Es común que durante la tercera edad se presenten problemas de desnutrición debido a que disminuye el consumo de alimentos y la capacidad de absorber nutrientes, además de que hay dificultad para masticar.
Y también, con el paso del tiempo, el metabolismo (proceso que permite asimilar adecuadamente vitaminas, minerales, proteínas y grasas) se hace lento, lo cual ocasiona que las exigencias calóricas sean menores.
Sin embargo, las necesidades de proteínas, vitaminas y minerales siguen siendo las mismas que las de cualquier persona, con excepción de las grasas y azúcares, ya que estos deben reducirse para evitar que padecimientos como hipertensión, diabetes, obesidad y colesterol elevado se presenten o agraven.
"La buena nutrición es fundamental para la salud y el bienestar general, pero muchas personas mayores corren riesgo de nutrirse mal. Además, la desnutrición puede conducir a un mayor desinterés por la comida o a la falta de apetito, lo cual solo empeora el problema", explicó a Infobae la doctora Sonia Murgueytio Jurado, nutricionista de Mayo Clinic, en Jacksonville, Florida.
Problemas de la desnutrición
La especialista afirmó que la desnutrición en las personas mayores puede provocar diversos problemas de salud, tales como:
-Debilidad del sistema inmunitario que aumenta el riesgo de infecciones
-Mala cicatrización de heridas
-Debilidad muscular y menos masa ósea que pueden llevar a caídas y fracturas
-Más riesgo de hospitalización
-Mayor riesgo de muerte
Régimen alimenticio adecuado
Los expertos nutricionistas afirman que el régimen alimenticio para una persona mayor debe incluir cuatro comidas moderadas. El desayuno debe contemplar cereales, yogurt bajo en grasa, fruta y té. Posteriormente, es conveniente tomar un almuerzo a base de ensalada de pollo con verduras, que pueden ser condimentadas con aceite de oliva y/o hierbas aromáticas (por ejemplo, hierbabuena, orégano o laurel).
En la comida es recomendable consumir caldo de verduras o pollo, carnes magras (sin grasa) a la plancha o al vapor acompañadas de una guarnición de verduras y/o frijoles, alubias o habas, jugo de frutas o agua y galletas o pan integral. Por último, la cena puede componerse de un vaso con leche descremada o yogurt con cereal.
Cabe destacar que a lo largo del día, entre y durante las comidas, se debe beber gran cantidad de agua, jugos y/o té (de 2 a 3 litros), lo cual resulta muy importante, ya que es frecuente que las personas de edad avanzada pierdan sensibilidad a los cambios térmicos y, en consecuencia, disminuya su sensación de sed, lo que podría derivar en deshidratación o estreñimiento.
Además, a esta dieta puede añadírsele la ingesta de huevo dos veces por semana o quesos combinados con frutos secos (por ejemplo, manzana, higo o dátiles).
Cómo comienza la desnutrición
Las causas de la desnutrición pueden parecer claras: muy poca comida o una alimentación carente de nutrientes. Sin embargo, la desnutrición suele, en realidad, ser producto de una combinación de problemas físicos, sociales y psicológicos. Por ejemplo:
-Problemas de salud. Las personas mayores con frecuencia tienen problemas de salud, tales como demencia o problemas dentales, que pueden disminuirles el apetito o dificultarles comer. Otros factores que también podrían participar son la presencia de una enfermedad crónica, el consumo de ciertos medicamentos, la existencia de dificultades para tragar o absorber nutrientes, una hospitalización reciente, una disminución del sentido del gusto o del olfato y problemas abdominales, como dolor o distensión.
-Restricciones en la alimentación. Las restricciones alimentarias, como las limitaciones en el consumo de sal, grasa, proteína o azúcar, pueden ayudar a controlar ciertas enfermedades, pero también podrían contribuir a una mala alimentación.
-Ingresos limitados. Algunas personas mayores tal vez tengan problemas para comprar comestibles, especialmente cuando necesitan medicamentos costosos.
-Contacto social reducido. Es posible que las personas mayores que comen solas no disfruten de las comidas como solían hacerlo y que, por ello, pierdan interés en cocinar y comer.
-Acceso limitado a los alimentos. Muchas personas mayores no conducen y quizás no tengan acceso a la comida o a tipo correcto de alimentos.
-Depresión. El sufrimiento, la soledad, la mala salud, la falta de movilidad y otros factores pueden contribuir a la depresión y provocar la pérdida del apetito.
-Alcoholismo. Beber alcohol en exceso puede interferir con la digestión y la absorción de los nutrientes. Además, si el alcohol sustituye a la comida, pueden faltar nutrientes.
Detectar la desnutrición
Los signos de desnutrición en las personas mayores pueden ser difíciles de detectar, sobre todo en quienes no parecen estar en riesgo; sin embargo, descubrir este tipo de problemas en las primeras etapas puede ayudar a prevenir complicaciones.
Para detectar la desnutrición:
-Observá los hábitos alimenticios de tu ser querido. Pasá tiempo con tu ser querido mientras come en casa, no solo en ocasiones especiales. Si tu ser querido vive solo, averiguá quién compra su comida. Si está en un hospital o en un centro de cuidados prolongados, visitalo durante la hora de la comida.
-Vigilá si pierde peso. Ayudá a tu ser querido a vigilar su peso en casa. Podés también vigilar otros signos de pérdida de peso, como cambios en la forma en que le queda la ropa.
-Mantenete pendiente ante otras señales de alerta. Además de pérdida de peso, la desnutrición puede hacer que las heridas cicatricen mal, que aparezcan moretones fácilmente y que se presenten problemas dentales. Puede también provocar debilidad, la cual es posible que derive en caídas.
-Conocé los medicamentos que toma tu ser querido. Muchos medicamentos afectan el apetito, la digestión y la absorción de nutrientes.
"Por último, hay que recordar identificar y tratar pronto los problemas de la nutrición, para estimular la buena salud y la autosuficiencia, así como aumentar la longevidad", concluyó Murgueytio Jurado.
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