¿Cómo mejorar la atención sanitaria en las futuras madres a la hora del parto, evitando el dolor innecesario y hasta la violencia obstétrica? ¿Cómo desarrollar planes de educación sexual eficientes para mujeres jóvenes y evitar los embarazos no deseados? O, ¿cómo evitar la violencia de pareja cuando el consumo de alcohol es elevado?
Esas y muchas otras preguntas respondió la experta Jana Smith, directora de la organización Ideas 42, durante su presentación en el 12° Simposio Internacional de Neurociencia de la Fundación Ineco, cuya temática fue “Cerebro y Sociedad: El rol de las neurociencias en el diseño de mejores políticas públicas”.
Este evento, que tuvo lugar en el auditorio del Centro Cites-INECO y que cada año reúne a los más prestigiosos investigadores del país y del mundo, se enfocó en el incipiente papel de las neurociencias cognitivas y su diálogo con diversas ciencias de la conducta y la innovación aplicadas a la esfera pública.
Smith abordó con solvencia tres problemáticas que rondan a la mujer y que su equipo de trabajo identificó en tres países del mundo, como ejemplo de lo que acontecen en muchos más.
“Respecto a la violencia obstétrica y manejo del dolor nuestro equipo investigó la calidad de servicios de la salud materna en Zambia y hallamos que en muchos casos las obstetras no siguen las mejores prácticas del cuidados respetuosos de manera consistente durante el parto en clínicas y hospitales, por lo que comenzamos a estudiar este tema que no es un problema de Zambia únicamente, sino a nivel mundial”, indicó Smith al abordar la primera problemática.
“El maltrato se normaliza como algo social. Las obstetras suelen experimentar violencia durante su infancia, llevándolas a recurrir al maltrato de manera automática como táctica para disciplinar a la futura madre. Además, las normas sociales durante su entrenamiento médico refuerza el maltrato como la forma de conseguir que una paciente acceda a sus recomendaciones. Incluso, observamos que no hay mecanismos claros para que supervisores y pacientes puedan castigar a los médicos o personal asistente que sea irrespetuoso en el cuidado de la futuro madre”, agregó la experta.
Smith recalcó que los proveedores de la salud, médicos y obstetras se enfocan en evitar la mortalidad en vez de tratar el dolor y enumeró 3 causas de dicha problemática.
1- El entrenamiento, la retroalimentación y la supervisión se enfoca en tareas clínicas, así que las obstetras terminan preocupándose exclusivamente en la superviviencia de la madre y su bebé.
2- Las obstetras no reciben información ni retroalimentación sobresaliente del impacto de un trato irrespetuoso en la salud de sus clientes a pesar de ser su responsabilidad principal.
3- Las obstetras consideran que el dolor del parto es inevitable y las estrategias para aliviarlo son limitadas.
“¿Qué dicen algunos proveedores de la salud?”, se preguntó Smith. Y respondió: “Que el dolor del parto y las implicaciones del dolor son parte del reto. También, que los detonantes del maltrato a la hora del parto se pueden resumir en que la paciente no sigue las instrucciones y citan algunos ejemplos: la paciente empuja antes de estar lista, o no empujan cuando se les pide.
Además piensan que cualquier trato o conducta se justifica con tal de lograr que las pacientes sigan las indicaciones requeridas, ya que de lo contrario, su vida o la de su bebé correrá peligro”.
“Para contrarrestar esto, diseñamos una serie de herramientas para regular el dolor a través de manuales e información clara sobre las técnicas del manejo del dolor. También hicimos afiches que se pegan al lado de la cama de la mujer para concientizar. Incluso, elaboramos un pacto verbal de 4 promesas entre obstetra y paciente para cumplir, antes de entrar a realizar el trabajo de parto.
Y generamos talleres de reflexión para obstetras y pacientes para elaborar soluciones simples para enfrentar un gran problema”, precisó.
El segundo trabajo que investigó el equipo de Smith es la salud sexual y reproductiva de mujeres jóvenes. Para ello se trasladaron a Burkina Faso, donde encontraron que hay muchas chicas solteras que quedan embarazadas por no cuidarse al tener relaciones sexuales.
“Es impredecible saber qué esperar a la hora de un embarazo. Hallamos casos de chicas que terminaban casándose con una persona que no querían o acababan de conocer, otros casos de aborto, otros casos de muerte o distanciamiento con la familia. También hallamos mucho estigma social en los esquemas conductuales. Percibían que el riesgo de embarazarse era bajo. Y que los métodos anticonceptivos no eran los adecuados para ella. Incluso, tenían miedo de cómo reaccionaron sus parejas u otras personas a la hora de cuidarse cuando se tiene sexo”, señaló la experta.
Y la tercera temática abordada fue la disminución de la violencia de pareja ante el excesivo consumo de alcohol en Bangalore, India en 2017, donde trabajaron con 60 parejas.
“Buscamos reducir la violencia de pareja incrementada por el consumo de alcohol. Y trabajamos haciendo foco en la consecuencia negativa del consumo de alcohol en exceso. Notamos que al disminuir el consumo de alcohol, había menos violencia en la pareja”, concluyó Smith, que recalcó la importancia del asesoramiento profesional y la terapia cognitiva conductual (TCC) que se ha mostrado muy eficaz para abordar soluciones de fondo.
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