Las infecciones de las vías urinarias son un problema de salud mundial bastante frecuente, con una proporción de 9 a 1 en la mujer respecto del hombre. Cerca del 25% la padeció o se verá afectada por una infección de tracto urinario (ITU) y, en ocasiones, ante episodios reiterados se producen resistencias a los tratamientos.
“En el laboratorio de microbiología, recibimos una gran cantidad de urocultivos que son la mejor forma de hacer diagnóstico de este tipo de infección y que, además, nos da la posibilidad de aislar la bacteria para hacer un antibiograma que es la prueba de sensibilidad a los antibióticos”, señaló la doctora Adriana Sucari, Bioquímica, Jefa de Microbiología de Alimentos y Coordinadora de Microbiología Clínica en Laboratorio de Stamboulian Servicios de Salud.
La mayoría de los casos de bactieriuria (cerca del 90%) es originado por la conocida bacteria Escherichia coli.
La infección en persona
Esta infección es motivo de gran cantidad de, por lo que resulta importante insistir en su prevención y cuidado.
Los síntomas generales iniciales son deseos frecuentes de orinar, disminución del volumen de orina, sensación de vaciado incompleto de la vejiga, quemazón al evacuar, dolor pélvico en la mujer, una micción turbia, oscura y concentrada con mal olor. También puede tener una apariencia lechosa o un tinte rojizo si la sangre está presente.
En el embarazo, por los cambios físicos que se producen, existe una mayor predisposición a las infecciones urinarias y muchas veces cursan sin síntomas, por lo que puede ser que la embarazada no note nada. Sin embargo, es de vital importancia certificar la infección en este grupo de pacientes y, aunque cursen asintomáticas, tratarlas con antibióticos ya que una ITU puede causar complicaciones, como un mayor riesgo de parto prematuro.
Hay algunas personas que tienen bacteriurias asintomáticas. Esto quiere decir que sienten que la orina no es la habitual pero no presentan mayores síntomas. Cuando el profesional le indica el cultivo de orina y le da positivo, el médico deberá tomar una decisión respecto al tratamiento en función de las condiciones de la paciente.
Sin síntomas
“En términos generales la indicación es no realizar tratamientos en bacteriurias asintomáticas pero si en la mujer embarazada, ya que estas pacientes tienen una alta posibilidad de tener pielonefritis (una infección del riñón y la pelvis renal) o complicaciones referidas a esa infección. En esos casos, aunque se trate de una infección asintomática, estaría indicado el tratamiento”, detalló Sucari. Lo mismo sucede con los pacientes diabéticos. Es decir que, salvo en esas dos circunstancias, la presencia de los gérmenes sin síntomas no requiere la indicación de antibióticos.
Lo más importante a resaltar es el valor de realizar el urocultivo para poder hacer diagnóstico y tratamiento de las ITU. De acuerdo a la microbióloga, se debe comenzar con el tratamiento de modo empírico inicial porque no se puede esperar el resultado antes de tratar la infección.
Para ello es importante que el profesional pueda optar por aquellas drogas sobre las cuales se sabe que tienen una buena actividad para infección urinaria de la comunidad. Por último, “hay que evaluar el resultado del antibiograma del urocultivo para que el médico pueda determinar cómo continuar el tratamiento en caso de que sea necesario”, agregó.
Microorganismos y el escenario de la resistencia
De acuerdo a la experta, en estos últimos años, se observa un aumento significativo de la resistencia a la cirpofloxacina, que es un antibiótico muy usado como tratamiento empírico inicial. Este aumento de resistencia hace que pueda haber fallas de tratamiento, es decir, que el medicamento no responda según lo esperado.
“Otro antibiótico como la ampicilina, también presenta una resistencia muy elevada, por lo que no se lo indica como tratamiento empírico para mujeres que estén cursando una ITU”, completó Sucari que también es presidente de la Sociedad Argentina de Bacteriología, Micología y Parasitología Clínica (SADEBAC).
Tratamiento empírico
A menudo, mientras se esperan los resultados del urocultivo, el médico suele indicar medicación a su paciente para iniciar el tratamiento pero, teniendo en cuenta la posibilidad de resistencia, es necesario hacer una distinción entre aquellos antibióticos que más se usan y aquellos que deberían indicarse.
“Según los resultados de laboratorio, ya no se debería indicar ni ampicilina, trimetroprima sulfa o ciprofloxacina, debido al elevado índice de resistencia que tenemos en pacientes ambulatorios con infección urinaria”, indicó la experta.
Sin embargo, hay nuevos y viejos antibióticos que se empezaron a usar de nuevo que mantienen buenos niveles de sensibilidad, como la fosfomicina o algunas cefalosporinas como la cefixima. Esos antibióticos hoy en día tienen muy buena sensibilidad.
Es interesante el caso de la fosfomicina, que se descubrió en 1969, luego se dejó de usar en nuestro medio, se lo utilizó durante muchos años en Europa y ahora está de vuelta. En una de sus presentaciones más habituales viene en polvo en un sobrecito que se diluye en medio vaso de agua que, al ingerirlo, es útil para controlar las ITU porque la presencia del fármaco en la orina puede durar de tres a cuatro días. En algunos casos se puede usar como tratamiento preventivo dando uno cada 10 días. Otros aspectos a destacar de esta medicación son su baja toxicidad y que es la droga de elección para tratar a las embarazadas que transiten este cuadro.
“Lo que tiene la fofomicina es que, al ser una monodosis, la probabilidad de generar resistencia es muy baja – describió Sucari al tiempo que señaló que - Tiene muy buena actividad frente a E. Coli que es el microorganismo de mayor prevalencia en infecciones urinarias. Además, es muy buena para el uso en mujeres y se puede indicar en embarazadas”.
De acuerdo a la experta, “cuando las infecciones urinarias son bajas y son una simple cistitis, los tratamientos se han acortado bastante” y suelen durar de tres a cinco días.
Infecciones a repetición
Según a un estudio publicado algún tiempo atrás en el New England Journal of Medicine, entre el 15 y el 20% de las pacientes puede hacer una recaída después de una infección urinaria que puede ser tratada con un antiséptico urinario como la furadantina. En estos casos se puede indicar una cápsula de 100mg tres veces por semana durante tres a seis meses. Al respecto, la experta señaló que “la nitrofurantoina tiene muy buena actividad frente a los patógenos urinarios y es una medicación muy utilizada para profilaxis y tratamientos empíricos”.
Arándanos y vitamina C: ¿Una barrera natural?
Hoy en día existen suplementos naturales que pueden generar una suerte de barrera que contribuya a prevenir la colonización bacteriana del tracto urinario. Entre estas herramientas se destaca el uso de la vitamina C y los arándanos.
Ya sea en forma de jugo o comprimidos combinados con la vitamina C, este fruto ha demostrado utilidad, no para controlar la infección sino para evitar que los gérmenes se adhieran a las células de las paredes del tracto urinario. Si bien no tienen una acción como la de los antibióticos que pueden matar al germen, una de las cosas que hacen es evitar que las bacterias puedan pegarse a las paredes de la mucosa del tracto urinario. Esto es gracias a su principio activo, las antocianinas
Por este motivo, se lo puede considerar como un complemento para aquellas mujeres luego de haber recibido tratamiento para su ITU. “Si bien el arándano no tiene un efecto antimicrobiano, posee un efecto protector y se está utilizando mucho en la mujeres perimenopáusicas que transitan el problema de las infecciones urinarias para ayudar a reducir la probabilidad de recurrencia de estos trastornos, como así también el uso de tantos antibióticos”.
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