Pesa alrededor de 1,5 kg., es de consistencia blanda, de color blanco‐grisáceo y está compuesto básicamente de agua en células, llamadas neuronas de las cuales la mayoría se encuentra en la corteza cerebral.
Se trata de nuestro cerebro, la más maravillosa y avanzada máquina que existe de la que tenemos conocimiento y que el 22 de julio celebra su Día Mundial. Es una computadora asombrosamente compleja que nos hace muy superiores al resto de los animales, pero cuyo funcionamiento global sigue siendo un enigma para los investigadores.
Habiéndose desarrollado a lo largo del tiempo a través de la selección natural, el cerebro humano cuenta con sistemas que surgieron con un propósito determinado y que luego se adaptaron para realizar otro.
"Los griegos pensaban que la mente se encontraba en el corazón y no en el cerebro. Consideraban que ya que la mente era esencial para el ser humano, ésta debería estar en el órgano más vital de todos los órganos".
En la actualidad sabemos que la mente tiene una capacidad casi ilimitada, pero tenemos que aprender a aprender y utilizar este potencial que existe dentro de nuestro cerebro.
Las neuronas parecen como árboles sin hojas como múltiples ramificaciones llamadas dendritas, que se encargan de hacer conexiones con otras neuronas. Las neuronas pasan sus mensajes a través de los axones que están cubiertos con una sustancia llamada mielina que actúa como aislante del axon.
Cuando aprendemos algo, la mielina preserva a la neurona y el área neuronal, haciendo que lo aprendido sea permanente. Este proceso de preservación es llamado mielinización y es considerado el ciclo triple de habilidades en el aprendizaje.
La concentración: una habilidad de los grandes genios
Si bien han existido muchos cerebros avanzados en personas llamadas "genios", todos ellos, en distintas épocas, han tenido algo en común: una capacidad de concentración abismal.
Albert Einstein, en una carta a su hijo, le habló de "ese momento en el que estás haciendo una cosa, y el disfrute es tal que no notas que pasa el tiempo. Debo reconocerte que algunas veces se me pasa la hora de la comida mientras estoy trabajando".
Por otro lado, el artista Miró pintaba en un estudio que construyó en Palma de Mallorca para alejarse de las distracciones de la gran ciudad. Allí se encerraba cada día con sus pinceles y su concentración. El artista prohibió el paso a todo el mundo excepto a una persona: su mujer. Sólo ella podía llamar a la puerta al final de la mañana para avisarle de que la comida humeaba en el plato.
El brillante escritor Ernest Hemingway hizo algo parecido. En su casa de las afueras de La Habana colgó un cartel en la puerta que advertía: "No se admiten visitas sin cita previa". "Cuando estoy trabajando en un libro o una historia, empiezo a escribir cada mañana tan pronto como sale el sol. Nadie te distrae a esa hora. Hace fresco o frío y te vas concentrando y entrando en calor conforme escribes", indicó a un periodista en 1954.
El estadounidense trabajaba en cualquier sitio. En su dormitorio, en bares, hoteles… Lo único que detestaba era que lo interrumpieran. "El teléfono y las visitas son los destructores del trabajo. (…) Puedes escribir en cualquier momento que te dejen solo y no te molesten", solía decir.
El historiador de la ciencia James Gleick, después de escribir las biografías de los físicos Isaac Newton y Richard Feynman, llegó a la conclusión de que "todos los genios tienen una habilidad de concentrarse con una intensidad difícil de concebir para las personas corrientes".
En 1959, Isaac Asimov escribió un artículo en el que intentaba responder al enigma de cómo surgen las ideas. «Mi sensación es que lo relacionado con la creatividad requiere aislamiento», enunció. «La persona creativa está trabajando continuamente. Su mente está procesando información en todo momento. Incluso cuando no es consciente de ello. Es muy conocido, por ejemplo, el caso de August Kekulé. El químico seguía pensando en la estructura del benceno mientras dormía».
El científico argentino Jorge Colombo, quien estudió el cerebro de Einstein en un laboratorio del Conicet y del CEMIC, en Buenos Aires, afirmó días atrás a Infobae: "Los genios no existen, todos tenemos algún talento".
"Hay que desterrar la palabra genio. Porque todos los seres humanos tenemos algún talento. Lo que pasa es que no todos estamos condicionados de igual manera para expresar ese talento", precisó Colombo.
Y agregó: "Hoy se sabe que el talento de cada persona depende de una multiplicidad de factores, como la herencia, la alimentación, la crianza, el enriquecimiento cognitivo, y la receptividad del medio socio-cultural en el que se expresa que ponderar o dejar de lado la propuesta de cada uno. Todo hace que el cerebro funcione como una serie de complejas redes de neuronas y glias en interacción con el ambiente, que también depende de cada persona y de cada etnia. Por eso, cada sociedad impone ciertas reglas, y puede sofocar talentos que no llegan a destacarse a través de la escuela o la universidad".
Recomendaciones para un cerebro saludable
Desde el año 2014, cada 22 de julio se celebra el Día Mundial del Cerebro, una fecha acordada por la Federación Mundial de Neurología para promover los cuidados preventivos y generar conciencia sobre las enfermedades silenciosas que pueden desgastarlo.
Como la expectativa de vida subió exponencialmente en las últimas décadas, la gran pregunta que no podemos dejar de hacernos es cómo seguir manteniendo nuestro cerebro saludable al momento de llegar a ser adultos mayores.
"Es cierto, todos tenemos un ADN, pero los estudios demuestran que hay ciertas conductas, comportamientos y cuidados que podemos ir adquiriendo para llegar a esta etapa de nuestra vida sin problemas de memoria, activos y con un alto nivel de satisfacción personal", explicaron a Infobae desde el Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco), y recomendaron:
-Mantenerse estimulado cognitivamente: Tratar de hacer cosas que nos desafíen a nivel cognitivo, que nos permitan entrenar nuestro cerebro para mantenerlo activo.
-Alimentarse de manera saludable: Una dieta rica en frutas, verduras, cereales, legumbres y pescado ayuda a mantener la mente en forma (al favorecer el transporte de oxígeno y nutrientes a nuestro cerebro colabora a que este funcione correctamente).
-Controlar los factores de riesgo cardiovascular: La hipertensión, el azúcar en la sangre, el colesterol, el cigarrillo, son algunos de los factores que hay que controlar para mantener nuestra salud cardiovascular y, por ende, un cerebro saludable.
-Realizar actividad física: Hay numerosos estudios que muestran que las personas que realizan actividad física, aunque sea moderada -como caminar tres veces por semana durante media hora- tienen un cerebro mucho más saludable a lo largo de la vida.
-Conservar nuestro bienestar emocional: Debemos tener en cuenta que la depresión, la ansiedad o los niveles prolongados de estrés tienen consecuencias negativas para las funciones intelectuales.
-No abandonar la interacción social: Fortalecer nuestros vínculos sociales es otro de los factores preponderantes para mantener un cerebro saludable.
Envejecimiento cognitivo saludable
En las últimas décadas ha aumentado el número de personas mayores de 65 años dentro de la población general y se espera que esta tendencia continúe enfatizándose.
La presencia de dificultades para hacer más de una cosa al mismo tiempo, evocar el nombre del protagonista de una película o la clave nueva del cajero automático del banco se incrementan con el paso del tiempo.
El adecuado mantenimiento de la memoria y otras funciones mentales como la atención, el lenguaje y el razonamiento se ha convertido en un tema que preocupa a los adultos que pertenecen a esta población, a los profesionales, a los sistemas de la salud y a los científicos que estudian el tema en todo el mundo. Es por esto que hace ya varias décadas han ido surgiendo, desde diferentes marcos teóricos, diversas teorias que intentan explicar y desarrollar estrategias que acompañen y remedien esta situación.
"Una de las teorías científicas que más respuestas ha aportado al momento es la teoría de la plasticidad neuronal, la cual se refiere a la capacidad que tiene el cerebro de formar nuevas conexiones que se activan ante la presencia de estímulos novedosos. Es ésta habilidad del sistema nervioso la que nos permite incorporar nuevos aprendizajes, experiencias y conductas. Por lo tanto el mantener la mente activa rodeada de nuevos estímulos promueve la formación de redes intrincadas y frondosas, cómo raíces de un árbol, que protegen al cerebro frente a la aparición de una lesión o enfermedad cerebral", explicó a Infobae la doctora Carolina Feldberg, profesional del Servicio de Neurociencias Cognitivas de INEBA e Investigadora Adjunta del CONICET en el instituto.
De manera complementaria, la idea de que existe una posible reserva que protege al cerebro de su daño surge de la observación realizada por diferentes estudios de investigación que señalan que muchas veces no existe una relación directa entre el daño y las manifestaciones clínicas de la lesión y esto es lo que se denomina "reserva cognitiva".
"El desarrollo de la capacidad de la reserva cognitiva se encuentra asociado principalmente a aspectos que tienen que ver con la actividad y la exposición a ambientes enriquecidos, por lo que la exposición a ambientes complejos y actividades novedosas resulta una de las principales estrategias para la promoción de un envejecimiento cognitivo saludable. Diferentes estudios científicos ponen en evidencia que la mayor participación en actividades intelectuales se asocia con mayores niveles de rendimiento cognitivo en una amplia gama de tareas", agrega la especialista.
Las intervenciones cognitivas deben realizarse a lo largo de todo el continuo de deterioro de envejecimiento cerebral, siendo la psicoeducación y la realización de actividaes cognitivas el primer eslabón de un conjunto de actos en salud que promocionan una vejez saludable y retardan la aparición de indicatores patológicos de envejecimiento cognitivo, entre los cuales se destaca la Enfermedad de Alzheimer.
Estas dos teorías, la de la reserva cognitiva y la de la plasticidad neuronal, permiten enmarcar de manera cientifica las posibles intervenciones que se pueden realizar a lo largo de todo el ciclo vital con miras a la promoción de un envejecimiento cognitivo saludable.
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