para luchar contra la pandemia no se vio traducido en más personal, aclaran. “A diferencia de las camas y los respiradores, los trabajadores de terapia intensiva no pueden multiplicarse. Ya éramos pocos antes de la pandemia y hoy nos encontramos al límite de nuestras fuerzas, raleados por la enfermedad, exhaustos por el trabajo continuo e intenso, atendiendo cada vez más pacientes. Estas cuestiones deterioran la calidad de atención que habitualmente brindamos”, explicaron en la solicitada.
En su reporte diario matutino, hoy el Ministerio de Salud informó 52 nuevos fallecimientos por coronavirus en el país, lo que elevó a 8.971 la cifra de muertos desde marzo pasado, mientras el total de altas es de 315.530 personas. En el reporte oficial se indicó, además, que fueron confirmados ayer 10.504 nuevos casos de COVID-19 y 428.239 es el total de infectados hasta el momento.
Esas cifras crecientes dieron por resultado que desde esta semana Argentina se convirtió en uno de los 10 países con más contagios acumulados en todo el mundo.
Hoy, la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, señaló que hay 2314 personas internadas en unidades de terapia intensiva: “Este número también ha aumentado y de nuevo a expensas de las provincias que están aumentando la cantidad de casos”. Durante el reporte matutino se señaló que entre los pacientes mayores de 70 años la mortalidad ronda el 15%, al tiempo que el 80% de las muertes corresponden a personas de más de 60 años.
Por su parte, el titular de la Secretaría de Calidad en Salud, Arnaldo Medina, indicó que el porcentaje nacional de ocupación de camas es del 61%; en el AMBA, del 66%; y en algunas provincias 54%. “Estamos siguiendo más de cerca algunos distritos como Río Negro, con una ocupación del 67%; Mendoza, con el 64%; o Jujuy, con el 71%”, señaló el funcionario.
De todos modos, indicó que esas provincias tienen zonas especialmente comprometidas “en el límite de su capacidad” y refirió a General Roca y Chipoletti, en Río Negro, que ya están en un 100% de ocupación de camas, así como la ciudad de Mendoza y el gran Mendoza, que ronda el 90%; y San Salvador de Jujuy. “Para esto, el Estado nacional y las provincias han llevado estrategias para evitar el colapso del sistema de salud”, señaló Medina y enumeró la expansión del número de camas en un 46% con la incorporación de 3929 en todo el país y la adquisición de 4000 respiradores.
Pero en un pasaje del reporte, tanto Medina como Vizzotti se refirieron al estado de fatiga del personal de salud: “Están agotados, muy cansados, sobre todo en las zonas con mayor cantidad de ocupación de camas”, señaló la secretaria de Acceso a la Salud.
No es momento de hacer fiestas
Además de la contundente carta de la SATI, la doctora Rosa Reina fijó su postura luego que el gobierno nacional permitiera las reuniones sociales al aire libre y la Ciudad de Buenos Aires habilitara a que bares y restaurantes saquen sus mesas a la vereda.
“No es momento de juntarse a hacer una fiesta. Tenemos que madurar como sociedad y pensar en todos”, pidió la profesional de la salud en momentos donde se están dando los mayores números de muertes y contagios y la gente empezó a relajarse con las medidas de aislamiento.
“Hoy estamos en una situación muy crítica al borde del colapso con muy pocas camas libres. Antes eran 4 y en este momento somos casi 20 las provincias que estamos mal. El personal de salud está totalmente colapsado. Se están utilizando las camas que se crearon para ampliar el sistema de salud pero hay lugares donde falta personal porque se están infectando o fallecen. Estamos mal, esta es la realidad”, fue la advertencia que hizo Reina.
“Así como los médicos tienen que estar trabajando en los hospitales, la sociedad también tiene responsabilidades. Nosotros también estamos alejados de nuestra familia porque somos parte de la sociedad. Muchos dormimos en habitaciones separadas para no contagiarlos. Tenemos responsabilidades comunes como ciudadanos, que es cuidar al otro”, afirmó Reina al ser entrevistada en Radio 10. Y agregó: “Comprendo y respeto el esparcimiento. Considero que es bueno y que la gente lo necesita. Pero hay que hacerlo respetando los protocolos, hay que ser responsables. Voy a hacer una comparación odiosa: todos sabemos cuáles son las reglas de tránsito pero somos uno de los países con mayor número de muertes en accidentes de tránsito y lo mismo pasa con los infectados de COVID”.
De acuerdo a una investigación realizada por Infobae, el país se ubica en el puesto 26 en cantidad de fallecidos sobre 150 países. Pero si se considera la cantidad de habitantes, por tasa de mortalidad desciende al lugar 38 en el ranking.
Reina se lamentó de no formar parte del equipo de expertos que asesoran al Gobierno: “LA SATI no está en ninguna mesa del gobierno, nadie nos consulta”. Y puso de relieve, una premisa que es fundamental en cualquier situación infectológica: “Cuando hay un brote hay que aislarse”. “Nuestros muestreos arrojan que hay instituciones que están arriba del 80% de ocupación de camas de terapia. Vemos que a veces se cuentan las camas la ampliadas pero no se tiene en cuenta al personal, que no da abasto”, concluyó.
Según datos del Ministerio de Salud, el total de camas de terapia intensiva en toda la Argentina es de 11.500: 3757 en la provincia de Buenos Aires y 2000 en la Capital Federal (400 públicas y 1600 privadas).
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