Según un informe elaborado por la Organización Mundial de la Salud y el Imperial College de Londres, 124 millones de jóvenes de 5 a 19 años eran considerados obesos en 2016, frente a solo 11 millones en 1975. Esto indica que la obesidad de niños y adolescentes se multiplicó por 10 en 40 años. Y para los años venideros, prevén que la tendencia irá en incremento.
La obesidad es un mal que no para de crecer en todo el mundo. Y concierne a lugares que viven realidades muy diferentes: a pesar de que parece estancarse desde hace varios años en algunos países ricos, también continúa acentuándose en los países con ingresos bajos y medios.
En este contexto preocupante, los científicos trabajan a destajo para encontrar soluciones. Un ejemplo es el de los expertos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares Carlos III (CNIC), que acaban de identificar una proteína que podría servir como potencial objetivo terapéutico para reducir la obesidad en el futuro.
El estudio, publicado en la revista Nature Communications, demostró que la proteína denominada MKK6 es clave para el control de la transformación de la grasa blanca –acumuladora de lípidos– en grasa marrón, que a su vez quema los lípidos para mantener la temperatura corporal. E indirectamente disminuye los niveles de obesidad.
En concreto, los especialistas, en colaboración con colegas del Hospital Universitario de Salamanca, analizaron muestras de grasa de pacientes obesos e identificaron la MKK6, que está presente en mayor cantidad de lo habitual. Al analizar su funcionamiento, observaron su capacidad para reducir la transformación de la grasa blanca en grasa parda, que consume los lípidos para generar calor.
La investigación consistió en una serie de experimentos en roedores. Y se centró en la grasa corporal, fundamental para mantener el equilibrio energético y regular la temperatura del cuerpo.
Sucede que el metabolismo cuenta con dos tipos de tejido graso: un tejido adiposo blanco que almacena calorías extra y el marrón o pardo, que quema energía para mantener la temperatura adecuada.
La doctora Guadalupe Sabio, experta del CNIC que lideró el trabajo, explicó que la grasa parda puede activarse por el frío y como respuesta genera calor en lugar de almacenar grasa. Las conclusiones también revelaron que la eliminación de la proteína serviría para frenar la obesidad y reducir el peso, incluso para ratones que ya son obesos.
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