El consumo de verduras, frutas, pescado y lácteos bajos en grasa podría mejorar la concentración espermática, una de las variables que determinan la calidad del semen, según un estudio presentado durante el X Congreso Nacional de la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR).
La investigación, realizada con jóvenes españoles de 18 a 23 años, halló una asociación entre la adherencia a la dieta contra la hipertensión conocida como DASH por sus siglas en inglés (Dietary Approaches to Stop Hypertension) y el recuento de espermatozoides, un marcador de la fertilidad masculina.
“Observamos que los jóvenes que seguían más de cerca una dieta con alta ingesta de frutas y verduras, lácteos bajos en grasa, cereales integrales, pescado y baja ingesta de sal, carne procesada y bebidas azucaradas, como es la dieta DASH, registraban una mayor concentración espermática”, explicó el investigador de la Universidad de Murcia Jaime Mendiola, uno de los autores del estudio.
La licenciada en Nutrición Julieta Lupardo (MN 6858) sostuvo que “a la hora de buscar un embarazo, una deficiencia nutricional puede afectar de manera negativa la fertilidad tanto del hombre como de la mujer”. “Por este motivo se hace hincapié en llevar una alimentación saludable en ambos sexos. Hay determinados nutrientes que ayudan a mejorar la función ovárica y testicular, pero en algunos casos, estos nutrientes claves no pueden ser cubiertos por alimentos únicamente y se debe recurrir al consumo de suplementos vitamínicos específicos para optimizar algunos valores”, señaló la especialista de Halitus Instituto Médico.
El experto de la Universidad de Murcia destacó que la concentración espermática disminuyó más de un 50% en varones occidentales en los últimos 40 años. “Se ve un declive general en la calidad del semen en la población masculina mundial y de forma más acusada en varones de América del Norte, Europa, Australia y Nueva Zelanda, quienes registran una disminución del 50-60% en recuentos espermáticos”, detalló Mendiola.
Entre las causas, el experto señaló factores tales como hábitos de vida, ingesta alimentaria y sedentarismo, tabaquismo, exposición a tóxicos y contaminantes ambientales, incluida la exposición durante el embarazo. Y mencionó el efecto que ejerce el cambio climático sobre la salud en general, y la reproductiva en particular.
En ese sentido, Lupardo agregó que “una alimentación diaria rica en selenio, zinc, ácidos grasos esenciales (omega 3), antioxidantes y ácido fólico es necesaria para mejorar ambos gametos”.
Y tras asegurar que “en la actualidad son muchas las parejas de mayor edad que tratan de concebir y que podrían necesitar mayor asistencia para que el embarazo se concrete”, la especialista destacó: “La importancia de los antioxidantes radica en su efecto oxidativo, disminuyendo la producción de radicales libres que son los responsables del envejecimiento celular". "Con una dieta rica en: vitamina C (presente en cítricos, tomate y ajíes), vitamina E (presente en el germen de trigo, aceites y frutos secos) y vitamina A (presente en grasas lácteas, hígado y verduras de color naranja o rojas como zanahoria, tomate y calabaza) este efecto de los radicales libres puede ser contrarrestado, mejorando la calidad y movilidad espemática, promoviendo la ovulación y favoreciendo la implantación en el útero”, agregó.
Asimismo, los ácidos grasos esenciales (omega 3), procedentes de pescados grasos y semillas, parecen claves en el proceso de la ovulación y la fertilidad masculina al igual que el zinc y el selenio, ya que su déficit se asocia en la mujer a irregularidades del ciclo menstrual y en el varón a disminución de la cantidad y la movilidad de los espermatozoides y alteración de los niveles de hormona masculina (testosterona). Los alimentos que lo contienen son carnes magras, pescados marinos, mariscos y huevos; en menor proporción legumbres y frutos secos.
“El ácido fólico se utiliza para prevenir malformaciones congénitas en el futuro bebé -aseguró la nutricionista-. Pero su déficit también disminuye el número y movilidad de los espermatozoides, por lo que ya se está empezando a suplementar en algunos hombres previamente a la concepción, como ya se viene haciendo en la mujer”. Está presente en las verduras de hoja verde, legumbres y cereales integrales.
En conclusión -finalizó la nutricionista-, “es necesario seguir una dieta variada y controlada por un especialista que incluya sobre todo frutas y verduras, para asegurar el aporte necesario de vitaminas, minerales, oligoelementos y antioxidantes que son fundamentales para la salud reproductiva. Y no deben olvidarse incluir grasas saludables (frutos secos, aceite de oliva), proteínas (las de origen animal, preferentemente del pescado) y productos lácteos”.
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