El sobrepeso y la obesidad aumentaron del 49% a 61,6% entre el 2005 y el 2018 y la prevalencia del consumo de tabaco cayó en el mismo período del 29,7% al 22,2%, según los resultados finales de la cuarta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) que difundió esta semana el Indec y cuyos datos preliminares fueron informados en abril.
El informe completo de la 4° ENFR analizó la respuesta de más de 29.000 individuos mayores de 18 años de todo el país y arroja información sobre los factores de riesgo de las Enfermedades No Transmisibles (ENT) tales como: consumo de tabaco, exposición al humo de tabaco ajeno, consumo de alcohol, alimentación inadecuada, actividad física insuficiente, presión arterial elevada, glucemia elevada o diabetes y sobrepeso y obesidad.
Según el informe, el exceso de peso (que suma el sobrepeso y la obesidad) aumentó de modo continuo a lo largo de las cuatro ediciones que se realizó la encuesta: 49% en 2005, 53,4% en 2009, 57,9% en 2013 y 61,6% en 2018.
La obesidad aumentó casi un 75% entre 2005 y 2018 y según las mediciones el sobrepeso y la obesidad fueron mayores en los varones (68,5%) que en las mujeres (55%). Además, las personas que padecen diabetes o glucemia elevada por sobrepeso u obesidad también aumentaron de 9,8% a 12,7% entre 2013 y 2018.
“La información rigurosa obtenida a través de esta encuesta realizada junto al Indec constituye un aporte para la definición de políticas públicas tendientes a frenar el impacto negativo de los determinantes de la salud en la población argentina”, indicó el secretario de Gobierno de Salud, Adolfo Rubinstein a través de un comunicado de prensa y agregó que “los datos desagregados por provincias representan un valioso insumo para la definición de estrategias conjuntas entre la Nación y las jurisdicciones para prevenir la prevalencia de la hipertensión, el tabaquismo y la mala alimentación, entre otros factores de riesgo”.
En esta edición, por primera vez, la ENFR incorporó la toma de mediciones objetivas físicas y bioquímicas, enmarcándose en el diseño estandarizado STEPS de la Organización Mundial de la Salud que incluye 3 etapas: relevamiento mediante un cuestionario de autorreporte; mediciones físicas en el domicilio: presión arterial, el peso, la talla y el perímetro de la cintura; y mediciones bioquímicas en el domicilio a través de digitopunción, medición de glucemia capilar y de colesterol total en ayunas.
Datos sanitarios preocupantes
La encuesta arrojó que los factores de riesgo como consumo de tabaco, alcohol, mala alimentación así como el exceso de peso y la prevalencia combinada de hipertensión arterial, son más prevalentes en poblaciones de menor nivel socioeconómico y en los varones. En cambio, las prácticas preventivas como la toma de la presión arterial, la medición de glucemia o colesterol o aquellas prácticas preventivas de cánceres prevalentes –que van en aumento–, resultan más frecuentes en mujeres y en personas de mayores ingresos.
La prevalencia combinada de hipertensión arterial, diabetes y colesterol elevado está entre los nuevos datos aportados por la 4ª ENFR. Por ejemplo, el indicador de prevalencia combinada de hipertensión, conjuga a aquellas personas que declararon ser hipertensas y toman medicación para la presión, y a aquellas que tuvieron la presión alta (140/90 mmHg o más) en la fase de las mediciones objetivas en el hogar en el momento de la encuesta. La prevalencia combinada de hipertensión arterial fue de 46,6%, mientras que por autorreporte solo un 34,7% declaró ser hipertensa.
“Gracias a la incorporación de las mediciones objetivas, pudo establecerse una estimación más cercana a la realidad, que puso de manifiesto el gran porcentaje de subdiagnóstico de hipertensión”, explicó la directora nacional de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles, Verónica Schoj y agregó que “estamos implementando un plan nacional de hipertensión arterial para mejorar el diagnóstico y tratamiento de esta condición silenciosa que representa una de las principales causas de muerte en nuestro país”.
También se indagó por primera vez acerca del consumo de tabaco para armar, lo que arrojó que el 10% de los fumadores actuales fuma cigarrillos armados, especialmente los adultos jóvenes. Si bien es cierto que la prevalencia de consumo de tabaco viene disminuyendo progresivamente a lo largo de las 4 ediciones de la ENFR, el alto uso de cigarrillos armados evidencia un desplazamiento del consumo hacia productos de tabaco alternativos con menor carga fiscal.
En ese sentido, Schoj indicó que “esta situación pone de manifiesto la urgente necesidad de que se haga cumplir el pago del impuesto mínimo a todas las empresas tabacaleras, establecido por la ley de impuestos internos 27.430 de 2017. Esta ley tiene como propósito, precisamente, reducir el margen de sustitución a productos de tabaco más baratos, que son los que consumen los más jóvenes y las personas en mayor situación de vulnerabilidad”.
La encuesta también provee información sobre procesos de atención en el sistema de salud y prácticas preventivas, así como de seguridad vial. En el informe completo de la 4° ENFR se monitorea la evolución de los indicadores históricos de esta encuesta lo que resulta un importante insumo para fortalecer, priorizar y evaluar políticas públicas tanto en los ámbitos de decisión nacional como provinciales.
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