Al informarse diariamente la noticia de récord de casos, se ha generalizado la creencia de que la aparición del nuevo virus SARS-CoV-2 en nuestro país ha deteriorado la salud de la población. Hoy se vive en un estado de alarma constante. Sin embargo, al observar los números históricos de casos de las infecciones respiratorias más frecuentes que afectan a la población general (neumonía, enfermedad tipo influenza o ETI y COVID-19) se llega a la conclusión de que el estado más crítico y alarmante que vivió nuestro país fue en 2016. En 2020, tenemos el mínimo valor histórico de los últimos siete años de personas afectadas por infecciones respiratorias. La aparición del virus no ha generado un aumento de casos respecto a años anteriores, sino que, por el contrario, los casos han bajado a más de la mitad respecto a 2019.
Ver una serie de datos, hará posible comprender tanto el impacto de la pandemia en nuestro país, como nuestra posibilidad de enfermar gravemente o el grado de riesgo que corre el sistema sanitario.
Gracias a la transparencia de datos, se puede encontrar dentro de la información oficial, dos documentos muy valiosos para analizar e interpretar el impacto de la pandemia: el boletín epidemiológico de la Ciudad de Buenos Aires, el cual se actualiza en forma semanal, y el boletín epidemiológico de la Argentina, brindado por el Ministerio de Salud de la Nación, que si bien no se actualiza con tanta frecuencia, también posee información valiosa. A pesar de que la carga de datos no está actualizada, la muestra, a los fines estadísticos es útil para ir obteniendo conclusiones, dado a su heterogeneidad y gran tamaño.
Riesgo de enfermar gravemente
Según el boletín epidemiológico de la ciudad de Buenos Aires, “desde la fecha de notificación del primer caso confirmado de COVID-19 en Argentina -2 de marzo del 2020- hasta el 2 de julio de 2020 inclusive, los síntomas más frecuentes registrados en los casos del cuatrimestre evaluado, fueron tos, en 12.000 personas; en segundo lugar, la falta de síntomas en 8.833 pacientes y en tercer lugar, en alrededor de 8.200 personas aproximadamente se ha manifestado odinofagia o dolor al tragar, fiebre mayor o igual 38° y/o cefalea. Un 30,7% de las personas diagnosticadas como positivas a través de la técnica PCR no han tenido síntomas.
Entre los síntomas graves, se observa que éstos aparecen con mucha menor frecuencia. En menos de 500 casos se ha registrado evidencia clínica y radiológica de neumonía.
De 28.760 casos confirmados de COVID-19 en el primer cuatrimestre evaluado en la Ciudad de Buenos Aires, un 67,7% no se internaron en instituciones hospitalarias o no presentan datos de internación constatados en el sistema de vigilancia. En el transcurso del cuatrimestre hubo 628 pacientes en cuidados intensivos, de los cuales cerca de la mitad han recibido asistencia respiratoria mecánica. Esto significa, que sólo un 1% de los casos confirmados en el primer cuatrimestre ha utilizado un respirador.
Respecto a la información oficial de la página del Gobierno de la Ciudad, un 5 % de los internados en hospitales públicos corresponden a casos graves.
De los 28.760 casos, han fallecido 541 pacientes, de los cuales sólo 36 no tuvieron comorbilidades. Las comorbilidades de mayor frecuencia en los casos fallecidos fueron: hipertensión arterial, diabetes y tabaquismo. Los fallecidos presentaron una media de edad de 75 años. Se constata que los menores de 60 años (99 fallecidos en total), tienen una tasa de letalidad del 0,4%.
El nulo impacto del microorganismo
En todo análisis cuantitativo, el primer paso es clasificar en “familias” y a su vez, observar los subgrupos de cada familia y sus componentes. Los cuatro grupos principales de enfermedades que se clasifican con mayor frecuencia son: las afecciones cardiovasculares, el cáncer, las enfermedades respiratorias y las infecciones de las vías respiratorias. Es en este último grupo donde se analizan históricamente las enfermedades causadas por virus respiratorios.
Ver la evolución de uno sólo de los componentes de un grupo de infecciones respiratorias, sin observar la tendencia de los otros, puede resultar engañoso. Por ejemplo, si quiero analizar las infecciones respiratorias y sólo observo la línea de tendencia de COVID-19, sin observar la de influenza y neumonía respecto al año anterior, puedo sacar la conclusión apresurada de que se ha incrementado un peligro de contraer una enfermedad, cuando el mismo pudo haber sido compensado por la tendencia de disminución de las otras dos afecciones respecto al año anterior. La conclusión de que la aparición de un virus nuevo en una población determinada va a generar más muertes, puede ser una conclusión apresurada, a no ser que se evalúe el panorama completo. Son raros los casos en los que conviven dos virus en una misma infección o en los que al menos se detecta la presencia de ambos.
El epidemiólogo Ramiro Salazar, respecto a este tema interpreta que “la aparición de un nuevo germen, si viene a ocupar el mismo terreno de las infecciones respiratorias, puede indicar que la población susceptible a ser impactada por la neumonía o influenza, ahora va a ser impactada por el COVID, pero eso no significa que se producirá un aumento de la mortalidad, sino que puede ocurrir una sustitución mórbida, en vez de fallecer por gripe o neumonía, se fallece por COVID.”
En el área de análisis cuantitativo se suele llamar a este fenómeno “cambio de mix”. ¿Qué dicen los números? Según el último boletín epidemiológico disponible en Argentina, entre el 3 de marzo 2020 y el 06 de junio, se habían confirmado 22.668 casos de COVID-19. El informe recopila y compara información acumulada hasta la semana 22, pudiendo observarse una evolución anual de períodos similares desde 2014 hasta 2020.
Si tomamos el grupo de infecciones respiratorias que suelen afectar a la población general (neumonía, enfermedad tipo influenza y COVID-19) y las comparamos desde 2014 hasta 2020, se ve que este grupo de enfermedades ha disminuido ampliamente hasta alcanzar su mínimo valor histórico de los últimos siete años, a pesar de la aparición del nuevo microorganismo. La aparición de un nuevo virus en nuestro país no ha provocado un aumento del número de pacientes que padecen infecciones de las vías respiratorias, por el contrario, el número de pacientes se ha reducido a más de la mitad respecto a 2019. Ver la cantidad de casos de infecciones respiratorias desde 2014 hasta la fecha, permite obtener un parámetro y conocer qué cantidad de pacientes ha soportado nuestro sistema sanitario, cuál es el precedente y posible límite y cuán cerca o lejos estamos de él.
En 2016 se registró el pico más alto de casos de neumonía y enfermedad tipo influenza. Hasta la semana 22 hubo un total de 554.783 casos (79.623 de neumonía y 475.160 de enfermedad tipo influenza). En el mismo período, en 2020, se han registrado un total de 158.825 casos de las infecciones respiratorias más frecuentes en adultos: enfermedad tipo influenza 138.799 casos, neumonía 20.026 casos y de “COVID” 22.668 (recordemos que el 30% de esta cifra son asintomáticos y que la mayoría presenta síntomas leves). Según un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS), un 81% de los casos pertenecen a cuadros leves que no requerirán hospitalización.
Respecto al año 2016, hemos tenido 395.958 casos menos de personas que padecen este grupo de infecciones respiratorias.
En relación a 2019, tanto la neumonía como la influenza han disminuido significativamente y el aumento de casos de COVID no ha llegado ni a la mitad de los casos de neumonía del año pasado. Tengamos en cuenta que sólo un 5% de los casos de COVID son graves y un 14% moderados (Fuente: OMS).
La capacidad del sistema sanitario
Hasta la semana 22 del año, nuestro sistema sanitario había resistido en el 2016: 554.783 casos de neumonía e influenza, este año en el mismo período el total de casos (incluyendo COVID) fue de 158.825. Según información de la página del Gobierno de la Ciudad, en el Informe Movimiento Hospitalario de la Subgerencia Operativa de Estadísticas, en el año 2017, el promedio anual de porcentaje ocupacional era de 69,33.
Este promedio, era el resultado de hospitales como el Alvear, que estaban al 88%, el Udaondo o Maria Ferrer al 80% y otros como el Rivadavia, al 49% o el Alvarez, al 59%. Por otro lado, si podríamos ver ese porcentaje abierto por mes, también el promedio presentaría variaciones significativas, ya que los médicos consultados de distintas regiones del país, aseguran que la ocupación hospitalaria es mayor en los meses de invierno debido a la gran incidencia de las enfermedades respiratorias en estaciones frías.
Por el momento, estamos por debajo del promedio anual de 2017, aún teniendo en cuenta que julio es uno de los meses de mayor demanda históricamente.
De acuerdo a lo que podemos observar de la información oficial, la mayoría de los temores que se han consolidado en la mente de la población tales como el miedo a enfermar gravemente o a quedarse sin atención médica, se basarían entonces en informaciones parciales. Complementar la información con datos provenientes de otras fuentes oficiales puede contribuir a percibir de un modo más objetivo la realidad. Más cuando, de esa percepción dependerán nuestras emociones, creencias y posteriores decisiones.
Las cifras del boletín muestran que la salud, respecto a las infecciones respiratorias más frecuentes en la población general, está en su máximo esplendor, no sólo por la baja cantidad de casos, sino también por la leve sintomatología predominante en ellos.
(*) La autora es licenciada en Psicología, ex directora de Proyectos de Nielsen Company, productora y redactora de contenidos
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