Cada año, el segundo lunes de febrero, se conmemora en más de 120 países el Día Mundial de la Epilepsia. Esta fecha fue establecida con el fin de crear conciencia sobre la enfermedad y derribar el estigma que aún hoy la rodea.
Con el objetivo de superar las falsas creencias, los temores y la discriminación que provoca el desconocimiento, el doctor Alfredo Thomson, Director del Depto. de Neurología de INECO nos brinda información precisa sobre la epilepsia, sus causas y tratamiento.
¿Qué es la epilepsia?
La epilepsia es una afección crónica que se origina en el cerebro. Conocida desde la antigüedad, ha estado rodeada de prejuicios, que aún en nuestros días, influyen negativamente en la calidad de vida de quienes la padecen y en la de sus familiares.
Puede comenzar en cualquier etapa de la vida, pero hay dos momentos donde su aparición resulta más habitual: el primer año de vida y después de los 60 años. Si comparamos ambas alternativas, es 6 a 1 más común la posibilidad de que se origine en el segundo caso. Más frecuente de lo que pensamos, no siempre es hereditaria y nunca es contagiosa.
En la actualidad, más de 65 millones de personas en el mundo padecen epilepsia, lo que la convierte en uno de los trastornos neurológicos más comunes: es la primera enfermedad neurológica más frecuente en niños y la segunda en adultos, después del accidente cerebrovascular.
No es transmisible y sólo en algunos casos es un cuadro hereditario, pero la mayoría de las veces ocurre sin que ningún otro miembro de la familia haya padecido la afección. Se trata de una alteración de las redes neuronales. Como sabemos, las neuronas son las células cerebrales, cuando existe esta alteración de sus conexiones se produce la crisis epiléptica.
¿Cuáles son sus síntomas?
El miedo y la falta de información favorecen los prejuicios y han fijado la idea de epilepsia como la de una persona convulsionando en el piso, sacudiéndose, con espuma en la boca. Solo en el 30% de los casos es así, en realidad las crisis epilépticas pueden manifestarse de manera muy diversa.
La persona que padece este tipo de crisis puede experimentar una serie muy variada de signos y síntomas que reflejan las zonas del cerebro en las cuales se produce la actividad eléctrica anormal.
La convulsión es la más conocida pero existen otras formas de presentación frecuentes: pequeños períodos en que la persona parece desconectada de su medio y se queda mirando a un punto fijo o bien parpadea en forma rápida; realización de movimientos automáticos y repetitivos y en ocasiones torpes; percepción de sonidos o imágenes inexistentes; pérdida de conciencia con caídas súbitas; cambio brusco hacia un discurso incoherente y confuso, etc.
¿Cuál es su causa?
A pesar de la realización de los estudios necesarios, en un porcentaje alto de personas no se puede determinar su origen. Pero entre las causas reconocidas de epilepsia podemos encontrar, entre otras: malformaciones cerebrales, cicatrices cerebrales por traumatismos de cráneo severos, lesiones como consecuencias de infecciones del sistema nervioso (encefalitis), tumores del sistema nervioso y hemorragias intracerebrales.
Diagnóstico y tratamiento
Con el diagnóstico y tratamiento adecuado el 70% de las personas con epilepsia podrían vivir sin convulsiones (OMS).
Para diagnosticar una persona con la enfermedad, aún hoy, interpretamos sus manifestaciones clínicas, es decir, los síntomas que presenta. Un electroencefalograma, una tomografía o una resonancia nos ayudan a entender qué puede estar ocasionando la epilepsia, cuál es el sector de nuestro cerebro que origina la actividad anormal o cuál es el pronóstico, pero el diagnóstico continúa siendo clínico.
La epilepsia es una condición médica tratable. En la mayoría de los casos se trata con fármacos llamados antiepilépticos, entre los que contamos unas 25 drogas diferentes. La selección de los mismos depende de la identificación correcta del tipo de epilepsia y la efectividad del tratamiento debe ser controlada en forma periódica por el médico, a fin de realizar los ajustes necesarios. Para lograr mejores resultados es muy importante seguir las indicaciones dadas por el profesional en cuanto a la toma de la medicación y evitar olvidos en la misma.
Estudio profundo del CONICET
Desde el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), informaron esta semana sobre un método digital en la cirugía para pacientes con epilepsia, que ayuda a identificar la zona donde se originan las crisis. Este estudio fue aplicado en la localidad bonaerense de Florencio Varela y arrojó información muy precisa para los médicos que realizan esta operación.
Según informó el organismo en su sitio web oficial, la epilepsia es una alteración de la actividad eléctrica del cerebro cuya manifestación principal son las convulsiones. En Argentina, este trastorno afecta a una de cada 100 personas. Asimismo, existen múltiples tratamientos y la cirugía es uno de los más interesantes, aunque sólo está indicada para el 30% de los pacientes.
“El electroencefalograma y la video EEG, junto con la resonancia magnética y una evaluación cognitiva son las herramientas diagnósticas principales que se realizan a los candidatos a esta operación. De todos modos, la búsqueda de métodos que ajusten todavía más el área señalada es un objetivo constante de quienes trabajamos en este terreno”, señaló Silvia Kochen, investigadora del CONICET y directora de la Unidad Ejecutora de Estudios en Neurociencias y Sistemas Complejos.
Tras una serie de estudios realizados, los investigadores lograron obtener avances en este procedimiento. “No sólo confirmamos las zonas de origen de las convulsiones que indicaban los datos clínicos, sino que logramos observar los cambios que ocurren antes de que se desaten: alteraciones en los ritmos cerebrales que tienen lugar dentro de los cinco minutos previos y que el resto de los estudios no detecta”, explicó Nuria Cámpora, neuróloga del HEC y primera autora del estudio, del que participó siendo becaria del CONICET.
En relación a estas conexiones neuronales, la investigadora detalló que “en términos muy sencillos quiere decir que, por ejemplo, si una frecuencia sube, la otra aumenta y, si la primera baja, la siguiente desciende también”.
Además, indicó que “este comportamiento se llama ‘acoplamiento de amplitud de fases’ y ya se había observado en otras funciones como el lenguaje, la memoria o la visión, pero no se conocía tanto en epilepsia. Si bien otras investigaciones lo ubicaban justo en el momento inicial de una crisis, no se lo había descripto en los minutos previos”.
Cómo asistir a una persona en un momento de crisis epiléptica
Las crisis suelen durar entre uno y 3 minutos, por lo que lo más importante es mantener la calma. Además, uno puede colaborar realizando las siguientes acciones:
· Recostar a la persona en el piso con cuidado.
· Retirar los objetos duros o filosos que puedan lastimarla.
· Girar suavemente a la persona hacia un lado. Esto la ayudará a respirar.
· Poner la cabeza de la persona sobre algo suave y blando, como una campera doblada.
· Si tiene algo apretado a nivel del cuello como un pañuelo o una corbata, aflojarlo.
· Controlar el tiempo. Si dura más de 5 minutos, llamar al 107.
· Acompañar a la persona hasta que recupere la conciencia.
· Una vez que se ha recuperado, contarle todo lo que ha visto y preguntarle si está en tratamiento por crisis de epilepsia.
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