La enfermedad celíaca (EC) es la intolerancia total y permanente a las proteínas contenidas en el gluten de los cereales trigo, avena, cebada y centeno (TACC). Cuando una persona celíaca consume algún alimento con gluten, su intestino se daña y se vuelve incapaz de absorber nutrientes necesarios para mantener saludable al organismo.
Cada 5 de mayo se conmemora en todo el mundo el Día Internacional del Celíaco, como una manera de generar conciencia sobre una enfermedad que en la Argentina es considerada la patología intestinal crónica más frecuente: se estima que en el país cada 100 personas hay un celíaco y que por cada paciente diagnosticado existen ocho que aún lo desconocen.
Los síntomas más comunes en niños y adolescentes son:
- Vómitos
- Náuseas
- Cansancio
- Irritabilidad
- Retraso en el crecimiento
- Panza hinchada
- Anemia
- Dolor abdominal
- Diarrea
- Alergias en la piel
En tanto que en adultos, las primeras manifestaciones de la enfermedad son diarrea, panza hinchada, estreñimiento y depresión.
Diagnóstico y tratamiento
Se llega a un correcto diagnóstico por la búsqueda de anticuerpos en sangre y por el estudio de las vellosidades intestinales, ambos interpretados por un médico especialista en gastroenterología.
“La lesión intestinal se determina a través de la toma de biopsias obtenidas por video-endoscopía digestiva alta. Para el diagnóstico son necesarias dos muestras de la mucosa del bulbo duodenal y cuatro muestras de la mucosa de la segunda porción del duodeno”, precisó la coordinadora del Programa de Enfermedad Celíaca del Ministerio de Salud porteño, Andrea González, quien remarcó que “en un ambiente con alta disponibilidad de recursos diagnósticos, la biopsia intestinal junto a una serología positiva representa el patrón determinante para realizar el diagnóstico de la enfermedad”.
La enfermedad celíaca presenta un importante componente genético, y con menor grado de importancia, factores ambientales y inmunológicos determinan su desarrollo.
El único tratamiento científicamente probado es la estricta adherencia para toda la vida a una dieta libre de gluten (DLG).
Según el Código Alimentario Argentino, “se entiende por alimento libre de gluten el que está preparado únicamente con ingredientes que por su origen natural y por la aplicación de buenas prácticas de elaboración —que impidan la contaminación cruzada— no contiene prolaminas procedentes del trigo, de todas las especies de Triticum, como la escaña común (Triticum spelta L.), kamut (Triticum polonicum L.), de trigo duro, centeno, cebada, avena ni de sus variedades cruzadas”.
Por contaminación cruzada se entiende cuando un alimento que es considerado libre de gluten entra en contacto con gluten. Un ejemplo es la contaminación por volatilización de harina o el desmigaje de panificados con gluten. El contenido de gluten no podrá superar el máximo de 10 ppm (partes por millón o mg/Kg), lo cual es muy poco, comparable a migas de pan y mínima cantidad de harina.
La condición de libre de gluten de una preparación alimentaria la garantiza un programa de buenas prácticas de elaboración de alimentos.
“Es importante tener en cuenta que mínimas cantidades de gluten ingeridas, ya sean voluntarias o involuntarias, provocan daño intestinal -señaló González-. Por eso, es fundamental el asesoramiento alimentario por un nutricionista experto/a, que brinde estrategias al paciente celíaco para optimizar su calidad de vida”.
Por encima de todo, lo fundamental es que posea cantidad y calidad de información para autogestionar el día a día de su dieta, con estricta adherencia al tratamiento.
SEGUÍ LEYENDO