A causa del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, por la pandemia de COVID-19, muchos pacientes con diagnóstico de Esclerosis Múltiple han suspendido los controles médicos de rutina e incluso interrumpen la toma de medicamentos por falta de provisión del sistema de salud, tanto del público como de muchas obras sociales y prepagas.
Así lo afirmaron desde la Asociación Esclerosis Múltiple Argentina (EMA), preocupados por los más de 1.500 llamados de pacientes que han recibido desde el inicio de la cuarentena con consultas que evidencian abandono de los tratamientos y falta de control y de seguimiento de la enfermedad.
“Las personas con esclerosis múltiple no deben dejar de realizar sus controles médicos de rutina, ni de hacerse aquellos estudios que se les indiquen. Es una enfermedad seria, que incluye la administración de medicaciones complejas y, en esta época de aislamiento, sabemos de pacientes que unilateralmente han preferido quedarse en sus casas en lugar de llevar a cabo sus controles. Deben saber que la consulta es segura y que los laboratorios de diagnóstico están preparados para realizar los análisis con todas las medidas de prevención que se requieren”, manifestó Adriana Carrá, médica neuróloga, directora médica de EMA.
“Tener el diagnóstico de esclerosis múltiple no implica mayor riesgo a contraer COVID-19, excepto que el paciente está inmunodeprimido con niveles bajos de linfocitos y/o presente alguna otra enfermedad que aumente el riesgo como la diabetes, hipertensión u obesidad, entre otras. Por lo tanto, si consideramos los riesgos de no asistir a los controles con el neurólogo o no recibir tratamientos por temor, hay que tener en cuenta que seguramente las consecuencias de estas decisiones serán mayores. Hoy por suerte contamos con el acceso a la telemedicina, que frente a una duda o consulta permite el rápido contacto con su neurólogo quien determinará la necesidad o no de la consulta presencial”, insistió Carrá.
Por su parte, la licenciada en psicología y coordinadora General de EMA, Johana Bauer, destacó que las personas con esclerosis múltiple por tener el diagnóstico en sí, no integran los grupos de riesgo de Covid-19, y que la falta de rehabilitación física, y de atención médica está generando un retroceso de muchos cuadros de EM. “Cuando hablamos de tratamiento, no solo nos referimos a la medicación, que sin lugar a dudas juega un rol importantísimo en el control de la enfermedad, hablamos de terapias de rehabilitación física y de contención psicológica y de apoyo con la información adecuada en el momento apropiado. Desde EMA, hemos mantenido por vía remota todos nuestros servicios, incluidos los encuentros de los grupos de apoyo a través de los cuales se brinda soporte en asistencia social, legal y de salud mental. Pero todo esto no alcanza si las personas no se ponen en contacto con sus médicos y cumplen con las recomendaciones de los profesionales”.
“En general, las personas con diagnóstico reciente son pacientes jóvenes, ya que la esclerosis múltiple es una enfermedad que se presenta entre los 18 y 40 años y mayoritariamente en mujeres. Son personas que trabajan, que tienen niños pequeños o que están iniciando un proyecto de familia. El temor al coronavirus no debe llevarlos a interrumpir los controles de una enfermedad que, si bien por el momento no tiene cura, bien tratada, siguiendo al pie de la letra las recomendaciones médicas, suele llevarse muy bien y con pronósticos alentadores”, completó la neuróloga Carrá.
Se estima que en la Argentina hay entre 9 mil y 12 mil personas con esclerosis múltiple (EM). Técnicamente, se la define como una enfermedad autoinmune y crónica del sistema nervioso central. Está considerada como la afección neurológica potencialmente discapacitante no traumática más común en adultos jóvenes, ya que generalmente se diagnostica entre la tercera y cuarta década de la vida, y en una relación de entre 2 y 3 mujeres por cada varón.
La forma más común de la esclerosis múltiple es que se manifiesta por períodos de brotes y remisiones, y entre los principales síntomas que caracterizan los brotes, que muchas veces revierte y otras no, se destacan visión borrosa, visión doble, entumecimiento u hormigueo en brazos o piernas y trastornos motrices o de coordinación.
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