Lanzan un nuevo test serológico argentino para medir otro anticuerpo contra el coronavirus

Científicos del CONICET, de la Fundación Instituto Leloir y del Laboratorio Lemos presentaron el test COVIDAR IgM, que ya fue aprobado por la ANMAT y sirve para detectar anticuerpos contra el coronavirus en pacientes que ya cursaron la enfermedad o aún la tienen

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El nuevo test serológico para
El nuevo test serológico para COVID-19, desarrollado por los científicos del Instituto Leloir y del CONICET, detecta la inmunoglobulina IgM, que es el primer anticuerpo que genera el sistema inmune para combatir una infección

Argentina suma una nueva herramienta para enfrentar al nuevo coronavirus y a la pandemia generada por la enfermedad COVID-19 gracias a una nueva investigación científica llevada adelante por científicos de la Fundación Instituto Leloir (FIL) y del CONICET que crearon un nuevo test serológico para COVID-19.

Meses atrás, el equipo liderado por la doctora, Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la FIL e investigadora del CONICET, lanzó con apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, el test COVIDAR IgG”, que detecta en sangre y suero anticuerpos que el sistema inmune produce específicamente para el coronavirus. Si el resultado es positivo significa que la persona testeada estuvo cursando la infección o que lo está haciendo. El mismo se realiza en placas que permiten testear 96 sueros a la vez mediante la técnica que se conoce con el nombre de ELISA, la misma que se utiliza, por ejemplo, para la detección de la infección por VIH y hepatitis B.

La doctora Andrea Gamarnik, cuando
La doctora Andrea Gamarnik, cuando presentó el primer test serológico COVIDAR IgG

El nuevo test presentado hoy y que ya cuenta con la aprobación de la ANMAT, es el IgM, que detecta otro tipo de anticuerpo que el organismo produce en general de manera más precoz frente a la infección por el nuevo coronavirus, SARS-CoV-2.

“Esta nueva herramienta, COVIDAR IgM, detecta la inmunoglobulina IgM, que es el primer anticuerpo que genera el sistema inmune para combatir una infección. A diferencia de IgG, tiene un período de duración más corto, es decir, está presente menos tiempo en la sangre del paciente. Para el caso particular del nuevo coronavirus puede permanecer detectable hasta dos meses y luego comenzar a declinar. Mientras que IgG tiene una duración mayor”, afirmó Gamarnik.

La IgM se produce primero que la IgG y aparece en el 40% de las personas infectadas en los primeros 7 días de comenzados los síntomas. “Si los resultados para este anticuerpo son positivos significa que la persona está o estuvo infectada”, agregó Gamarnik.

El equipo que creó COVIDAR
El equipo que creó COVIDAR IgG e IgM, los test serológicos argentinos para COVID-19: Andrea Gamarnik, Marcelo Yanovsky, Julio Caramelo, María Mora González López Ledesma, Diego Ojeda, Guadalupe Costa Navarro, Horacio Martín Pallarés, Lautaro Sánchez y Jorge Carradori

El doctor Julio Caramelo, químico y jefe de laboratorio de la FIL, explicó a Infobae la importancia de tener los dos test funcionando en forma complementaria. “Cuando un médico te pide un test de anticuerpos determinado, te piden tanto la IgG como la IgM. El test IgM detecta las infecciones en forma más temprana, a través de las primeras inmunoglobulinas que genera el cuerpo. El test de IgG es más robusto que la IgM, y es debido a que mientras el índice de IgG dura muchos meses en el cuerpo, la IgM tiende a bajar antes. Por eso, ambos test son complementarios y sirven para el estudio de seroprevalencia en un ámbito o región determinada”. El especialista, precisó que para utilizar el test, se necesita sangre o suero del paciente.

“Cuanto más intenso es el color del reactivo en el test, más anticuerpos del virus tiene la persona infectada”, destacó. “El test de IgG, además de permitir saber si una persona ya estuvo infectada, sirve para determinar los anticuerpos de plasma convaleciente que tiene un paciente recuperado.

Esta prueba detecta en plasma cuántos anticuerpos del virus hay y si sirve para ser donado a otros, midiendo las inmonoglublinas del paciente recuperado. Esto es muy valioso en la actualidad y se está trabajando mucho en ese aspecto relacionado a la donación de plasma para aplicarlo a aquellos que transitan la enfermedad en forma severa”, indicó Diego Ojeda, integrante del equipo de Gamarnik, y agregó que en el laboratorio notaron que, en busca de rastros del nuevo coronavirus, si bien la IgG puede aparecer unos días después que la IgM, en muchos casos apareció en forma simultánea”.

Presencia de más anticuerpos reflejada
Presencia de más anticuerpos reflejada en las muestras de color amarillo más intenso (F. Leloir)

Inmunidad generada

Respecto a la inmunidad generada y detectada por la IgG circulante en el cuerpo, los especialistas afirman que por ejemplo en otros coronavirus como el SARS-CoV-1, la misma dure alrededor de 1 año, por lo que podría ser similar, aunque faltan estudios que lo comprueben. “Este es un tema de intenso estudio y todavía no hay pacientes que hayan pasado ese periodo de tiempo desde el inicio de la pandemia. Por este motivo es de gran importancia realizar investigaciones que permitan el seguimiento de los pacientes midiendo el nivel de anticuerpos a medida que nos alejamos del momento de la infección”, señaló María Mora González López Ledesma, investigadora asistente del CONICET e integrante del grupo de Gamarnik.

Los investigadores de la FIL están realizando una colaboración con profesionales del Hospital de Clínicas “José de San Martín”, liderados por Beatriz Perazzi, quienes están haciendo un seguimiento de pacientes midiendo los niveles de IgG e IgM a medida que pasa el tiempo. “Estos estudios son de gran importancia porque nos permitirán determinar con mayor precisión la duración de cada uno de estos dos anticuerpos”, subraya Gamarnik.

El nuevo test de IgM es útil como complemento del test IgG. Puede sumarse a las pruebas que buscan evaluar la circulación del virus en la comunidad, y también podría complementar estrategias para la identificación y aislamiento de casos y contactos.

Un enfermero traslada a un
Un enfermero traslada a un paciente con coronavirus en el Hospital Dr. Alberto Antranik Eurnekian en Ezeiza. REUTERS/Agustin Marcarian

Mediante el uso de SEROKIT, un equipo validado para la recolección y conservación de anticuerpos en muestras de una gota de sangre, se están realizando estudios de seroprevalencia de COVID-19 en la Ciudad de Buenos Aires y estudios para el cuidado de personal de la salud en la Provincia de Buenos Aires. Esas muestras se analizan por medio del método de ELISA en el laboratorio con los test COVIDAR IgG e IgM.

Actualmente, se están produciendo cada mes aproximadamente 200.000 test serológicos: 160.000 IgG y 40.000 IgM, que están disponibles para las autoridades de salud nacionales, provinciales y de la Ciudad de Buenos Aires y se distribuyen a más de 70 hospitales y clínicas del país. Ambos kits se han distribuido en la Ciudad de Buenos Aires, en la Provincia de Buenos Aires, Chaco, Formosa, Córdoba, Corrientes, Santa Fe, Neuquén, Santa Cruz, Rio Negro, Chubut, Tucumán, Entre Ríos, San Luis y Tierra del Fuego.

Del desarrollo de los test serológicos argentinos para COVID-19 también participaron Marcelo Yanovsky y Julio Caramelo, jefes de laboratorio de la FIL e investigadores del CONICET; Diego Álvarez de la Universidad Nacional de San Martín y del CONICET; otros doctorandos y jóvenes doctores que integran el grupo de Gamarnik: Horacio Martín Pallarés, Guadalupe Costa Navarro y Lautaro Sánchez; y Jorge Carradori, del Laboratorio Lemos.

El proyecto se realiza en el marco de la “Unidad Coronavirus COVID-19” impulsada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), que tiene como objetivo poner a disposición todas las capacidades de desarrollo de proyectos tecnológicos, recursos humanos, infraestructura y equipamiento que puedan ser requeridas para realizar tareas de diagnóstico e investigación sobre Coronavirus COVID-19.

Está integrada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MINCyT), por el CONICET y por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i). El proyecto también recibió el apoyo del Fondo para la Convergencia del Mercosur (FOCEM), la Fundación Williams y la Asociación Civil Siempre Ayuda Nunca Dañes (SAND).

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