Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 30 y 40 millones de personas contrajeron sarampión en el año 2000, y hubo 777.000 decesos. Además, entre 2000 y 2017, la vacunación contra el sarampión disminuyó la cifra de defunciones en un 80% en todo el mundo.
Por primera vez en casi dos décadas, Argentina presenta un número elevado de casos (88) de esta enfermedad que continúa aumentando.
Desde hace varias décadas existe una vacuna económica, segura y eficaz para prevenir el sarampión. Sin embargo, esta infección es aún causa mundial de enfermedad grave y mortalidad infantil. En 2017 la enfermedad causó 110.000 defunciones en todo el mundo, la mayoría entre niños menores de cinco años.
Durante la última década, se reportaron brotes en Europa, en los Estados Unidos y otros países americanos, en 30 países africanos y en los países del sudeste asiático Tailandia, Indonesia y Vietnam.
En Gran Bretaña, la enfermedad resurgió después de la publicación en 1998 de un estudio fraudulento que proponía un vínculo entre la vacuna contra el sarampión, la rubéola y las paperas, y el autismo. Aunque el trabajo ya fue retirado y se revocó la licencia del autor para ejercer la medicina, las coberturas de vacunación es ese país no se equiparan aún con las que se habían alcanzado previamente. A su vez, los casos de sarampión aumentaron más de diez veces durante una década.
El mito de que la vacuna contra el sarampión puede causar autismo y la desinformación han contribuido al aumento de los brotes también en el resto del mundo. De acuerdo a Unicef, este incremento es consecuencia de que 20 millones de niños no hayan recibido la vacuna durante los últimos ocho años.
En Argentina, desde la eliminación de la circulación endémica del sarampión, este fue el año con mayor cantidad de casos con 88, con amplia ventaja sobre el año 2010 cuando, luego del mundial de fútbol de Sudáfrica, hubo 17 diagnósticos de esta enfermedad, lo que por entonces establecía un récord de registros en las últimas dos décadas.
“Por primera vez, en casi 20 años, Argentina atraviesa un momento en el que hay una elevada cantidad de casos de sarampión”, señaló la doctora Lilián Testón, médica infectóloga, coordinadora del departamento de Epidemiología y Control de Infecciones FUNCEI. Un porcentaje menor corresponde a importados y cerca de 80 a pacientes que contrajeron la infección en nuestro país sin antecedentes de viaje o contacto con personas que hayan ingresado a nuestro territorio infectados.
De los casos confirmados, el reporte oficial marcó que el mayor número corresponde a menores de un año, seguido por la franja que va de uno a 4 años y en tercer lugar el grupo de adultos de entre 20 y 40 años. “Esto viene en consecuencia de lo que está pasando en el mundo. Sabemos que en los países europeos, especialmente en España, Italia y Gran Bretaña, hubo una epidemia muy importante de sarampión. Además hubo más de 140.000 personas que perdieron la vida como consecuencia de esta enfermedad alrededor del mundo”, alertó la experta.
A modo de reflexión, la infectóloga relacionó el aumento de casos a las dificultades manifiestas para lograr una inmunización adecuada que evite la circulación del virus que debe alcanzar una cobertura igual o mayor del 95% de la vacuna en la población. “No se está logrando alcanzar ese índice ya que las coberturas oscilan entre un 70% y un 80%”, indicó. Lo que motiva a reforzar la vacunación es el hecho de que el sarampión es una enfermedad altamente contagiosa ya que una persona infectada puede transmitir el virus a 10 susceptibles.
Antes de la vacuna
De acuerdo a la OMS, antes de que se introdujera la vacuna en 1963 y se generalizara su uso, cada dos a tres años se registraban importantes epidemias de esta enfermedad que llegaban a causar cerca de dos millones de muertes al año. Luego de que se introdujo la vacuna, la incidencia de la enfermedad disminuyó más del 95%.
Sin embargo, aquellos profesionales que pudieron ser testigos de aquella época previa a la vacuna, seguramente recordarán cómo eran las epidemias en nuestro país por aquel entonces en que la incidencia de las encefalitis asociadas al sarampión, una de sus complicaciones, alcanzaba a uno de cada mil pacientes. Otra de las complicaciones vinculadas a este virus eran las respiratorias, como las disneas con neumonía.
La enfermedad
El sarampión es una enfermedad viral cuyos síntomas iniciales incluyen fiebre alta, rinorrea o congestión nasal, conjuntivitis bilateral y lesiones puntiformes blanquecinas ubicadas en el paladar (manchas de Koplit) durante los primeros diez días. Luego, aparece un exantema centrífugo que comienza en la cara y se extiende gradualmente al resto del cuerpo.
El período de contagio se prolonga hasta 3 a 4 días luego de que ha aparecido el exantema. Cerca del 30% de los casos de sarampión, en especial los menores de 5 años y los mayores de 20 años, presentan una o más complicaciones. Entre las más graves, ceguera, encefalitis, diarrea que puede llevar a la deshidratación o disnea con neumonía.
Viajar a Brasil
“Brasil, en este momento, está atravesando una epidemia de sarampión muy importante con alrededor de 150.000 casos distribuidos por todos los estados", advirtió Testón, al tiempo que recordó que "además tiene una alta circulación de dengue, zika y chikungunya. También está atravesando una epidemia de fiebre amarilla que comenzó hace dos años y que, a pesar de haberse vacunado una importante cantidad de gente, todavía tiene un número de casos importante”.
Aquellos argentinos que deseen pasar sus vacaciones en el país vecino o decidan viajar por algún motivo en particular deberían estar inmunizados contra sarampión y fiebre amarilla. Para aquellas personas de entre 20 y 40 años que van a viajar a Brasil o a países con alta circulación del virus del sarampión es importante que cuenten con la protección adecuada.
“De acuerdo al calendario nacional de vacunación, estas personas deberían acreditar dos dosis de vacuna. Si no fueron vacunados de niños o no se detectaron anticuerpos en los análisis de sangre, deberán vacunarse recibiendo el esquema completo”, indicó la experta. Esta recomendación es especialmente importante en aquellas mujeres en edad fértil para que puedan evitar la posibilidad de contraer el sarampión durante el embarazo y transmitírsela al bebé y deberán esperar al menos un mes antes de buscar el embarazo.
“Actualmente en Argentina, pero viene bien para el resto del mundo, se agregó una dosis para los bebés a partir de los seis meses, que es la llamada ‘dosis cero’, porque deberán iniciar el esquema habitual de vacunación a partir de los 12 meses. Esta vacuna a los seis meses no le confiere al niño inmunidad duradera y por eso es necesaria la revacunación”, agregó Testón.
“Al igual que en los adultos, entre los 13 meses y los 4 años de vida ya se requieren dos dosis de la vacuna triple viral, que también tiene el componente de rubéola, que es muy importante para erradicarla ya que aún se ven casos de transmisión de esta infección al recién nacido que ocasiona el cuadro de enfermedad grave denominado rubéola congénita”, agregó.
Por otra parte, existe una franja etaria que está exceptuada de la recomendación de vacunarse. Se trata de aquellas personas nacidas antes del año 1965. A estos individuos se los considera naturalmente inmunes debido a la circulación que había del virus del sarampión antes de la disponibilidad de la vacuna.
Respecto de la vacunación contra la fiebre amarilla, la experta recordó que “desde hace dos años se indica una única dosis que confiere inmunidad de por vida”. Esta vacuna la pueden recibir todas las personas a partir de los 12 meses de vida a excepción de las embarazadas, las personas con hipersensibilidad al huevo o proteínas de pollo, los pacientes que reciben terapia inmunosupresora como los pacientes con cáncer, trasplantados o quienes toman corticoides.
“Los adultos mayores de 60 años deben consultarlo con un profesional debido a que hay que evaluar riesgo y beneficio de esta vacuna que, por tratarse de una vacuna de virus vivo, hay que tener en cuenta los efectos adversos para ver si pueden o no vacunarse. Aquellas personas que viven con VIH y presentan un recuento de linfocitos CD4 inferior a 200 mm³ tampoco pueden recibir esta vacuna”, agregó.
Vacunas del viajero
Mucha gente viaja a destinos como Sudáfrica, Bahamas o a la India y le piden el certificado de vacunación contra fiebre amarilla. Esto no se debe a que en aquellos lugares haya circulación de la enfermedad sino a que Argentina está considerada, por los casos que hubo en una parte de la provincia de Misiones, como un país endémico para esta enfermedad. “Por este motivo, la vacuna contra esta enfermedad y su consecuente certificado de vacunación constituye un requerimiento para el ingreso a muchos países donde existe el mosquito vector de esta enfermedad”, explicó Testón.
Este certificado se extiende en algunas instituciones privadas o públicas como Sanidad de Frontera. Es importante tenerlo presente tanto para certificar la vacunación como para certificar la exención, en caso de no poder recibir la vacuna.
Para concluir, la experta señaló que cualquiera sea el motivo del viaje, es importante que, al planificarlo, se consulte con antelación al especialista sobre el destino elegido. Esta recomendación se debe a que para ciertos países, además de contar con un requerimiento migratorio como el certificado de vacunación contra fiebre amarilla, puede ser importante contar con algunas otras vacunas al día como la vacunación antirrábica para quienes vayan a la India debido al riesgo de contraer esta infección de algunos animales. También, para aquellos destinos donde el agua puede no ser segura, deberían recibir la vacuna contra la fiebre tifoidea.
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