Vivimos en una sociedad urgente, rápida y ansiosa, repleta de mentes agitadas que convierten la paciencia y la tolerancia a las contrariedades en bienes de lujo. A menudo, las personas no saben estar solas, interiorizarse, reflexionar y disfrutarse. Conocen a muchos en las redes pero a pocos en profundidad.
La sobrecarga de información, la exigencia de realizar varias actividades a la vez y la acumulación de preocupaciones tienen nefastas consecuencias en el bienestar físico y psicológico y pueden acelerar la mente a una velocidad aterradora. En la era digital, esto está pasando con una intensidad nunca antes vista.
El resultado es una velocidad espantosa y estéril de pensamientos, muchos pensamientos inútiles y una serie de consecuencias físicas y emocionales avasallantes. El exceso de información y la intoxicación digital hacen que el "gatillo de la memoria" dispare muchísimo, y que abra un número espeluznante de "ventanas" (del archivo de recuerdos), sin anclarse en ninguna, por lo que el individuo pierde el foco y la concentración.
"Pensar es bueno; pensar con conciencia crítica es todavía mejor, pero pensar en exceso es una bomba contra la calidad de vida". En Ansiedad, cómo enfrentar el mal del siglo, el reconocido psiquiatra, investigador y escritor Augusto Cury desentraña los síntomas y las características del Síndrome del Pensamiento Acelerado (SPA), "el síndrome más penetrante y epidémico que afecta a las sociedades modernas".
¿Qué es el Síndrome del Pensamiento Acelerado y cuáles son sus síntomas?
"Como una película editada en altísima velocidad, solo se aprecian los primeros segundos; pero luego una sensación de incomodidad invade al espectador. Nadie soportaría por mucho tiempo ver una película cuyas escenas transitan con rapidez. Pero soportamos por años que nuestro pensamiento ruede su 'película'", aseveró el especialista.
Según advierte el investigador y escritor en su escrito, es probable que el SPA alcance a más de 80% de los individuos de todas las edades, desde alumnos y profesores, intelectuales e iletrados, hasta médicos y pacientes.
"La sociedad moderna alteró el ritmo de construcción de los pensamientos. Los homo sapiens de nuestra era no tienen protección emocional. El mundo está enfermo y produce personas enfermas, cartesianas y racionalistas. Nos enseñan sobre el mundo exterior pero nada sobre el interior. Los jóvenes no se preparan para ser líderes de sí mismos ni autores de su propia historia", aseveró Cury en diálogo con este medio.
Entre algunos de los síntomas que hacen visible la presencia del trastorno se destacan: la ansiedad, la insatisfacción, las mentes inquietas o agitadas, el cansancio físico exagerado, la irritabilidad, la impaciencia, un bajo umbral para soportar frustraciones, la capacidad para sufrir por anticipado, el tedio, los trastornos del sueño y el déficit de concentración y memoria.
¿Por qué las personas se despiertan fatigadas? Porque gastan mucha energía pensando y preocupándose durante el estado de vigilia. ¿Por qué sufren consecuencias físicas a raíz de la ansiedad? Cuando el cerebro está desgastado, estresado y sin reposición de energía, busca órganos de choque para alertarnos. ¿Y el olvido? Porque el cerebro tiene más juicio que nuestro "Yo", y al percibir que no podemos administrar nuestros pensamientos, que vivimos agotados, el cerebro utiliza mecanismos instintivos que bloquean las ventanas de la memoria en un intento de que pensemos menos y ahorremos más energía.
La ansiedad vital, sin embargo, es el tipo de ansiedad saludable que estimula el proceso de construcción de la psique, ya sean pensamientos, ideas, personajes, ambientes, deseos o aspiraciones. La misma se vuelve enfermiza cuando va en contra del placer de vivir, la creatividad, la generosidad, la afectividad, la capacidad de pensar antes de reaccionar, la habilidad de reinventarse, entre otras. Uno de los mecanismos que mas transforman la ansiedad vital en una ansiedad asfixiante es la hiperconstrucción de pensamientos.
Si bien existen muchas causas que aceleran la mente humana y agotan el cerebro, la primera y más importante es quizás el exceso información. "Un niño de siete años de edad tiene más información que un emperador romano. La cantidad de estímulos o información a los que se exponen son tan avasallantes e intensos que los convierten en insoportables", explicó.
¿Quiénes pueden desarrollarlo?
Todas la personas que se expongan a una cantidad absurda de estímulos puede desarrollar el SPA. Aquellas de personalidades calmas, tranquilas y de autocontrol pero expuestas a los mismos medios sociales y aparatos digitales que han causado un agotamiento mental, un déficit de energía y una baja capacidad para soportar frustraciones son igualmente propensos a padecerlo.
"Muchos neurólogos, psiquiatras, psicólogos y psicopedagogos, -observó Cury– al observar a niños y adolescentes agitados, inquietos, con dificultad para concretarse y rebeldes a las normas sociales, llegan a diagnósticos errados, atribuyendo tales comportamientos al trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), cuando la gran mayoría es víctima del SPA". Este síndrome produce algunos síntomas semejantes a los de la hiperactividad, pero sus causas son diferentes. En la hiperactividad con frecuencia hay un fondo genético: uno de los padres es hiperactivo.
En lo que respecta al tratamiento, este también es diferente. En el SPA no existe alteración metabólica: la falla es funcional y social, está ligada al proceso de formación de personalidad y al funcionamiento de la mente y, por lo tanto, debe ser corregida con varias técnicas. Desacelerar a quienes lo padecen es fundamental.
Los "6 tipos de Yo": no existen personalidades múltiples, sino que el Yo puede tener varias posturas enfermizas
Para el especialista, si no se la entrena para ser líder de sí misma, una persona hipersensible y de humor depresivo puede padecer el SPA. A su vez, una persona tímida que vive preocupada por lo que los otros dirán de ella, es un verdugo de sí mismo y como consecuencia se enfrenta a un alto índice de SPA. Las personas tímidas y con baja autoestima están siempre procurando que los otros correspondan a sus expectativas. No tienen protección emocional y por eso se convierten en "verdugos de sí mismos".
Para Cury, no existen las personalidades múltiples sino que habla de "6 tipos de Yo", varias posturas del Yo en la misma personalidad: el Yo gerente, el Yo viajero o desconectado, el Yo fluctuante, el Yo inflexible, el Yo autosaboteador y el Yo acelerado.
El primero describe a aquellas personas cuyo Yo aprendió a administrar sus pensamientos, liberan su imaginario, son creativas, motivadas y capaces de criticar sus ideas. "Saben que quien vence sin dificultades, triunfa sin ganancias". El segundo, incluye a aquellos que por ser viajeros en la trayectoria de su propia mente, alternan con mucha facilidad los momentos felices de los de tensión.
El "Yo fluctuante" no tiene ancla, seguridad, estabilidad ni claridad sobre dónde está y a dónde quiere llegar. El "inflexible" es rígido, cerrado, tiene un gran potencial creativo pero es su propio castigador. No sueñan ni se inspiran, viven aburridas y aburriendo a los que los rodean.
Por su parte, el "Yo autosaboteador" va en contra de la libertad, conspira contra su placer de vivir, su tranquilidad y su éxito profesional y social. "Estamos en la era de los mendigos emocionales. Las personas viven en buenos departamentos y casas, rodeados de lujos y bienes materiales pero mendigan la alegría, los placeres y la capacidad de relajarse. Centenas de millones de jóvenes y adultos que tienen excelentes condiciones financieras pero son en realidad miserables", añadió. Por último a la categoría del "Yo acelerado", pertenece al grupo de personas que se sobrecargan con información, actividades y preocupaciones.
Las consecuencias emocionales, intelectuales, sociales y físicas del SPA son enormes. Y aunque no siempre se manifiestan en el presente, con certeza aparecerán en el futuro. El aceleramiento intenso de la construcción de pensamientos predispone, entre otras cosas, a la insatisfacción crónica, el retraso de la madurez emocional, el desamparo emocional y desarrollo de trastornos psiquiátricos, a enfermedades psicosomáticas, compromete la creatividad y el desempeño intelectual global, deteriora las relaciones sociales y dificulta la capacidad para trabajar en equipo y cooperar socialmente.
"En esta sociedad estresante, rápida y agitada no es fácil resolverlo por completo. Pero, si no fuera posible eliminarlo, los seres humanos necesitamos y debemos administrarlo y para hacerlo, ser libre para pensar, pero no esclavo de los pensamientos, poder administrar el sufrimiento anticipatorio y depurar la mente a través de la técnica del DCD (dudar, criticar y determinar) es clave", sostuvo el especialista.
Dentro de los puntos más importantes para prevenir la ansiedad del Síndrome del Pensamiento Acelerado, aprender a gestionarlos es uno de los principales. "Uno no puede dejar que la mente piense lo que quiere cuando quiere, ni sufrir o preocuparse por anticipación. La mente es un vehículo y desafortunadamente la gran mayoría de los seres humanos no aprendieron nada sobre manejar los pensamientos.
"Yo como consumidor emocional responsable". "Si una persona me ofende, si sufro bullying en la escuela, debo entender que mi paz vale oro y que el resto es insignificante. Para empezar a combatir el mal del año debemos poder elegir no participar de los conflictos externos y entender que nuestra salud psíquica es primordial. Hacerlo promueve el autocontrol inmediato en los focos de tensión. Y si lo adultos y los jóvenes del mundo lo aplicaran muchos psiquiatras se convertirían en conservatorios musicales y las cárceles en hospitales", concluyó.
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