Si hay un país que afectó más que a ningún otro la pandemia por COVID-19 por la cantidad de personas infectadas y muertas es Estados Unidos, que ya lleva 2,3 millones de personas contagiadas y más de 120.000 muertos. Y si hay una ciudad dentro de Estados Unidos que se lleva la peor parte sobre la agresividad del virus es Nueva York.
En esa ciudad, desde hace algunos años, trabaja Mauricio González Arias, un médico mexicano al que no le gusta que lo llamen héroe por estar con un delantal blanco atendiendo a personas, muchas de ellas graves, que luchan contra el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que apareció en Wuhan, China, a fin de 2019 y en los siguientes seis meses se ha convertido en la mayor amenaza sanitaria de los últimos años.
Mauricio, especializado en medicina de emergencia en el Metropolitan Hospital de Nueva York, atiende todos los días a decenas de pacientes con coronavirus en la Gran Manzana y en las últimas semanas se constituyó como un referente en las redes sociales, donde comparte sus experiencias a través de fotografías y videos para brindar información certera y precisa sobre el COVID-19.
El experto dialogó con Infobae en forma telefónica durante un receso que tuvo en la atención médica y dejó en claro que este virus es peligroso por su alta capacidad de contagio, y advirtió que no hay que relajar las medidas básicas de cuidado hasta tanto tengamos un tratamiento eficaz o una vacuna para frenarlo.
“Estuve desde el inicio de la pandemia trabajando en las salas de emergencia de los hospitales públicos de Nueva York. Y he visto todos los terribles eventos que desató este virus aquí, en la ciudad que se volvió el epicentro de la pandemia en Estados Unidos”, afirmó el especialista.
-¿Cuándo oyó hablar de un virus nuevo surgido en China y cómo lo tomaron en EEUU?
-Desde un primer momento, allá por enero de este año, el brote de un virus en Wuhan, China, captó mi atención a pesar de encontrarse a miles de kilómetros de Nueva York. Me interesé de sobremanera. A pesar de la gran distancia, los médicos e infectólogos que trabajamos en esta gran ciudad lo primero que pensamos es que con el correr de los días seguramente iba a llegar a Nueva York, considerada la “capital del mundo”. Además, había otro condimento clave: era el año lunar chino, suceso que siempre intensifica los viajes de la comunidad china en todo el mundo hacia el país oriental, especialmente la gran cantidad de ellos que vive en Estados Unidos.
-¿Y cuando golpeó a Nueva York, cómo lo vivieron?
-Cuando nos quisimos dar cuenta, la enfermedad ya estaba presente en hospitales y geriátricos. Al principio todo era incertidumbre y reinaba el caos. La pregunta era cómo atender y tratar a los pacientes ante un virus desconocido, de muy alto contagio y sin ningún tratamiento probado. Además de ser un virus respiratorio, comenzamos a notar que no solamente afectaba a los pulmones produciéndole cuágulos, sino que también los pacientes evidenciaban problemas inflamatorios, neuronales, cardiovasculares y en sus riñones.
Es por ello que nuestro trabajo se basó en implementar dos estrategias. Una dirigida a la comunidad, para que se cuide, se lave las manos y mantengan una distancia prudencial, ya que se trataba de un virus respiratorio. Y la segunda fue dirigida a la comunidad de especialistas en infectología, para que nos brinde información sobre esta nueva enfermedad.
-¿Y qué balance saca de cómo se actuó?
-Yo pienso que desde la comunidad médica hicimos las cosas de manera correcta, atendiendo a los enfermos y promoviendo el confinamiento en las casas, el lavado de manos, el distanciamiento social y el cierre de espacios comunes, como iglesias, escuelas, comercios. Todo ha rendido frutos y se han salvado millones de vidas.
-¿Cómo fue la cuarentena en Nueva York?
-Aquí en Nueva York no hubo decreto de cuarentena, pero hubo una muy fuerte sugerencia de permanecer en la casa y no salir a menos que fuese para comprar alimentos, medicamentos o insumos de necesidad básica. Alrededor del 60 al 70% de los neoyorquinos adhirió al consejo de las autoridades y la comunidad médica de quedarse en sus casas.
-¿Cree que subestimamos este virus?
-Me parece que la comunidad internacional subestimó el poder de este virus. Si bien existen cuatro coronavirus endémicos en la sociedad moderna, que causan catarros y neumonías, este virus es nuevo, muy contagioso y afecta principalmente a los adultos mayores. Aprendimos que el SARS-CoV-2 es un virus multisistémico, que puede llegar a afectar varios órganos y provocar daños en el endotelio, a nivel cerebral, renal, pulmonar y cardiovascular. Conforme más comenzamos a saber los efectos de este nuevo virus, más se fueron tomando las medidas de restricción en la comunidad. Esto nos debe dar enseñanzas para futuras pandemias que seguramente van a llegar.
-¿Y cómo calificaría la reacción de los médicos en Nueva York?
-Estoy satisfecho por como la comunidad médica reaccionó. Lo tomamos como un enemigo que no conocemos. Este virus hay que tomarlo en serio. El doctor Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID, en inglés), y principal experto en enfermedades infecciosas del país que tiene a cargo la coordinación de la respuesta ante esta pandemia en Estados Unidos, afirmó que se siente humilde ante este coronavirus y que se trata de un virus que rompe todos los moldes de lo conocido previamente.
Hubo una respuesta inmediata de la comunidad científica y médica aquí. No estábamos preparados, pero respondimos bien. Los médicos y científicos no habían estado preparados. Muchos gobiernos internacionales no querían creer en las advertencias de personalidades de la salud, e inclusive Bill Gates, o presidentes como Bush y Obama. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo respondió de forma eficaz y rápida. Nos organizó y hasta pidió ayuda a la marina de EEUU para tener un portaaviones con camas disponibles para su uso. Modificó un enorme centro de convención para que sea un hospital y pidió respiradores en forma masiva.
-¿Qué crítica hace a la OMS por sus contradicciones y su actuar errático?
-En mi ingenuidad, pensé al comienzo que la OMS tenía algún tipo de jurisdicción internacional ante una pandemia de estas características, pero no. Su rol es recopilar y elaborar la información necesaria para que luego cada país tome las decisiones que considere. Es verdad que se cometieron errores, pero no creo que ellos sean directamente los culpables. Si te ponés a pensar y hacer cálculos, la OMS es demasiado pequeña como organización para lidiar con una pandemia de este nivel. Además, tiene a su cargo otras enfermedades endémicas en muchos países del mundo que todavía no ha podido controlar. La OMS tiene poco presupuesto y poco personal para dar respuesta a todas las necesidades existentes.
-¿Cuál fue el momento más difícil que afrontó en el hospital donde trabaja en relación al coronavirus?
-En el hospital donde trabajo hemos atendido un gran volumen de pacientes con COVID 19. Y muchos de ellos muy graves. El momento más difícil que viví fue con una paciente sana de 32 años que llegó grave y no se recuperó. Fue muy difícil decirle a su familia que había muerto, y que no sabíamos por qué. Nos pedían explicaciones, nos decían que era una persona deportista, no fumadora, con peso normal, que se alimentaba bien y que no tenía ninguna enfermedad preexistente de base. Pero nunca obtuvieron una respuesta nuestra, porque nunca la supimos. Estas cosas desconcertantes tiene este virus. Y esto es solo un ejemplo del desconocimiento global que se maneja de este coronavirus.
-¿Y respecto a niños?
-Tuve como pacientes a 7 niños graves, que gracias a Dios se recuperaron pronto. La enfermedad en ellos no progresa en forma grave generalmente. Eso es un alivio que tenemos sobre los más chicos y este virus. El virus halla campo fértil para hacer más daño cuando se encuentra con una persona con alguna co morbilidad, como diabetes, hipertensión, obesidad y que sea mayor, con un sistema inmunológico débil que no responde en forma tan eficiente.
-¿Cómo conviven la obesidad y el COVID-19 en EEUU?
-La obesidad es un factor de riesgo alto para la mortalidad de COVID-19. Hay un 40% de personas obesas en EEUU. En cambio, esa cifra baja a 6% en China y 12% en Italia. Hay muchos tratamientos en estudio, pero a hoy no parece haber otra respuesta que una vacuna.
-¿Por qué hay cada vez más contagios pero menos mortalidad?
-Respecto a que haya más contagios y menos mortalidad se debe a que la comunidad médica ha aprendido mejor a tratar a los pacientes. Hemos aprendido mejor las técnicas de ventilación mecánica, ha ayudado el soporte de medicina ya existentes y nos hemos organizado mejor para luchar contra este virus, que no creo que esté más debilitado o haya perdido letalidad. De hecho, hay cada vez más contagios. Nos felicitan continuamente y nos tratan como héroes. Pero yo creo que las personas comunes lo son. Han aprendido a lavarse las manos en forma correcta y periódica, toman distancia social cuando están en la calle y han soportado, como en Argentina, una larga cuarentena.
El doctor González Arias a través de Instagram y Twitter comparte videos con sus cientos de miles de seguidores para desmentir los mitos que circulan en redes sociales sobre el COVID-19, siempre con datos oficiales. Además de insistir en la importancia del aislamiento, el médico internista defiende a través de sus publicaciones las vacunas; exige protección para los médicos y enfermeras; niega que el COVID-19 no afecte a los jóvenes; resuelve dudas sobre audios que se difunden en Whatsapp; comparte comunicados oficiales sanitarios; explica la receta de los CDC para elaborar un desinfectante casero; critica a los países que no hacen nada y vuelca su enojo frente a la gente que no respeta las normas mínimas de cuidado durante el tiempo de la pandemia.
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